¿Sobre qué temas están escribiendo los cronistas actualmente? La pregunta se puede responder leyendo la colección Crónica, editada y publicada anualmente desde el año 2016 por la Universidad Nacional Autónoma de México a través de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial.
Para el quinto volumen, Núm. 5, publicado en el año 2023, la compiladora y prologuista Magali Tercero decidió seleccionar únicamente cronistas mexicanos actuales, pues pensó «que ya era tiempo de regresar a la escritura de los mexicanos…Y es que, a diferencia de otros países latinoamericanos, México es un universo en el que se hace crónica desde la época prehispánica». Núm. 5 es, entonces, un referente obligado que reúne el panorama de la crónica mexicana alrededor del año 2020.
Magali Tercero seleccionó a 18 escritoras y escritores «capaces de narrar la emoción en los cuentos verdaderos
que suelen confeccionar»; la mayoría no superan los 45 años de edad.
Crónica del contenido
De vuelta a la pregunta sobre qué temas escriben los cronistas, en este caso, mexicanos, la responderé abordando las crónicas de la compilación que nos ocupa en un orden distinto al que aparecen en ella. Algunas crónicas hablan sobre la creación, sobre el arte, como «La sazón de Tomasita», en la que Memo Bautista nos comparte sobre la comida casera oaxaqueña de su abuela, la cual no sólo representa un patrimonio cultural, sino recuerdos familiares entrañables. Celia Gómez Ramos nos revela el arte que implica el embalsamiento de los cuerpos, pues el recuerdo del difunto embalsamado «será el que quede», le dijo «El embalsamador de Gayosso». Yo repaso los altibajos en la literatura cubana desde antes de la revolución en una «Caminata literaria por La Habana» acompañada por mi padre geógrafo.
Una buena parte de las crónicas incluidas en Núm. 5 comparten el tema de la violencia: la violencia entre ciudadanos en la calle, en el «Cruce peatonal», como nos narra Mónica Rizo. Actitudes o diferencias en el barrio donde vivimos pueden derivar en violencia, «Es cuestión de perspectiva», nos dice Tedi López Mills.
Los enfermos de VIH sufren violencia a través de la discriminación cotidiana de la que son objeto y de la sociedad que no aporta recursos ni públicos ni privados suficientes para su tratamiento, según nos hace ver Mateo Peraza Villamil desde el albergue Oasis de San Juan de Dios en Yucatán en su crónica «Los hijos del bicho».
Una de las causas de la violencia es la impunidad y Violeta A. Santiago Hernández repasa cómo ésta fue creciendo en su pueblo Agua Dulce en el estado de Veracruz, como le fue abriendo camino a la violencia al punto que ésta «Ya se veía venir».
Alfredo Núñez Lanz narra las visitas de una mujer a su novio en el Reclusorio Oriente en su crónica «Visita al West End». Lo más sorprendente no será la deficiente procuración de justicia en México, sino la violencia que nos propinamos entre los ciudadanos.
La cúspide la alcanzan las crónicas dedicadas a la violencia que ejercen el crimen organizado y las autoridades. Rosa María Robles Montijo habita en Culiacán y nos comparte su testimonio sobre el «culiacanazo» del 5 de enero de 2023, definido como enfrentamientos entre el Ejército Mexicano y el Cártel de Sinaloa a raíz de la captura del narcotraficante Ovidio Guzmán López. Lydiette Carrión narra sobre las víctimas de trata juvenil y la complicidad de las autoridades en «La chica que escapó», así como Luis Cardona en «Morir es fácil» sobre el secuestro del que fue objeto por parte de criminales en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, y que quedó impune.
Después de la creación
Pero hay algo más en las crónicas arriba mencionadas, un tema presente en todo el libro. Vicente Alfaro se apersonó en Jojutla, Morelos, el 19 de septiembre de 2017 para presenciar los daños ocasionados por el sismo de ese día y un año después a atestiguar la aleatoria reconstrucción. Lo narra en su crónica «Jojutla, zona de desastre». Erick Baena Crespo se adentra en los intentos de suicidio y en los consumados en «Historia íntima de un suicidio». Tanto Ricardo Guerra de la Peña en México como Josefina Estrada en Bogotá cuentan sobre el consumo de las drogas y las adicciones en «El santo del crack» y en «Una barraca bien bacana», respectivamente.
Jorge Pedro Uribe Llamas nos narra sobre la destrucción del medio ambiente en el lago de Texcoco y con ello, de las tradiciones de la comunidad en «Los últimos sobrevivientes del Lago de Texcoco». La rentable explotación de los recursos naturales de las comunidades alrededor del mundo no sólo está legalizada, sino que los ingresos obtenidos se protegen celosamente, como nos ejemplifica Diego Olavarría durante su viaje a Suiza en «Casi el paraíso (fiscal)». Finalmente, en «Dos crónicas», Brenda Ríos nos muestra el deficiente servicio que brinda el sistema colectivo Metro en la ciudad de México producto de su descuido y que conlleva su lenta destrucción.
Ese es, la destrucción es el tema presente en todas las crónicas incluidas en Crónica. Núm. 5. En el hinduismo, existe la sagrada trinidad masculina —trimurti—: Brahma, el creador del universo; Vishnu el que lo preserva, quien protege el orden de las cosas; y Shiva, el destructor del universo para dar paso a un nuevo ciclo. Me cuesta trabajo imaginar que un mejor ciclo surja de la destrucción que nos narran buena parte de los textos en Crónica Núm. 5.
Pero algo sí me queda claro luego de releer «Dos crónicas», sobre el Metro, y «La chica que escapó», sobre las adolescentes que libraron la trata de personas: si dejamos de imaginar que las víctimas de la delincuencia son rescatadas, si dejamos de imaginar un sistema de Metro digno y eficiente no sólo en la Ciudad de México, sino en otras ciudades del país que no cuentan con él y que lo exigen, como Puebla, Querétaro, Morelia, León, San Luis Potosí, Veracruz…, esas posibilidades no existirán en el futuro. Si dejamos de imaginar _____ (llena el espacio), _____ (llena el espacio) no existirá.
Crónica Núm. 5 está a la venta en librerías Libros UNAM, en su stand en ferias del libro y en línea, así como en AlgarabiaShoppe.
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