Swarovski es una compañía dedicada a la fabricación de bisutería fina, piezas de decoración y cristalería que adorna prendas de vestir y otros accesorios.
Su origen se remonta al siglo XVIII cuando Georg Friedrich Strass (1701-1773), un joyero francés, encontró un tipo particular de cristal en el río Rhin. A través de un tratamiento especial con talio, bismuto y sales metálicas logró reproducir algunas piedras preciosas,1 al grado que, en 1734, recibió el título de «Joyero del Rey» en la corte francesa.
Fue hasta 1891 en Bohemia, cuando Daniel Swartz, hijo de un artesano vidriero, se profesionalizó en el tratado del vidrio y la producción de strass —diamante de imitación—, e inventó una máquina cortadora de cristal que perfeccionó el proceso manual, los cortes y el brillo del cristal. Ese mismo año obtuvo la patente de su invención.
En 1895 fue fundada la empresa A. Kosman, Daniel Swarts & Co. que más tarde se convirtió en Swarovski. Su objetivo, similar al de Strass, fue crear «un diamante accesible para todos».
A partir de la década de los cincuenta, la marca ganó popularidad por sus colaboraciones con firmas de alta costura como Chanel y Balenciaga; también por su presencia en películas como Los caballeros las prefieren rubias —Gentlemen Prefer Blondes— (1953) o Desayuno con diamantes —Breakfast at Tiffany’s— (1961).
Actualmente Swarovski ha establecido 2 350 boutiques alrededor del mundo. El costo de las piezas ronda entre los 645 y los 9 990 pesos mexicanos.
1 A este tipo de gemas o diamantes de fantasía se les denominó rhinestones o strass en honor al lugar en donde fueron halladas y a su creador, respectivamente.