Con elementos de serpientes por todo el cuerpo, fue considerada la diosa la diosa madre, la regente de la tierra y las mujeres fértiles, Coatlicue o «La de la falda de serpiente», es una deidad fascinante e importante en el «panteón» mexica que dentro de la cosmovisión nahua, encarna uno de los mitos más maravillosos de la vida.
Simbolizaba la antigüedad del culto a la tierra y es una de las figuras más temibles —quizá por su apariencia de reptil—, ella estaba asociada con la guerra, los partos, la agricultura y tenía relación con el dios Ometeotl.
Coatlicue: la madre de todos los Dioses
Su cuello estaba ataviado con un un collar de corazones humanos y vestía una falda de serpientes entrelazadas, su nombre es el aglutinamiento de las palabras: «coatl» —serpiente— «i» —su— «cauietl» —falda— y significa «La de la falda de serpientes». Tenía afiladas y enormes garras en sus manos y pies, grandes colmillos para poderse alimentar de los cadáveres de los hombres y un cráneo calvo oculto en su pecho que se confundía con la cabeza de una serpiente, sus pechos colgantes, se representan como exhaustos porque ha amamantado a los dioses, todos ellos son sus hijos.
De la cabeza cortada salen dos cabezas de serpientes mirándose una a una de perfil, pero que al juntarlas forman un rostro, detrás tiene un adorno de tiras de cuero rojo, rematadas por caracoles, atributo considerado de los dioses de la Tierra… una verdadera pieza de arte prehispánico.
La diosa era venerada en el ritual de la primavera Tzozontli, cuando había lluvias y en el festival de la caza de Quecholli, en donde se sacrificaba un imitador de ella, le encantaban los sacrificios humanos, coleccionaba en su collar los corazones de los desafortunados.
El mito que narra su origen
En la mitología azteca, Coatlicue tiene una importancia especial ya que es la madre de los dioses del sol, luna y estrellas, pero antes de su grandiosa transformación era en realidad una sacerdotisa, cuyo trabajo consistía en cuidar y mantener en buen estado la cima del cerro sagrado de Coatepec – Montaña de la serpiente.
Un día mientras barría, una bola de pumas descendió de los cielos, ella la tomó y la guardo en su cinturón, milagrosamente esto la dejó embarazada, el hijo que estaba dentro de ella era el poderoso dios mexica de la guerra Huitzilopochtli, sin embargo, su hija Coyolxauhqui —Quien representa a la luna– y sus hijos los Centzon Huitznahua —Las estrellas del cielo del sur—, se indignaron ante este deplorable suceso y tomaron el monte de Coatepec con la intención de matar a su madre.
Dicho complot, se salió de control cuando uno de los Huiztnahua decidió avisarle al no nacido Huitzilopochtli de lo que iba a ocurrir. En defensa de su ella, el dios salió de su vientre, hecho un guerrero invencible y masacró a sus rebeldes hermanos , cortó a Coyolxauhqui en varios trozos grandes y arrojó su cuerpo desmembrado al pie del cerro que habitaban.
Este mito es considerado como la representación de la llegada del amanecer, derrotando a la noche y las estrellas, es tan importante que quedó representado en el centro ceremonial de Tenochtitlán, el Templo Mayor y marca el nacimiento de una era muy importante para todos los mexicanos.