La cerveza o las cheves pueden usarse como estabilizador emocional, o no —depende de la cantidad ingerida o el grado de malacopez que embargue al incauto que se pierde entre sus burbujas—; puede ser buena cómplice para escuchar canciones de Juanga o sólo ese masajito intelectual para relajarnos después de una larga jornada laboral.
En México podemos llamarla de distintas maneras según nuestro grado de cercanía, puede ser la «Sra. Cerveza» en su denominación solemne o simplemente «Chela pa’ los cuates». Nunca está de más conocer las diversas formas en que nos podemos referir a ella —por si ocupa.
chela
Manera coloquial de llamar a la cerveza. Existe la hipótesis de que proviene del maya ch’eel que significa «rubio, de tez blanca y pelo claro o amarillo», por lo que chela y chelo comenzaron a designar a personas con esas características. De este delicioso sustantivo derivaron el verbo chelear y el adjetivo chelero, -a, que califica a quien es aficionado a esa bebida —¿o a las rubias?
Vámonos al centro por unas chelas.
michelada
Apócope de «mi chela helada», es un sustantivo que designa la mezcla de cerveza con limón, sal, hielo, y otros condimentos. Una de las versiones de su origen dice que en un club deportivo de San Luis Potosí, un socio de nombre Michel acostumbraba pedir una especie de limonada con cerveza —limón, hielo y sal—, así que derivó en «Michelada».
Hay que comprar limones porque Roco siempre prepara micheladas.
caguama
Botella de cerveza de 1 litro. Su tamaño alude a la tortuga que desova en las costas del Pacífico mexicano. ¡Un litro de frescura! La competencia bautizó a la suya como ballena.
¡Con razón te empedaste, te echaste cuatro caguamas tú solito!