A medida que se tiene acceso a técnicas más poderosas y sofisticadas para explorar nuestro cerebro, se ha evidenciado la existencia de importantes diferencias entre mujeres y hombres. En este artículo se señalan solo unas cuantas.
Ladies first…
Comencemos por pasar lista a algunas características encefálicas femeninas. Se ha encontrado que algunas regiones de la corteza cerebral del lóbulo frontal son más voluminosas en las mujeres que en los hombres. Esta zona está asociada con funciones cognitivas superiores. También la corteza límbica es más densa en las féminas, involucrando la calidad e intensidad de las respuestas emocionales.
Por otro lado, la cantidad de neuronas en ciertas partes del córtex del lóbulo temporal —misma que se asocia con el procesamiento y comprensión del lenguaje—, también es más alta en las mujeres. Esto puede estar vinculado con el mejor desempeño femenino en tareas asociadas con la fluidez y producción verbal.
La amígdala no angina
La amígdala cerebral de las mujeres, cuyo papel es almacenar y procesar las emociones, es más reducida que la de los varones. Por esta razón, ellas no responden tan bien como ellos a los sucesos tensionantes repentinos; sin embargo, sí son capaces de tolerar mejor el estrés prolongado o crónico.
Investigaciones recientes revelan que experimentar estrés provoca la liberación de una neurotoxina que puede causar la muerte de las neuronas del hipocampo, pero estas células para el sexo femenino parecen estar protegidas, y tal vez allí resida esta diferencia.
Cam-campo
El hipocampo, una estructura involucrada en el almacenamiento de información, es más grande en las mujeres. Esto puede explicar por qué las féminas recuerdan mejor los rostros, palabras, acontecimientos y detalles. Y dado que el hipocampo también interviene en el mapeo de los contextos espaciales, se encuentra que las mujeres se guían más por «marcas» en los lugares —como señales, letreros, colores y características de arquitectura— que, por ejemplo, en los nombres de las calles.
La relativa dificultad femenina para utilizar la información espacial puede ser superada cuando a las mujeres se les provee de entrenamiento especial para ello. Por ejemplo, se ha encontrado que mediante el trabajo intensivo con determinados videojuegos, las mujeres pueden igualar el desempeño masculino en pruebas visuales-espaciales.
En relación con el hipocampo, también se ha hallado que sí existen diferencias en la manera en cómo uno y otro sexo aprende: cuando se presentan ambientes con profusión de estímulos y presencia de condiscípulos, los sujetos femeninos son capaces de desarrollar mayor número de conexiones neuronales, lo cual les brinda mayor oportunidad para conservar el aprendizaje.
Recuérdame
En lo que se refiere a los recuerdos emocionales, se ha encontrado que, en las mujeres, se activa mayormente la parte izquierda de la amígdala cerebral, y por eso ellas son capaces de traer a la memoria detalles más finos de las situaciones emotivas. Además, se sabe que en general las mujeres tienen mayor porcentaje de materia gris, que son las zonas del sistema nervioso central donde se compacta un alto número de neuronas, con un rico flujo sanguíneo.
El cuerpo calloso, un haz de fibras que permite conectar al hemisferio derecho con el izquierdo, presenta mayor grosor en las mujeres, lo que hace posible que éstas puedan hacerse cargo de varias tareas simultáneamente. Por otra parte, las mujeres presentan menos asimetría en el funcionamiento de los hemisferios, y es por ello que cuando ocurre un daño en alguno de ellos, es más probable que los efectos sean menos severos que en los varones.
Un hecho que aún requiere de investigación más extensa es que, a pesar de que hombres y mujeres obtengan el mismo desempeño en ciertas tareas, no siempre utilizan de manera exacta las mismas áreas cerebrales. Los varones, por ejemplo, involucran la corteza visual en mayor número de actividades, y también se ha encontrado que en los hombres algunas tareas están asimétricamente organizadas en los hemisferios, por ejemplo, en las habilidades lingüísticas y las espaciales.
Boys will be boys
En lo que respecta a las características encefálicas masculinas, puede aludirse a algunas que revisten una innegable relevancia: ciertas partes de la corteza cerebral parietal son de mayor volumen en los varones; esto explica por qué son capaces de desempeñarse mucho mejor en la percepción espacial —por ejemplo, cuando se trata de rotar mentalmente una figura tridimensional y en las pruebas con laberintos.
También cuentan con un mejor sentido de la dirección y una mejor ubicación en el espacio. ¡Pero todavía falta averiguar por qué muchos hombres tienen más problemas en aceptar que se han perdido, y por qué son más reacios que las mujeres a pedir información sobre cómo llegar a determinado lugar!
Ave maría
Este mayor volumen en la corteza parietal —relacionada con aspectos motrices—, también posibilita que los hombres tengan una mejor puntería. Sin embargo, las mujeres se desempeñan mejor en tareas de motricidad y coordinación fina, que involucran precisión de movimientos.
La amígdala cerebral —involucrada en las respuestas de activación emocional que van encadenadas con el aumento en la frecuencia cardiaca y la descarga de adrenalina—, también tiene mayor tamaño en los sujetos de sexo masculino. Esto se refleja en que, al presentarse algún evento tensionante, los varones reaccionan ante él de mejor manera.
«El amígdalo»
En experimentos con ratas, se ha encontrado que las neuronas de las amígdalas de los machos —mayores en volumen que las de las hembras— tienen más elevado número de conexiones. Todavía no se ha comprobado si esto sucede también en los seres humanos. Sin embargo, esto ha arrojado datos que pueden ayudar a explicar por qué las mujeres son más proclives que los varones a desarrollar desórdenes de ansiedad.
En cuanto a los recuerdos de las emociones, en los varones se activa mayormente la parte derecha de la amígdala, y esto repercute en que no guarden un buen registro de los detalles, sino sólo de aquella situación general o panorámica que involucró aspectos emotivos.
El hipocampo de los varones es más pequeño que el de las mujeres, y esto se relaciona con la forma de aprender. Parece ser que los varones se desempeñan mejor en ambientes que involucren la oportunidad de competir, o que presenten algún grado de estrés.
Jugos cerebrales
En lo relativo a la química cerebral, los varones producen, en promedio 50% más serotonina que las mujeres. La serotonina es un neurotransmisor asociado con las respuestas emocionales. Esto puede estar relacionado con que hay un menor número de hombres que padecen depresión.
El cerebro de los hombres también parece tener condiciones que los hacen menos vulnerables a los efectos de las drogas. Esto se debe a que el estrógeno hace que la liberación de dopamina sea mayor en el cerebro femenino. Con ello, las mujeres son más susceptibles a experimentar efectos nocivos por el uso de drogas, y también pueden desarrollar dependencia en un lapso más corto.
¿Por qué tan serio?
Igualmente, se ha sugerido que la esquizofrenia está involucrada con la anatomía cerebral. Algunas investigaciones se han centrado en calcular la relación entre la corteza orbitofrontal —implicada en la regulación de las emociones—, y las dimensiones de la amígdala. Se ha encontrado que en los hombres la distancia entre una y otra zona es más larga cuando hay presencia de esquizofrenia; mientras que en el caso de las mujeres ocurre lo contrario.
En general, los hombres tienen mayor materia blanca que las mujeres. La materia blanca está compuesta por fibras nerviosas que cuentan con un aislamiento lipoproteínico —la mielina—, y que cumple una función de transmisión. También se ha encontrado que los hombres tienen mayor porcentaje de materia gris en su hemisferio izquierdo, mientras que las mujeres no registran asimetrías importantes.
En conclusión…
Las evidencias con las cuales se cuenta hasta el momento no permiten sostener la creencia de que las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres sean responsables de una «mayor inteligencia» de unos u otras. Puede decirse que cada individuo manifiesta diferentes fortalezas intelectuales que tienen relación no sólo con sus características biológicas, sino con sus contextos familiares, sociales, culturales e históricos, así como con su nivel de interés, automotivación y autorregulación. Y por el bien de todas las sociedades, no es recomendable seguir reproduciendo clichés sexistas.
No cabe duda de que aún restarán decenios para erradicar esta perniciosa creencia y las prácticas basadas en ella. Pero si no empezamos hoy a debilitarlas con nuestras propias acciones, será aún más difícil que algún día las podamos archivar en la historia de aquello que no es digno de ser repetido. Así que a pesar de, o gracias a, estas diferencias cerebrales: Vive la différence!