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Celia Cruz: la reina de la salsa

Es una de las contadas artistas latinoamericanas que tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Celia Cruz

«¡Azúcar!» es la frase que distingue a esta mujer. Una firma vocal que describe a la perfección el gozo, la alegría y la extravagancia con la que hizo de su vida un carnaval. El impacto de su influencia musical es tan grande, que ha sido una de las personalidades de Cuba —establecidas en Miami— más reconocidas y aclamadas del mundo. Por algo recibió el apelativo de «La reina de la salsa».

La Guarachera de Oriente

Úrsula Celia de la Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad nació en La Habana en 1925. Estudió para ser profesora por deseos de su padre, pero nunca ejerció. Desde muy joven se interesó por el canto y, a escondidas de su familia, fue como probó suerte en varios cabarets y grupos de música tropical. Formó parte de un grupo llamado Mulatas de Fuego —con el que vino por primera vez a México en la década de 1940.

Hacia los años 50 se integró a La Sonora Matancera, en la que fue la cantante principal durante más de 15 años. En 1960 salió de Cuba para jamás volver. Cuando triunfó a Revolución Cubana, Fidel Castro impidió el regreso de varios «ciudadanos incómodos», entre ellos, Celia.

A partir de entonces, México fue el punto medular de su carrera artística. En 1962 contrajo matrimonio con Pedro Knight —extrompetista de la Matancera—, quien se volvió su representante y director de las orquestas con las que ella comenzó a grabar y a hacer giras por todo el mundo. Luego viajó a los EE.UU. —donde estableció su residencia— y, junto al percusionista Tito Puente, grabó ocho álbumes, los cuales uno tras otro se volvieron un éxito.

De Cuba para el mundo

En 1973 dio un concierto en el legendario Carnegie Hall de Nueva York y, un año después, en el Yanquee Stadium con los Fania All-Stars, un grupo de célebres cantantes latinos. Estos eventos consolidaron a la salsa en el gusto de los estadounidenses.

En 1974 grabó junto a Johnny Pacheco el disco que se considera el primer gran hito de la salsa: Celia & Johnny. Fue así como Celia se empezó a convertir en un ícono de la música tropical, sin que en su país natal supieran de ella debido al veto que existía a sus canciones.

Junto a Tito Puente, Willie Colón y Ray Baretto —entre otros artistas latinoamericanos—, Celia logró posicionar a la salsa como uno de los géneros musicales más populares del mundo, en una época en la que lo cubano era rechazado o visto con sospecha.

Es más bello vivir cantando

Sus grabaciones sobrepasan los 80 discos por los que ganó siete premios Grammy, entre muchos otros reconocimientos. Es una de las contadas artistas latinoamericanas que tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Falleció en Nueva Jersey, luego de que le extirparan un tumor cerebral, en 2003.

Sobre ella dijo el célebre biógrafo musical Jaime Almeida: «Si algo la caracterizó fue su extraordinaria voz de alto registro y vocalización exacta, sólo comparable en potencia con las trompetas de La Sonora Matancera. Y por su inmensa colección de pelucas y trajes coloridos con los que daba vida al escenario».

Además de la salsa, también incursionó en el bolero, la rumba, el son y, en sus últimas grabaciones, en el rap y el hip hop.

Por último: su voz tenía el don de cambiar el ánimo del más flemático y sus canciones de hacer bailar al más acartonado. Y si lo duda, lo invitamos a oír esa melodía que dice: «Se oye el rumor de un pregonar / Que dice así: / El yerberito llegooó, lleeeegoooó».

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