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El osito Teddy

Todos, alguna vez al menos, nos hemos topado o hemos tenido un osito Teddy, en especial en fechas como 'San Valentín'.
El osito Teddy

Es muy común que los niños tengan uno para dormir, que osos blancos con rojo sean los regalos que el enamorado dé a su novia en el día de San Valentín, y que las niñas tengan varios de ellos y hasta los coleccionen. En México los llamamos osos de peluche o de felpa, pero en la tradición anglosajona se les conoce como ositos Teddy – Teddy Bears.

No es difícil imaginarse a alguien haciendo un muñeco de trapo redondeado —de forma bien humana o animal—para entretenimiento de los menores o con propósitos ornamentales; pero ¿a quién se le ocurrió llamar Teddy aun oso relleno de algodón o pantimedias viejas?

Hace ya 102 años que se les llama así y la historia es la siguiente.

En 1901, el presidente Theodore Roosevelt —1858-1919—, que era aficionado a la cacería, cazaba junto con su séquito en el estado de Mississippi, cuando uno de sus subordinados atrapó un pequeño oso negro y lo ató a un árbol. Cuando le mostraron al osezno atado y exhausto, el presidente se negó a dispararle, diciendo que matar al animalito en esas condiciones sería un acto «antideportista y poco viril».

Al día siguiente, 16 de noviembre, el caricaturista del Washington Post, Clifford Barryman inmortalizó la escena en su caricatura «Trazando una línea en Mississippi», que salió en primera plana. Mientras tanto, en Brooklyn, Nueva York, el tendero Morris Mitchom colocó dos osos de felpa—que había confeccionado su esposa Rose— con los ojos de botones, en el aparador de su tienda. Pronto, los osos se volvieron tan populares que el señor Mitchom pidió permiso al presidente para usar su nombre en el nuevo producto. Roosevelt no se pudo negar y desde ese momento, este juguete pasó a llamarse cariñosamente como uno de los presidentes más populares de la historia. El señor Mitchom formó entonces la Ideal Novelty and Toy Corporation, que pronto llenó el mercado con sus osos. Después, otros países han ido adoptando los osos Teddy que hoy ya pueden considerarse juguetes universales.

Así, un signo de caballerosidad, de ecología y —tal vez—de propaganda, dio origen al nombre del juguete que solía ser nuestro guardián cuando niños.

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