te recomendamos leer – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Mon, 13 Jan 2025 17:17:03 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png te recomendamos leer – Algarabía https://algarabia.com 32 32 Mito: Napoleón Bonaparte era chaparro https://algarabia.com/mito-napoleon-bonaparte-era-chaparro/ https://algarabia.com/mito-napoleon-bonaparte-era-chaparro/#respond Mon, 13 Jan 2025 17:16:49 +0000 https://algarabia.com/?p=13961 A Napoleón Bonaparte en la mayoría de las representaciones —pintura, cine y televisión—,  se le ha retratado como un hombre de muy baja estatura.
Luego de su fallida campaña en Egipto, Napoleón regresó a Francia y, gracias a sus «aportes culturales», de inmediato se convirtió en un héroe del Viejo Mundo, al grado de que varios artistas le dedicaron obras —como la Sinfonía #3, de Beethoven—; pero cuando Napoleón se coronó «emperador de Europa» y sus planes de dominio atentaron contra varias naciones, la admiración que sentían por él se convirtió en desprecio. Los primeros que denostaron su imagen fueron los pintores: de presentarlo gallardo y seguro de sí mismo, comenzaron a caricaturizarlo con la cabeza más prominente, el vientre abultado, fofo, casi calvo y, por qué no, con baja estatura.
La fecha de los cuadros no corresponde al momento histórico, algunos se elaboraron incluso después de muerto.

  1. Dibujo a lápiz, 1788.
  2. Antoine Jean Gros, Bonaparte en el puente de Arcole, 1796.
  3. Napoleón, 1799.
  4. Jaques-Louis David, Napoleón cruzando los Alpes, 1800.
  5. Antoine-Jean Gros. Napoleón como Primer Cónsul. C. 1803.
  6. Retrato de Napoleón, 1805.
  7. Jean-Auguste-Dominique Ingres, Napoleón en su trono imperial, 1806.
  8. Jacques-Louis David. El Emperador Napoleón en su estudio de las Tullerías, 1812
  9. Napoleón en Wagram, 1813.
  10. Paul Delaroche, Napoleón Bonaparte Abdica en Fontainebleau, 1814
  11. Napoleón en Santa Helena, 1921.

Esta denigración de su imagen se «confirmó» cuando, en su autopsia, se documentó que el extinto «emperador» medía 5 pies y 2 pulgadas francesas, que equivalían a 1.68 metros —4 centímetros más alto que el duque de Wellington—; sin embargo, en Inglaterra estos datos se interpretaron bajo el sistema de medida inglés: alrededor de 1.57 metros. La propaganda británica hizo el resto.

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Yo, Asimov; tú, Asimov; nosotros, Asimov; ¡todos, Asimov! https://algarabia.com/yo-asimov-tu-asimov-nosotros-asimov-todos-asimov/ https://algarabia.com/yo-asimov-tu-asimov-nosotros-asimov-todos-asimov/#respond Wed, 08 Jan 2025 00:19:39 +0000 https://algarabia.com/?p=36631 Yo, Asimov; tú, Asimov; nosotros, Asimov; ¡todos, Asimov! Read More »

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Isaac Asimov fue un gran escritor y divulgador de la ciencia, la historia y la literatura. Sus escritos sobre ciencia ficción son un referente obligado.1

Ésta es la oportunidad perfecta para rendirle tributo a un colaborador excepcional que nos ha acompañado en buena parte del camino. Estamos hablando del hombre dotado con una de las mentes más brillantes del siglo XX, que dedicó gran parte de sus esfuerzos a iluminarnos con ella, especialmente en los ámbitos de la ciencia, la historia y la literatura. Nos referimos a uno de los más grandes escritores de ciencia ficción, quien, incluso, revolucionó este género escribiendo y convirtiendo a los robots —¡qué paradójico!— en personajes más humanos. Un tipo, en fin, sencillo, cálido y con un sentido del humor agudísimo —prueba de ello es el epígrafe que da pie a estas líneas—. Damas y caballeros, niños y niñas, algarabiadictas y algarabiadictos, con ustedes nada más y nada menos que: [imagine aquí el sonido de unas fanfarrias] Isaac Asimov.

Un asteroide descubierto en 1981 fue nombrado su honor: el 5020 Asimov

A primera vista, Isaac Asimov podría parecer un nerd en toda la corta extensión de la palabra: nunca aprendió a nadar ni a andar en bicicleta; detestaba viajar grandes distancias y padecía fobia a volar —lo cual hizo solamente dos veces en su vida—; sufría de agorafobia —miedo a los espacios públicos— y, por si fuera poco, era un acérrimo claustrofílico, pues adoraba los espacios cerrados —de niño soñaba con ser el dueño de un pequeño puesto de periódicos en una estación del metro neoyorquino—. Como puedes ver, no hablamos de un hombre de acción, sino de ideas y, sobre todo, de libros. Sin embargo, eso no hace de Asimov un tipo aburrido y pedante, sino un personaje colmado de luz.

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Él, Asimov

Si un astrólogo se diera a la tarea de trazar la carta astral de Isaac Asimov, encontraría que la empresa es imposible, pues nadie sabe a ciencia cierta cuándo nació; lo único que sabemos es que fue en algún momento entre el 4 de octubre de 1919 y el 2 de enero de 1920. Esta natal incertidumbre se debió a las diferencias entre los calendarios gregoriano y hebreo, y, acaso, fue la semilla que luego germinó en el exacerbado racionalismo que lo caracterizó hasta el final de sus días.

No obstante, tal parece que a Asimov le gustaba más la idea de haber nacido en un año «cerrado», ya que festejaba su cumpleaños el 2 de enero, como si estuviese seguro de que había nacido en 1920.
Cuando tenía tres años de edad, el pequeño Isaac y su familia se mudaron a ee.uu. y se establecieron en Brooklyn, Nueva York. Por esta razón, Asimov nunca aprendió a hablar ruso —sus padres siempre le hablaban en inglés o yiddish, un idioma hablado por las comunidades judías del centro de Europa, es una mezcla entre alemán, hebrero y arameo.
A los once años ya escribía sus propias historias de ciencia ficción, género que había conocido leyendo revistas especializadas. Esta afición la cultivaría más tarde escribiendo una ingente cantidad de cuentos y novelas que influirían para siempre sobre el género.

Asimov estudió en la Universidad de Columbia, de la cual se graduó como bioquímico en 1939. Durante la ii Guerra Mundial se desempeñó como investigador químico en los astilleros de la marina estadounidense en Filadelfia. Cuando la guerra terminó, lo trasladaron al ejército, donde al cabo de nueve meses causó baja con honores. De hecho, corrió con fortuna, porque, de no haber ocurrido así, es muy probable que hubiera tenido que participar en las pruebas de la bomba atómica en el atolón de Bikini, en 1946. Dos años después se doctoró como químico en su alma mater.


Contrario a lo que pudiera pensarse, Asimov era muy sociable y un fluido orador. En los cruceros en los que solía viajar —al parecer los únicos viajes de los cuales disfrutaba— impartía pláticas sobre temas científicos, y ello lo convertía en una más de las atracciones del barco. Cuando participaba en convenciones de ciencia ficción, su trato siempre era amable, a pesar de que tenía que responder las incontables preguntas de las personas que le profesaban admiración o buscaban en él algún conocimiento. De esta misma paciencia hizo acopio también por escrito, pues le llovían tarjetas postales y cartas, las cuales también se daba tiempo de responder.
La sencillez fue una de sus características más prominentes. Por ejemplo, aunque llegó a ser miembro e, incluso, vicepresidente honorario de Mensa2 Mensa es una asociación internacional para personas con un IQ —coeficiente intelectual— muy alto. Para pertenecer a ella es necesario obtener resultados superiores a los que obtiene 98% de la población en una prueba de IQ estandarizada. nunca terminó de sentirse cómodo con el ambiente de la organización. Describía a sus miembros como «orgullosos de su cerebro y agresivos por el hecho de tener un IQ alto». En cambio, disfrutaba mucho más ser miembro de la American Humanist Association —Asociación Humanista Americana.

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Sus ideas y escritos

Nuestro colaborador estrella era un hombre de ideas fijas, lentes gruesos y patillas pobladas. Aunque no le molestaban las convicciones religiosas de los demás, él era ateo, en parte porque sus padres nunca lo obligaron a observar las estrictas tradiciones judías ortodoxas que ellos sí practicaban.


El pequeño Asimov, de hecho, creció pensando que la Biblia era el registro de la mitología hebrea, del mismo modo que la Ilíada es el registro de la mitología griega. A pesar de su escepticismo, se dio tiempo de comentar cada uno de los capítulos de las Sagradas Escrituras. En 1967 publicó su comentario al Antiguo Testamento y dos años más tarde hizo lo propio con el Nuevo Testamento. En 1981, finalmente, compiló los dos volúmenes en un mamotreto de 1,300 páginas.


Los trabajos de Asimov han sido publicados en nueve de las diez categorías mayores del Sistema de Clasificación Decimal de Dewey, siendo la categoría destinada a la filosofía y a la psicología la única excepción.


En efecto, Asimov fue uno de los escritores más prolíficos de todos los tiempos y sus obras completas podrían llenar una biblioteca entera. A la fecha no se sabe con exactitud el número de libros que escribió, pero la cifra, cualquiera que sea, es muy cercana a los 515.
Él mismo decía que pensaba a un ritmo de 90 palabras por minuto. Era como si el hombre tuviese que escribir tanto y tan rápido como pudiera. A pesar de esa peculiar manera de escribir, que parece propia de un robot, en realidad su motivación era una necesidad espiritual muy profunda: «Escribo por la misma razón por la que respiro: si no lo hiciera, moriría». Asimov quizá escribía de este modo para aliviar su alma de las umbras que la afligían.


1 Yo, Asimov —I, Asimov: A Memoir, originalmente— es el nombre de las cuatro autobiografías de Isaac Asimov.



Si quieres conocer más sobre el gran escritor y divulgador de la ciencia Isaac Asimov, consulta Algarabía 50.

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El objeto de mi afecto: la coctelera https://algarabia.com/la-coctelera/ https://algarabia.com/la-coctelera/#comments Thu, 02 Jan 2025 05:06:52 +0000 https://algarabia.com/?p=56637 El origen de la coctelera o shaker se remonta al año 7000 a. C. en el México prehispánico y América del sur, donde se usaban recipientes para mezclar ingredientes, preparar brebajes o lograr que el chocolate levantara espuma.

  • Antes de la coctelera, los líquidos se revolvían en tazas, pero en 1800 llegó el primer «prototipo» de este objeto al usar dos grandes vasos de estaño pegados por la boca para formar un sello hermético y así no derramar líquidos. Esta invención, popular entre los taberneros, fue patentada hasta 1872 por William Harnett.

  • En la década de 1850 comenzaron a usarse cocteleras de metal. La denominada «coctelera de París», una variación elegante en forma de urna que incluía un colador, se volvió popular en Europa.
Foto: Pexels

  • Para 1920 los shakers ya eran de acero inoxidable, además, en esa época se diseñaron con motivos decorativos —en forma de pingüinos, zepelines o faros— debido a la prohibición de alcohol en los EE.UU., tiempo en el que se crearon más de 7 000 recetas de cocteles.

  • Las piezas fabricadas en los años 30 aún se consideran artículos de colección, y se exhiben en el MoMA de Nueva York. La coctelera de plata con la que el presidente Roosevelt preparó el primer martini en la Casa Blanca para celebrar el fin de la prohibición, se encuentra en la Biblioteca y Museo Presidencial Franklin D. Roosevelt.

  • Ahora existen seis tipos de cocteleras, pero los modelos más populares son el Boston Shaker, empleado por bármanes profesionales y el de tres piezas, recomendado para uso doméstico por ser más sencillo de usar. Su precio oscila entre 400 y 1 500 pesos.

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¿ EE. UU. y la URSS usaban un teléfono rojo? https://algarabia.com/telefono-rojo/ https://algarabia.com/telefono-rojo/#respond Thu, 02 Jan 2025 05:04:05 +0000 https://algarabia.com/?p=48742 En octubre de 1962, durante la Guerra Fría y en plena crisis de los misiles cubanos que llevó a los EE. UU. y a la URSS al borde de un conflicto nuclear, el presidente John F. Kennedy y el primer ministro soviético Nikita Khrushchev, decidieron resolver el grave problema de comunicación con una línea telefónica directa entre la Casa Blanca y el Kremlin: el «teléfono rojo».

Tal cosa jamás existió. El mito se desarrolló en el cine hollywoodense con películas como Dr. Strangelove (1964), de Stanley Kubrick, y Fail Safe (1964), de Sidney Lumet. Sin embargo, la historia tiene un origen verídico: el 20 de junio de 1963 se inauguró una línea de teletipo —un dispositivo telegráfico— entre ambas potencias para terminar con los problemas de comunicación directa e inmediata.

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El proceso de comunicación se iniciaba en forma escrita, se transmitía mediante un dispositivo y al otro lado se traducía. La línea cruzaba Washington, Londres, Copenhague, Estocolmo, Helsinki y Moscú —por medio de un cable trasatlántico submarino—, apoyada por un enlace de radio entre los EE. UU. y la Unión Soviética. Todos los mensajes enviados iban cifrados.

En 1971 se actualizó el medio de comunicación a vía satélite; 14 años después se implementaron los sistemas de fax y en la actualidad se usa fibra óptica.

El Pentágono nunca ha confirmado cuántas veces ha sido empleada este medio, pero su propósito se mantuvo durante décadas con el objeto de reducirlos riesgos de conflicto, al evitar errores de interpretación entre los mandatarios de ambas naciones.


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Inventos inspirados por la ciencia ficción https://algarabia.com/inventos-inspirados-por-la-ciencia-ficcion/ https://algarabia.com/inventos-inspirados-por-la-ciencia-ficcion/#respond Thu, 02 Jan 2025 05:00:40 +0000 https://algarabia.com/?p=55577 Inventos inspirados por la ciencia ficción Read More »

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Muchos de los autores de ciencia ficción no han sido meros visionarios, sino que han basado sus creaciones en los avances de la ciencia de su tiempo. Pero a veces, los objetos y tecnologías que describieron, y que en su momento eran disparatadas, inspiraron, en un sentido o en otro, a los científicos e inventores que han configurado nuestro mundo actual. Veamos diez de los casos más relevantes.

10. Las células madre

Cuenta Jay Lefkowitz que al leerle pasajes de Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, al expresidente de los EE. UU. George W. Bush, en los que se describen criaderos humanos, éste se asustó y decidió no apoyar la investigación de las células madre, que tienen aplicaciones en la regeneración de tejido, el tratamiento de afecciones cardiacas, la diabetes, el cáncer o la enfermedad de Parkinson.

9. La realidad virtual

El primer modelo ficticio de lo que hoy conocemos como «realidad virtual» lo describió Stanley G. Weinbaum en su cuento «Pygmalion’s Spectacles» (1935), en el que un científico inventa unos lentes que permiten ver, oír, tocar y oler una película, estar en ella y conversar con sus protagonistas. Otras descripciones que inspiraron a los desarrolladores de tecnología, son la de William Gibson en Neuromante (1984) y la de Snow Crash (1992), de Neal Stephenson, donde además se acuñó el término avatar para referirse a la representación virtual de una persona.

8. El helicóptero

El inventor ruso Igor Sikorsky, pionero en el desarrollo de los helicópteros funcionales, se inspiró en un relato de Julio Verne que leyó cuando era niño —«Robur el Conquistador» (1886)—, en el que se describe una enorme nave aérea, el Albatros, capaz de girar lateral y horizontalmente, así como de darle la vuelta al mundo en tres semanas. Sikorsky dijo:

«Cualquier cosa que un hombre pueda imaginar, otro hombre puede volverla realidad».

7. El submarino

En Veinte mil leguas de viaje submarino (1879), Julio Verne narra las aventuras bajo del mar del Capitán Nemo a bordo del Nautilus. Más tarde, en 1894, el inventor estadounidense Simon Lake trabajó en innovaciones como tanques de agua, compartimentos para buzos y el periscopio, hasta que su empresa construyó en 1898 el primer submarino que logró operar exitosamente en mar abierto: el Argonaut.

6. El cohete espacial

Cuando era adolescente, el científico estadounidense Robert H. Goddard leyó La guerra de los mundos (1898), de H. G. Wells. A partir de esta lectura, Goddard decidió dedicar su vida al desarrollo de los viajes espaciales: su primer cohete fue lanzado con éxito en 1926, y sus investigaciones culminaron en la creación del programa Apolo, y por ende, en la llegada del hombre a la Luna.

5. El satélite geosíncrono

Arthur C. Clarke —famoso por novelas como 2001: odisea del espacio (1968)— publicó en 1945 un artículo en donde proponía la creación de un satélite que permaneciera inmóvil en el aire, girando en la misma dirección que la Tierra y completando su órbita en la misma dirección. El artículo no fue considerado serio, pero cerca de 20 años después se desarrolló el primer satélite geosíncrono comercial.

4. La bomba atómica

En su novela The World Set Free (1914), H. G. Wells describe el surgimiento de la energía atómica, anuncia su pleno funcionamiento para el año 1933 y narra una devastadora guerra mundial que sería seguida por un gobierno global pacifista. El físico húngaro Leó Szilárd leyó el libro en 1932, y éste le ayudó a resolver el problema de cómo crear una reacción nuclear en cadena, que de forma coincidente, consiguió en 1933.

3. El virus computacional

En 1975, el escritor británico John Brunner escribió la novela The Shockwave Rider, donde se describe un programa que se autoduplicaba hasta extenderse con facilidad a lo largo de una red. En 1982, John F. Shoch y John A. Hupp, dos investigadores de Xerox crearon el primer worm computacional —o gusano informático—, y hasta el día de hoy muchos hackers citan el libro de Brunner como una obra influyente en sus creaciones.

2. Internet

Tim Berners-Lee, citado como el responsable de la creación de Internet, tuvo su inspiración en el cuento «Dial F For Frankenstein» (1964), de Arthur C. Clarke, en el que las computadoras están conectadas entre sí y comienzan a pensar de forma autónoma. Otros citan como inspiración a Neuromante (1984), de William Gibson, donde se describe con asombroso detalle el funcionamiento actual de Internet.

1. El teléfono celular

Martin Cooper, el inventor del teléfono celular, declaró que su inspiración provino de la serie televisiva Star Trek —Viaje a las estrellas—. Desde su primer capítulo, de 1964, Mr. Spock —Leonard Nimoy— se comunica con el resto de la tripulación usando un dispositivo de comunicación móvil —communicator— que es muy similar a los teléfonos celulares de clip.

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Las academias: ¿limpian, fijan y dan esplendor? https://algarabia.com/las-academias-limpian-fijan-y-dan-esplendor-2/ https://algarabia.com/las-academias-limpian-fijan-y-dan-esplendor-2/#comments Wed, 18 Dec 2024 15:55:30 +0000 https://nuevaimagen.algarabia.com/las-academias-limpian-fijan-y-dan-esplendor-2/ ¿Por qué muchos hispanohablantes —llámese colombianos, mexicanos, peruanos o cubanos— nos seguimos rigiendo por los cambios ortográficos o de uso del español que hacen las academias? ¿Hay academias en todas las lenguas? Y en las lenguas donde no las hay, ¿qué pasa?

Voy a seguir escribiendo como me apetezca. Algunos se han quejado de que en lugar de espurio escribo espúreo, una fórmula que hace años no acepta la RAE. A mí, me parece más auténtico.

Javier Marías

La gran, gran, gran mayoría de las lenguas no tienen alguna academia que las rija. Varias cuentan con institutos o comités que las regularizan —algunos de éstos son públicos y otros son privados, con recursos provenientes de diversas fuentes—, que dictan las reglas ortográficas o que elaboran las gramáticas y diccionarios, pero el resto de las 6 mil lenguas que se hablan en el mundo no; en esas lenguas la gente habla y si hay suerte, se consigna su habla en gramáticas o diccionarios.
Suelen expandirse como se expanden las lenguas en general —con préstamos y neologismos—, y las reglas gramaticales se dan por el uso, además de que pueden ser divulgadas por las autoridades, ya sean educativas, académicas o universitarias.

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Las que cuentan con organismos regidores son muy pocas y no todos éstos son prescriptivos como la Real Academia Española —RAE—; muchos de ellos sólo consignan y difunden la norma, es decir, no todos tratan de «limpiar, fijar y dar esplendor», simplemente porque a la lengua no se le puede ni limpiar, ni dar más esplendor que el que de por sí ya tiene —por ser un sistema perfecto que con más o menos 22 fonemas nos permite comunicar casi todo—, y mucho menos se le puede fijar porque lo único constante en la lengua es el cambio.

El problema está en la concepción lingüística de las academias —que tiene tanto el francés como el español— y que de una manera u otra regulan la lengua y hacen los diccionarios.

Como bien lo dice Luis Fernando Lara en el libro El dardo en la Academia1 Silvia Senz y Montserrat Alberte (eds.). El dardo en la Academia. Esencia y vigencia de las academias de la lengua española. Barcelona: Melusina, 2011.:«Las academias causan más perjuicios que beneficios, ya que se trata de instituciones más prescriptivas y normalizadoras que lingüísticas y científicas. ¿Cómo es posible —se pregunta— que una institución semipública, con una producción menos abundante de lo que aparenta y mucho menos consistente, actualizada y disponible de lo que es exigible, puede haber llegado a ejercer una influencia social sostenida sobre los hablantes de español de ambos lados del Atlántico?».

Y es que la historia es larga y vale la pena empezar por el principio.
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Dónde empezó todo

Lo que comenzó como una reunión extraoficial de literatos patrocinada por el cardenal Richelieu —en la que se hacían mesas redondas de crítica literaria y gramática—, se convirtió en la Academia Francesa en 1634, con los estatutos y reglamentos pretendidos por el cardenal, junto con el entonces rey Luis XIII.

Desde su origen, la misión que le fue asignada a la academia fue la de «fijar» la lengua francesa, darle unas normas y hacerla más «pura» y comprensible para todos, cosa que en ese entonces se veía posible.

La primera edición del Diccionario de la Academia Francesa fue publicado en 1694. Como vemos, era como un club de Toby en el que sólo había cuarenta sillones que Luis XIV mandó a hacer —ni uno más, ni uno menos—, y que han sido ocupados más por escritores que por lingüistas, como: Descartes, Molière, Pascal, Rousseau, Diderot, Beaumarchais, Chénier, Balzac, Dumas, Flaubert, Stendhal, Nerval, Maupassant, Baudelaire, Zolá, Proust, Gide, Camus, entre muchos otros.

Por su parte, la Real Academia Española se creó, basada en la francesa, en Madrid, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, en 1714. Él fue también su primer director, y quedó aprobada oficialmente por el rey Felipe v; además, tenía como objetivo esencial la elaboración de un diccionario de la lengua castellana, «el más copioso que pudiera hacerse».

Está por demás decir que las academias son instituciones muy sexistas. La primera mujer que entró en la RAE fue Carmen Conde, hasta 1978, mientras que en la Academia Francesa fue Marguerite Yourcenar, en 1980.
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Asimismo, el español, como sabemos, es la tercera lengua más hablada del mundo, con cerca de 440 millones de hablantes, de los cuales al menos la cuarta parte son usuarios de español mexicano. Esto nos da a los mexicanos sólo un derecho, el de la mayoría —si existiese, si éste valiera y si no fuésemos tan malinchistas—, y como tal nos otorga cierta autoridad para dictar nuestras propias normas, las que nos hacen entendernos en una nación tan relevante como la nuestra.

Debemos dejar en claro que las academias no tienen ningún carácter oficial, simplemente porque la lengua no puede ser oficial por decreto. Para conocer del tema por completo lee este artículo en nuestro libro De pura lengua: reflexiones sobre la lengua, nosotros y el mundo.

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José Luis Cuevas https://algarabia.com/jose-luis-cuevas-y-su-arte-plastico-en-mexico/ https://algarabia.com/jose-luis-cuevas-y-su-arte-plastico-en-mexico/#respond Wed, 18 Dec 2024 15:48:30 +0000 https://algarabia.com/?p=46251 Databa el año de 1941 cuando un niño de a penas siete años —apodado «el güerito pintor»— ganó el concurso de dibujo infantil organizado por la Secretaría de Educación Pública (sep). Aquel pequeño, sin saberlo, se convertiría en uno de los exponentes más reconocidos del arte plástico en México. Ese talentoso chiquillo se llamó José Luis Cuevas y en estas líneas vamos a hacer una remembranza de su vasto legado.

Después de apreciar el imponente trabajo mural de los artistas Diego Rivera y Roberto Montenegro, descubrió su pasión: la pintura. Este embelesamiento artístico lo llevó a estudiar en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, mejor conocida como “La Esmeralda”; sin embargo, debido a la fiebre reumática, Cuevas se vio en la necesidad de abandonar sus estudios en este recinto, el cual albergó a muchos de los pintores más reconocidos del país —como Frida Kahlo, Carlos Orozco Romero y María Izquierdo—.

En años posteriores, el porvenir de José Luis Cuevas fue itinerante, pero nunca incierto. Después de trabajar con Lola Cueto, quien fue su primera mentora, se dedicó a la ilustración gráfica para el diario The News.

Vía excelsior.com.mx
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Posteriormente, visitó con regularidad el Manicomio General de La Castañeda en donde, tomando como inspiración a los pacientes internados en el hospital, realizó una serie de cuadros. En esta aproximación pictórica, Cuevas comenzó a gestar una de las aristas más determinantes de su obra: la locura.

Con sólo 22 años, presentó “La casa rosa”, su primera exposición individual en la Galería Prisse de la Ciudad de México. Desde el inicio, su incursión en el arte se considera paradigmática debido a su tendencia a la negación de todo precepto de la pintura tradicionalista. Postura que se hizo más y más evidente en sus trabajos posteriores.

vía Wikimedia Commons
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Las semillas de la ruptura

Cortina de nopal  fue el título del texto que le dio el reconocimiento como uno de los líderes del denominado movimiento de ruptura. En el manifiesto, publicado en 1958 en el suplemento «México en la cultura» de la revista Novedades, Cuevas detallaba cuáles eran los motivos que llevaron al surgimiento de esta corriente nacida en La Esmeralda.

A través de un escrito con tintes de sátira, el pintor resaltaba las condiciones que ponderaban en el medio artístico del país. De acuerdo con su percepción, se trataba de limitar a los artistas de vanguardia para que se ciñeran al estilo tradicional y nacionalista que caracterizaban a los consagrados muralistas como José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

La emancipación de este artista con su medio y su contexto le ayudo a articular una identidad propia, la cual se caracterizó por la fractura y la mofa de los cánones del arte. Motivo por el cual Cuevas decidió reinterpretar con ironía las prácticas tradicionales de los muralistas en un acto rebelde que consistió en pintar un «Mural efímero» en la esquina de Génova y Londres, pronunciamiento a través del cual el artista pretendía negar el precepto que dictaba que el arte mural debía ser eterno.

vía Wikimedia Commons
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Más que una pasión, una obsesión

Cuenta la leyenda que, a partir de la realización del afamado mural —cuya duración fue de un mes—, se le atribuyó a Cuevas la concepción del nombre de una afamada colonia de la Ciudad de México. En una entrevista, el artista afirmó que al presentar su exposición «Mujeres del siglo xx», la cual abordaba la nota roja, bromeó al decir que más bien se trataba de “zona rosa” por los casos de prostitución que abundaban en ese barrio.

Bautizado como «El enfant terrible» del pueblo mexicano, las prácticas polémicas de este artista siempre dieron de qué hablar, pues en su obra predominaban los temas sexuales, las narraciones eróticas, y los retratos de prostitutas y cadáveres. Su postura vanguardista lo llevó a experimentar también con elementos surrealistas como los paisajes oníricos y abstractos.

vía elsoldemexico.com.mx
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Su eterna búsqueda por el protagonismo lo llevó a jugar con los límites del arte y así logró demarcar una época en la concepción de la pintura en México. Esta versatilidad hizo que el nombre de José Luis Cuevas trascendiera fronteras internacionales; su obra fue expuesta en los más reconocidos recintos al rededor del mundo como el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York y el Reina Sofía de Madrid.

Encapsular su semen para una exposición, tomarse una fotografía diaria durante una década y casarse en más de una treintena de ocasiones con su esposa Bertha Riestra son sólo algunas de las excentricidades que realizó durante su vida, su adicción al protagonismo lo condujo a romper los paradigmas morales y estéticos de su contexto.

El legado que imprimió José Luis Cuevas transgrede los límites de lo tradicional, su nombre se relaciona con la escena de arte bohemio, con el neofigurativismo y con el movimiento de ruptura. El Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes; la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de Francia; y la construcción de su propio museo en el Centro Histórico son el registro perenne de su trascendencia en los días por venir después de su muerte a la edad de 86 años en el verano de 2017.

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Lo que dicen las paredes https://algarabia.com/lo-que-dicen-las-paredes/ https://algarabia.com/lo-que-dicen-las-paredes/#respond Mon, 09 Dec 2024 02:16:00 +0000 https://algarabia.com/?p=17721 Cuántas veces hemos caído ante una broma inscrita en una pared de la calle, nos hemos detenido a tomarle una foto a una frase rayoneada en un muro al asumirla como verdad. O, nosotros mismos, dejado un mensaje amenazante, odioso, amoroso, para alguien más en un baño público; dejado huella, de puño y letra, en los lugares que visitamos. Nos consta entonces que las paredes hablan y de eso hablaremos a continuación.

–Filosofía callejera–

¿Qué mensaje hubiera tenido sentido ahora?

Julio Cortázar

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Por siglos los muros han sido una especie de hoja en blanco; la escritura no se explica sin las pinturas rupestres, reconocidas como el antecedente de la palabra. De modo que en la antigüedad los muros sirvieron al hombre para representar y registrar aquello que deseaba que perdurara, y también para comunicarse. Desde entonces podemos decir que los muros no sólo oyen sino que, también, hablan.

Se sabe que en la Grecia antigua ya se hacía uso de los mensajes en las paredes, en Éfeso aún se conservan viejas inscripciones de tinte amoroso-sexual por parte de las prostitutas que anunciaban sus servicios. Lo mismo que en Roma, la muestra se halla en Pompeya, la ciudad sepultada por el Vesubio. Entre los mensajes que se han encontrado sobresalen anuncios, citas literarias y protestas. Por otra parte es reconocida la anécdota de que en la Segunda Guerra Mundial los soldados dejaban vestigio de sus batallas en las paredes, como en los monumentos; así como aquélla otra de que se encontró en Túnez, Italia y otros países la inscripción Kilroy estuvo aquíKilroy was here–, un clásico de clásicos, lo cual nos hace preguntarnos ¿quién fregados habrá sido ese tal Kilroy y qué anduvo haciendo por el mundo?

«En los exámenes, responda con preguntas»

–Muro de la Sorbona
Los muros han sido de tal modo, como instrumento para la creación, fundamentales en la Historia del arte, y su importancia se revaloró en el siglo xx en Latinoamérica con el surgimiento del muralismo, que optó por esta técnica para que sus creaciones llegaran al pueblo, estuvieran abiertas a él, y de esa manera aleccionarlo. No obstante aquí nos interesa hacer hincapié en el texto, más que pictográfico, escrito y cotidiano, en las frases o en los mensajes que los estudiantes escriben en los salones, que los borrachos rayan en los baños, que los enamorados inscriben en las afueras de las casas o que los viajeros dejan en los centros turísticos, en esa antología de humor, de filosofía popular y callejera.

Hoy en día rayar las paredes es una transgresión, un acto que realizado en la clandestinidad se ha vuelto, para quienes son asiduos a realizarlo, un movimiento artístico que a la manera del muralismo toma los muros como su espacio: el graffiti –de la raíz grafo, ‘escrito’, ‘escribir’–; cuya índole los críticos siguen discutiendo. Pero más allá del arte o la intención artística-estética, las personas usan los muros para inscribir protestas, pensamientos, poemas, declaraciones amorosas, burlas, odios, para crearle mala fama a alguien, o para dejar su huella en los lugares que han pisado, sus nombres; como un espacio de opinión y expresión pública –o íntima, si es que está plasmada en la intimidad de un baño público–. De modo que a veces las paredes contienen todo eso que se quiere comunicar, los mensajes son como un grito o un alarido de las calles, la mayoría de las veces perecedero por su carácter ilícito y transgresor.

«Puto el que lo lea»

–Muro de baño público
Podemos decir entonces que estos rayones en las paredes han evolucionado sin dejar de ser primitivos en esencia, ahora encontramos, por ejemplo, en las calles de la ciudad tuits callejeros, frases en 140 caracteres pegadas en los muros. Sin dejar de lado el boom las intervenciones iconográficas de stickers. Aunque a decir verdad en la actualidad esta práctica se ha canalizando a las redes sociales; un espacio en donde podemos escribir lo que pensamos y que está abierto a la opinión. La asociación es inevitable; no es gratuito, por ejemplo, que se tenga un muro en Facebook.

Quizá sea difícil, o por qué no, muy fácil, aceptarlo: todos hemos cedido alguna vez a la tentación de cometer este acto primitivísimo, –adjetivado así con plena razón–; de convertir la memoria particular en una memoria colectiva. Desmiéntame si no. Es así que la gente le da voz a las paredes, las utiliza como canal para enviar mensajes a todos, a alguien en especial. La necesidad de decir ha estado presente desde siempre.

Es así que, si salimos a la calle y observamos, resulta evidente que las paredes hablan, tienen un lenguaje propio que aceptado o no, existe; díganos entonces usted, querido lector, ¿qué les ha escuchado decir?
Para conocer más sobre el grafitti, lee el artículo «Pinto y me voy» en Algarabía 31.

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A finales de los años 60, jóvenes de diversas partes del mundo se organizaron para protestar en contra de los sistemas políticos, de las diferencias raciales y de clase, y de los estilos de vida convencionales. Con estas manifestaciones silenciosas, llegó el ruido de un nuevo lenguaje, impregnado de «sucios» ritmos como el rock y el blues, con alusión a las drogas y a la necesidad de una paz mundial: el lenguaje de la chaviza.

Éste llegó a México por la frontera con los EE. UU. primero a los barrios limítrofes de la capital, luego a las bandas de chavos de los barrios pobres quienes, a su vez, lo transmitieron a los jóvenes de la clase media. Así fue como esta nueva forma de hablar se desarrolló en los hoyos funkys, los cafés cantantes y los cafés existencialistas.

El «lenguaje ñero», denominado así por el escritor de La Onda, Parménides García Saldaña, identificó a la juventud sesentera y setentera: por una parte a los chavos banda, que cantaban con The Rolling Stones y The Doors, y hablaban de drogas y sexo —temas censurados por el gobierno y la sociedad de aquellos tiempos—, y también a la generación del flower power, de los hippies vestidos de manta, que oían a Bob Dylan y se rendían ante la filosofía existencialista.

Foto de Vasilios Muselimis en Unsplash.

Los hablantes de aquel entonces retorcieron el lenguaje: mexicanizaron términos del inglés, cambiaron el orden de las letras, les agregaron palabras para que rimaran aunque no tuvieran sentido, alargaron las expresiones haciéndolas a la vez jocosas e incomprensibles para quienes no estaban «en su misma onda». Este lenguaje pertenece a otros años, pero hasta la fecha no faltan los nostálgicos —ahora pertenecientes a la momiza— que acarrean todavía algunas reminiscencias en su vocabulario. Para muestra, bastan las siguientes expresiones:

¿Qué jais?

Según el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, es una «expresión popular que se usa para saludar y preguntar si hay novedades». A veces suele añadirse «mi cuais» —«mi cuate»—, para que rime. Es una variante de otras expresiones como «¿qué hay?», «¿qué traes?» o «¿qué pedo?». En general, se usa amablemente a modo de saludo; dependiendo de cómo se pronuncie puede funcionar también como una especie de reto.

¿Qué jais, mi cuais, ya acabaste la prepa o sigues de fósil?

Tons , ¿qué jais? Si no te parece, nos vemos a la salida.

Is barniz / ix barnix

Significa «sí» al revés y rimado. Es otra forma de decir «simón» o «simondor». Jesús Flores Escalante, en su Morralla del caló mexicano, añade que «ix», como contracción de «is», se deriva de ixtle.

Foto de Usman Yousaf en Unsplash.

—Y tú, sobrino, no le prestes nada a tu primo, a no ser que te deje algo en garantía, algo en prenda, ¿entendido?
—Is barniz.
—Ah, ya hasta también hablas como él, ¿eh?
—Is barniz, quiere decir «entendido».

Nel pastel / nel papel

Así como se usa el «is» para asentir, se usa el «nel» para negar. Esta locución adverbial es probablemente el apócope de Nelson, y el pastel o papel se le agrega sólo para que rime. Otra forma de decir «no» es invirtiendo las letras de esta palabra: «on».

¿Alguien podría estar en contra de una asociación masiva tan bella; existía en el mundo algún antecedente tan hermoso? ¡No, nel, nelazo! Adolescentes y jóvenes se habían unido en son de Paz y Amor.

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Breve ensayo sobre el tzompantli https://algarabia.com/breve-apunte-sobre-el-tzompantli/ https://algarabia.com/breve-apunte-sobre-el-tzompantli/#respond Mon, 09 Dec 2024 02:11:04 +0000 https://algarabia.com/?p=85285 Etimológicamente, el vocablo tzompantli se compone de las palabras tzontli, ‘cabellos’ o ‘cabeza’, y pantli, ‘hilera’, ambas pertenecientes al náhuatl. Su significado refiere a lo que ciertos relatos históricos han descrito como palos o estacas en los que se ensartaban las cabezas de víctimas sacrificadas.[1]

Tzompantli asociado al Templo Mayor, Códice Ramírez.

No sólo es de aquí

Los descubrimientos arqueológicos nos han permitido ver aquellas estructuras antiguas que algunas culturas mesoamericanas edificaron para empalar los cráneos de humanos inmolados. Este curioso fenómeno ya ha sido tratado por extenso en distintas investigaciones y no sorprenderá demasiado a quienes estén familiarizados con el Día de Muertos —porque también se apilan cráneos, aunque sean de azúcar, para conmemorar esta festividad—; sin embargo, más interesante y menos tratada todavía es otra verdad histórica: el tzompantli, o el apilamiento de cráneos, no es un fenómeno mesoamericano único, sino compartido universalmente por distintas culturas —e incluso especies— a lo largo de los siglos.

Calaveritas de azúcar en un mercado.
De J Mndz – https://www.flickr.com/photos/jorge_mendez/50398946892/, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=94845998

Sin un contacto claro entre culturas asiáticas y mesoamericanas, humanos de ambos lados del mundo han practicado este monstruoso arte desde épocas antiquísimas: bajo el reinado de Alaudín Khalji —finales del siglo XIII—, por ejemplo, se construyó la Chor Minar —‘Torre de ladrones’— donde, a través de los 225 huecos diseñados ad hoc en la pared, se exhibían públicamente los cráneos de prisioneros mongoles ejecutados.

En tiempos de guerra, estos huecos se utilizaban para exponer los cráneos de los cabecillas —nunca mejor dicho— o líderes militares del bando derrotado, mientras que los cráneos de los demás soldados se apilaban en forma de pirámide afuera de la torre.

Chor Minar, foto del Servicio Arqueológico de la India.
By Ramesh lalwani – Own work, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21051830

Aunque probablemente exagerados, ciertos relatos han descrito las torres que Tamerlán (ca. 1336-1405), caudillo de la dinastía Gurkani, mandaba edificar con miles de cráneos pertenecientes a los hombres de las poblaciones que conquistaba. En referencia a estas conquistas, Vereshchagin pintó La apoteosis de la guerra, un cuadro en el que se muestra una pirámide de cráneos en el desierto; a sus espaldas se alcanza a ver la ciudad de Samarkand.

La apoteosis de la guerra, Vasily Vereshchagin, 1871.

Más ejemplos

Asimismo, en el Akbarnama de Abul Fazl (II, XI, 41) se relata la edificación —llevada a cabo por el imperio mogol, fundado por un descendiente del mismísimo Tamerlán— de un alminar con las cabezas de los suris asesinados durante la segunda Batalla de Panipat en 1556. La Muntakhab-ut-Tawarikh de Badayuni (II, 17; 169) confirma este hecho y deja ver que se trató de una práctica habitual durante el gobierno de los mogoles de la India.

Estos tres imperios, el turcoafgano Khalji, el turcomongol Gurkani o timúrida y el túrquico islámico mogol, rondaban el territorio de Delhi donde todavía hoy se puede visitar la Chor Minar, ubicada hacia el sur de la ciudad, en Sri Aurobindo Marg.

Finalmente, sabemos también que el visir Hurshid Pasha ordenó erigir la Ćele kula —‘Torre de cráneos’— para empalar las cabezas de los rebeldes caídos durante la Batalla de Čegar en 1809. Se trata de una estructura de piedra, ubicada en Niš, Serbia, que mide 4.5 metros de alto y que originalmente contenía 952 cráneos incrustados en los cuatro lados, a través de 14 hileras. Hacia 1892 se construyó una capilla a su alrededor, pero todavía hoy se conserva en su interior el muro de cráneos.

Antes (1878) y después (1902) de Ćele kula.

Sustos que no dan gusto

Curiosamente, en su Voyage en Orient —Viaje a Oriente—, el poeta francés Alphonse de Lamartine llegó a narrar su encuentro con esta torre —en 1833, sólo un par de décadas después de su construcción—. Era un día soleado aquel en que arribó al pueblo, por lo que al poco tiempo Lamartine buscó un espacio para descansar. Habiendo visto una gran torre blanca, se acercó y se sentó a descansar. Un momento después, alzó los ojos hacia el monumento y vio que sus paredes, las cuales había confundido con mármol blanco, estaban en realidad hechas de hileras regulares de cráneos humanos:

«Estos cráneos y rostros de hombres, demacrados y blanqueados por la lluvia y el sol, cementados por un poco de arena y de cal, formaban todo el arco triunfal que me cobijaba; podía haber de quince a veinte mil; a algunos, el cabello todavía les colgaba y revoloteaba como líquenes y musgo al viento; la brisa de las montañas soplaba viva y fresca, y, engullida en las innumerables cavidades de cabezas, de rostros y de cráneos, les hacía emitir silbidos lastimeros y lamentables. No había nadie que pudiera explicarme este monumento bárbaro».

Como averiguó Lamartine después, la exhibición de cráneos —igual que en todos los demás casos que hemos citado— se utilizó como advertencia e intimidación contra los enemigos del imperio.

Entre 1898 y 1905, el pintor —también francés— Paul Cézanne comenzó a producir bodegones con un tema principal bastante lóbrego: los cráneos. Entre ellos, destacan las obras Pirámide de cráneos y Tres cráneos. Su amigo Joachim Gasquet relata que, poco antes de su muerte, gustaba de recitar el Cuarteto —epígrafe de la obra Claire Lenoir, de L’Isle Adam— de Verlaine:

D’ailleurs en ce temps léthargique,
Sans gaîté comme sans remords,
Le seul rire encore logique,
C’est celui des têtes de morts.[2]

Pirámide de cráneos, Paul Cézanne, c. 1900.

Definitivamente, reino animal

Por último, es obligado mencionar que no somos la única especie que ha mostrado esta conducta. Los entomólogos han descrito cómo hormigas de la especie Formica archboldi «coleccionan» cráneos de hormigas Odontomachus, lo cual les permite impregnarse de su olor para camuflarse entre ellas —las hormigas dependen significativamente de su olfato para distinguir entre amigos y enemigos— y continuar cazándolas o, en su caso, para esconderse de hormigas «secuestradoras».

Hormiga Formica archboldi.
By Adrian A. Smith – http://www.insectscience.org/7.42/i1536-2442-2007-42.pdf, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=29544442

Cualquiera que se asome apenas un poco a la historia de la Humanidad, y acaso también a la de cualquier otra especie, acabará siempre verificando la ineludible verdad eterna de que nihil novum sub sole.

Taira no Kiyomori ve los cráneos de sus víctimas,
Tsukioka Yoshitoshi, 1882.

[1] Mencionado en el Códice Durán.

[2] «Además en estos tiempos letárgicos, / sin alegría y sin remordimiento, / la única risa aún lógica, / es aquella de las cabezas muertas».

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