Historias – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Wed, 19 Feb 2025 05:37:06 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png Historias – Algarabía https://algarabia.com 32 32 De chambelanes y chaperonas https://algarabia.com/de-chambelanes-y-chaperonas-2/ https://algarabia.com/de-chambelanes-y-chaperonas-2/#respond Wed, 19 Feb 2025 05:37:04 +0000 https://algarabia.com/?p=59949 ¡Sea por Dios! Que vengan chambelanes y damas de honor. Sofanor se trajo los galanes de allá de Escandón, y Leonor que trae quince muchachas. ¡Dios mío!, ¿que pasó? Nadie quiso ensayar vals, puro arrímese p’acá, de cachete y ¡vamos a’i!

«Los quince años de Espergencia», Chava Flores

chambelán: Hace cientos de años, un chambelán era un hombre noble y encumbrado, tan digno de confianza que estaba al servicio directo del rey y se encargaba de vestirlo. No le decían exactamente chambelán, sino kamarling, camarlengo o camarero —a su vez del latín camera, ‘cámara’—, por aquello de que podía entrar en los salones reales. Con el tiempo la palabra evolucionó del francés chambre —cámara— a chambellan. De ahí el español la tomó prestada hasta quedar tal como la conocemos.


Hoy sigue existiendo el chambelán o camarlengo como un título nobiliario en muchos países europeos que aún tienen monarquía. En Inglaterra hay un Lord Chamberlain, quien funge como consejero de la casa real; mientras que en el Vaticano, el camarlengo es el hombre más importante después del Papa, por ser el supervisor de la Cámara Apostólica.


De ahí al porqué en México les decimos chambelanes a los que acompañan a las quinceañeras hay un salto enorme, no sólo en el lenguaje, sino también en la práctica. Aquí todos somos plebeyos, por lo que aquello de chambelán se refiere —más jocosamente que en serio— al gentilhombre, o sea, al galán que acompaña a la princesita de la fiesta, esa tierna niña que, al cumplir 15 años, dejará la infancia para convertirse en una joven mujer.

El dem explica que los chambelanes son los muchachos que acompañan a una quinceañera en su fiesta y bailan con ella su primer vals, mientras el padre de la festejada —esto es mío, no del dem— los mira entre orgulloso y preocupado, pues ya ve cercano el día en que «su niña» quiera ser acompañada a su (re)cámara por un guapo chambelán.

chaperón/ chaperona: En los viejos tiempos era una verdad establecida que una joven respetable no podía andar sola por ninguna parte fuera de su casa, y menos aún si había cerca un miembro del sexo masculino. Había que proteger su virtud. Por ello, los padres contrataban a una señora que iba con la muchacha a todas partes y vigilaba que se mantuviera intacta su buena reputación, es decir, su virginidad.


La palabra chaperona proviene del francés chaperon, ‘caperuza o capa’, y se aplicó en México para llamarle así a la persona que acompaña, protege y vigila a una muchacha o a una pareja para —como dice el Diccionario de mexicanismos— «asegurar su buen comportamiento».

Foto: Wikiwand. Obra artística.

El calificativo de chaperón se fue extendiendo al paso del tiempo y, hasta hace unos años, podía llamársele así a quien hiciera «mal tercio», podía ser una chica que fuera con su amiga y el pretendiente de ésta al cine, o el hermanito menor que se aprovechaba del pobre novio pidiéndole que le comprara de todo con tal de dejarlo a solas un rato con la hermana.

Actualmente el término casi ha dejado de usarse: en primera porque las muchachas ya no requieren de una señora bigotuda que las acompañe cuando se van de fiesta; en segunda porque, al parecer, eso de cuidar la virginidad está cayendo tan en desuso como la antigua costumbre de llevar chaperón.

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Top 10: Espontaneidad ante un Oscar https://algarabia.com/top-10-espontaneidad-ante-un-oscar/ https://algarabia.com/top-10-espontaneidad-ante-un-oscar/#respond Wed, 19 Feb 2025 05:32:21 +0000 https://algarabia.com/?p=42164 Ganar un Oscar representa, en muchos casos, la culminación del trabajo de toda una vida. La emoción y los nervios de los ganadores en ocasiones hacen que pierdan su compostura frente a las audiencias, específicamente a la hora de dar sus discursos. Para agilizar la ceremonia –y justo evitar esos momentos–, en 2010 la Academia estableció un límite de 45 segundos para los agradecimientos antes de que la orquesta anuncie educadamente que es hora de abandonar el escenario.
Escucha: La verdad sobre los Oscares
A pesar de la limitación, este es uno de los momentos más espontáneos y divertidos de la ceremonia, así que decidimos recopilar los diez discursos de quienes reciben sus premios y se vuelven memorables justo en ese momento.

10. Julia Roberts (2001)

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Antes de comenzar sus agradecimientos, Roberts amenazó al conductor de la orquesta para que no la cortara a medio discurso.

9. Joe Pesci (1991)

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Acorde con su imagen de tipo rudo, Pesci demostró un gran aplomo y dio uno de los discursos más cortos de la historia de los Oscar.

8. Jack Palance (1992)

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Para demostrar que los actores de edad mayor también merecían buenos papeles, Palance hizo una serie de lagartijas sobre el escenario.

7. Roberto Benigni (1999)

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Las barreras de idioma no impidieron que el director italiano expresara su emoción dando brincos en el escenario y subiendo a los asientos cercanos a él.

6. Michael Moore (2003)

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Cuando el controvertido documentalista comenzó a protestar contra la administración de George Bush a medio discurso, la Academia lo cortó con música y salió del escenario abucheado.

5. Adrien Brody (2003)

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El hecho de haberse convertido en ganador hizo que a este actor lo sobrecogiera la alegría, y cuando subió al escenario aprovecho para plantarle un beso apasionado a Halle Berry.

4. Halle Berry (2002)

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En una noche histórica, la actriz se convirtió en la primer mujer de raza negra en ganar el Oscar a Mejor Actriz. Cubierta en lágrimas, Berry se tomó un momento para reconocer la importancia de su victoria.

3. Melissa Leo (2011)

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La actriz estaba tan nerviosa que cuando subió a aceptar la estatuilla se olvidó de cualquier línea de recato, y dejó salir frente a la Academia su florido vocabulario.

2. Alfred Hitchcok (1968)

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En toda su carrera, el director fue nominado 5 veces pero nunca ganó. Cuando finalmente la Academia le entregó el premio Irving G. Thalberg como reconocimiento por su brillante carrera, Hitchcock dio un discurso corto que fue tomado con humor por el público.

1. Marlon Brando (1973)

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Cuando anunciaron el nombre de Brando como Mejor Actor gracias a su actuación en El Padrino (1972), muchos de los asistentes se sorprendieron al ver que en lugar del actor, una mujer con vestimenta tradicional de los Nativos Americanos subió al escenario. La mujer dio un corto discurso en el que explica que Marlon Brando declina el premio como protesta por la forma en que los Nativos Americanos eran retratados en el cine.

Cine en Algarabía:

Mitos de Hollywood
La verdadera identidad del Oscar
Mi película favorita

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Día del Hijo de en Medio cómo y por qué surgió https://algarabia.com/dia-del-hijo-de-en-medio/ https://algarabia.com/dia-del-hijo-de-en-medio/#respond Wed, 19 Feb 2025 05:18:09 +0000 https://algarabia.com/?p=68053 Día del Hijo de en Medio cómo y por qué surgió Read More »

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Dentro del entorno familiar, existen diversas comparaciones entre hermanos, aunque los padres insistan en que no hay un favorito, en ocasiones las acciones demuestran lo contrario. Si te tocó ser el hijo de en medio conocido coloquialmente, como el hermano olvidado, no te preocupes, ya que hay un día marcado en el calendario para que te celebren.

Probablemente desconocías el Día Mundial de en Hijo del Medio, pues no es una fecha institucionalizada oficialmente, éste se celebra el 12 de agosto desde 1986 y fue propuesto por una mujer llamada Elizabeth Walker, de quien se desconocen sus datos. Ella creó el Día del Hijo de en Medio con el fin de darle protagonismo por un día en el año a aquellos hermanos de en medio.

día del hijo de en medio
Malcolm in the Middle, 20th Century Fox Television

Características del hijo de en medio

Regresemos un poco al tema familiar. El término familia se deriva de la palabra famulus, que significa sirviente o esclavo. Claro que, también hacía referencia a las personas que eran parientes de sangre. Actualmente, los expertos mencionan que la familia es el entorno primordial para que las y los niños desarrollen su formación adulta. La educación, sin duda, es la categoría que más influye en ellos y en lo que se convertirán.

Sin embargo, las familias con un número considerable de hijos se ven envueltas en conflictos cuando uno de sus miembros tiene más atención que otro. De acuerdo a especialistas, los hijos de en medio, a menudo, son los que tienen una gran carga de frustración, incluso, hasta llegan a sentirse excluidos por la misma familia.

Lo anterior se debe a que crecen sin aquella presión que se ejerce sobre el hijo mayor y sin la excesiva protección del menor; por lo que se convierte en el niño o niña que busca un lugar o rol específico dentro del entorno, además, se siente con la necesidad de buscar razones para llamar la atención de sus padres.  

Algunos psicólogos creen que el orden de nacimiento sí influye en la personalidad de cada persona. Afirman que los hijos de en medio suelen tomar la identidad opuesta a la del hermano que nació antes que él y su conducta se relaciona más con la rebeldía o la timidez.

Malcolm in the Middle, 20th Century Fox Television

Importancia de celebrar este día

Por las razones anteriores, Walker decidió que era buena idea marcar un día en el calendario para darles visibilidad y protagonismo. Anteriormente, se había propuesto el 2 de julio como el día oficial porque es la fecha exacta de mitad del año en el calendario: 182 días por transcurrir como 182 días ya transcurridos.

Hasta el momento y sin ser del todo oficial; el 12 de agosto es el día para celebrar a todos los hermanos de en medio, para que sean tomados en cuenta sobre todo entre las familias que son numerosas. Así que ya lo sabes si eres el hermano “sándwich” exige tu festejo este día.

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Chuck Berry, icono del Rock ‘n’ Roll https://algarabia.com/chuck-berry/ https://algarabia.com/chuck-berry/#respond Wed, 19 Feb 2025 05:10:25 +0000 https://algarabia.com/?p=45517 Every time the bell would ring You’d catch me playing with my ding-a-ling.

En su juventud, Charles Edward Anderson Berry tocaba la guitarra como un mero pasatiempo; en 1952 conoció al pianista Johnny Johnson, con quien comenzó a tocar en un bar de St. Louis, Missouri. Tres años después, conoció a su ídolo Muddy Waters en Chicago, y éste fue quien lo recomendó en Chess Records para grabar el clásico «Maybellene», que se convirtió en un éxito en la radio y marcó el nacimiento de un nuevo género musical.

Con el tiempo, las canciones del «Primer Ministro del r&b » fueron interpretadas por Elvis Presley, The Beatles, The Rolling Stones, The Beach Boys, e incluso por David Bowie y Iron Maiden.

Sus letras, himnos a la rebeldía y la adolescencia, se caracterizan por ingeniosos juegos de palabras. Introdujo elementos emblemáticos del rock, como el ritmo de 4/4 y el solo de guitarra; destaca por sus habilidades con este instrumento y por su presencia en el escenario: su distintivo paso duck walk —recordemos la cinta Volver al futuro (1985), donde Marty McFly interpreta su éxito «Johnny B. Goode»— fue retomado por Angus Young de  AC/DC.

Su personalidad y conducta también perfilaron a la estrella de rock: una vida marcada por escándalos sexuales y problemas con la ley.
De 1955 a 1958, a pesar de que estaba cerca de sus 30 años, escribió crónicas de la escuela secundaria y se conectó a esa música que bautizaron «rock and roll».

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En 1972, Berry tuvo el mayor éxito de su carrera: «My Ding-a-Ling», una canción incluida en el álbum The London Chuck Berry Sessions, que aunque la grabó en un concierto en Coventry, Inglaterra, resultó novedosa por el doble sentido que empleó en la letra. Fue un hit que vendió millones, y en ella aparece el primer y único solo de pop.

Distintos problemas con la justicia de su país lo alejaron de los escenarios. En 1959, en el estado de Misisipi, una multitud lo obligó a abandonar el lugar durante su presentación acusando a Chuck de besar a una fan blanca; fue arrestado por perturbar la paz y tuvo que pagar una multa. En 1961 fue condenado a dos años de cárcel luego de que un jurado lo declarara culpable de haber tenido «propósitos inmorales» con una joven de 14 años, acusación que el pionero del rock negó rotundamente.

Mientras los problemas con la justicia continuaban azorándolo, poco a poco se fue retirando de la escena hasta desaparecer casi por completo.

En julio de 1979 actuó para el presidente Jimmy Carter en la Casa Blanca. Tres días más tarde, fue condenado a 120 días en prisión federal y cuatro años de libertad condicional por evasión de impuestos. A pesar de estos inconvenientes los temas de Chuck Berry tuvieron un alcance mayor hasta convertirse en clásicos; con letras centradas en la vida de los adolescentes de la época, sus canciones, con solos de guitarra y espectáculos en escena, influenciaron a gran parte de los músicos que surgieron durante la década de los 60 y 70.

Nunca ganó un Grammy en su mejor momento, pero la Recording Academy le dio un premio por su trayectoria en 1984.
El pasado 18 de octubre de 2016, a sus 90 años de edad, hizo el sorpresivo anuncio del lanzamiento de su nuevo álbum después de 38 años; titulado Chuck, tiene dedicatoria a su esposa, Themetta Berry, con quien vivió durante 68 años. Su familia apura el estreno de la obra póstuma de quien es considerado el padre del rock.

Conoce los 25 nombres emblemáticos de uno de los fenómenos artísticos, culturales y económicos más importantes de la historia reciente en Algarabía 107.

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Karoshi o la muerte por exceso de trabajo https://algarabia.com/karoshi/ https://algarabia.com/karoshi/#respond Wed, 19 Feb 2025 04:25:52 +0000 https://algarabia.com/?p=46218 Esta palabra de origen japonés se compone por tres kanjis1 Morfosílabas o sinogramas empleadas en la escritura china y la japonesa —entre otros idiomas—, que aportan un significado elemental en su lectura.: Ka, que significa exceso, , que significa trabajo, y shi, que refiere a muerte; es traducida al español como «muerte por exceso de trabajo», y se usa comúnmente para retratar una realidad laboral en Japón que ha sido reconocida por su Ministerio de Salud desde 1987. Sin embargo su aceptación legal, al igual que el de la depresión, supusieron un largo camino. El primer caso de karoshi en el país Nippón se reporta desde el año de 1969.

La súbita detonación en los índices de karoshi tiene su origen en la historia de la producción japonesa. Tras la Segunda Guerra Mundial las generaciones de posteriores a este conflicto encontraron en el trabajo una motivación, no sólo financiera sino también psicológica, para sobrellevar el dolor de las pérdidas en el campo de batalla.

Por ello se implementaron las jornadas de trabajo más largas del mundo, una táctica que fue aceptada de buena gana por los empresarios, quienes al encontrarse en buena posición económica comenzaron a financiar sindicatos, hogares para los trabajadores, así como su transporte, grupos culturales y deportivos, clínicas y guarderías.

En los años 80 se formó lo que se conoce como «La Burbuja económica». Este fenómeno significó un aumento en los precios de las acciones y las propiedades; se disparó el crecimiento económico y los sueldos de los habitantes llegaron al límite. En el momento más crítico de este fenómeno se estima que en Japón había 7 millones de personas que mantenían una carga de trabajo de 60 horas a la semana —cifra que contrasta con la de países de Occidente como Inglaterra, Alemania y EE.UU, donde se trabajaba únicamente 40 horas.

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Finalmente, la burbuja estalló a principios de los años 90, provocando que la rutina laboral se intensificara, impulsada por una creciente desesperación generalizada en la población. A esta época se le conoce como la «década perdida», y es el momento en el que el fenómeno karoshi alcanzó la magnitud de una epidemia.


De acuerdo con una encuesta reportada por la BBC, en 1989 un 45,8% de los jefes de secciones y un 66,1% de los jefes de departamentos aseguraba que morirían de tanto trabajar.


Actualmente la conciencia que se hace sobre este padecimiento se ha expandido por Japón; existe una ley que ampara a las familias de alguien que fallece por karoshi, donde se estipula que se les deberá compensar con la suma de us$20,000 por parte del gobierno y hasta us$1,6 millones por parte de la compañía.


Para que un juez pueda determinar la muerte de alguien como karoshi es necesario que el fallecido haya trabajado más de 100 horas extra en el mes anterior a su muerte, o más de 80 en dos meses consecutivos antes de su defunción.
Los jueces japoneses también toman en cuenta la salud del individuo antes de sufrir su terminante paro cardiaco o suicidio. Cuando se trata de personas se mediana edad con antecedentes de diabetes o depresión crónica se descarta fácilmente el caso de muerte por exceso de trabajo, no obstante, cuando este corresponde a un joven saludable y activo físicamente se convierte en luz roja para apuntarlo como karoshi.


A pesar de los diversos estudios realizados por los centros de investigación médica no se ha podido comprobar la relación directa entre las muertes y el estrés o la falta de sueño.

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En un estudio reportado por la BBC se expone que, de un grupo de empleados analizados, aquellos que trabajaron 55 horas a la semana tenían un tercio más de probabilidad de sufrir un infarto que aquellos que trabajaron menos de 40 horas. No supieron por qué, pero los científicos se plantearon que podría ser simplemente por estar sentados durante largos lapsos frente al escritorio.


Por esto, hoy en día Japón ha modificado sus políticas laborales con el fin de salvaguardar a sus trabajadores. Grandes empresas como Toyota han reducido su número de horas de trabajo por empleado, y otras como Nissan permiten que sus funcionarios trabajen desde casa. Aún así el karoshi no es un problema exclusivo de Japón, en China mueren al día unas mil 600 personas por guolaosi, – palabra con la que en este país se denomina la muerte por exceso de trabajo-.
En 2015 el japonés promedio trabajó menos horas que el estadounidense, y las muertes por exceso de trabajo de redujeron en gran medida.

Tras un estudio realizado en 2015 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) concluye que en los países más prósperos su jornada laboral tiene en promedio menos horas que el resto de los países. Entre los 38 países analizados, México encabeza la lista como el país en el que más horas se trabaja, con 2,246 horas en promedio al año, seguido por Costa Rica con 2,230 horas. Los países en donde menos se trabaja son Alemania —1,371 horas—, Holanda —1,419 horas— y Noruega —1.424 horas—.


El 25 de febrero de 2014 se reportó en la ciudad de Salamanca, en el estado de Guanajuato, el suicidio de un trabajador de la planta de Mazda Motors. Aunque no se especificaron los detalles de la muerte —ya que por lo regular la imagen de las empresas se suele ver afectada en casos así—, los suicidios relacionados con el exceso de trabajo son comunes dentro de estas empresas que exigen jornadas laborales extenuantes a sus empleados, privándolos de las condiciones básicas de seguridad e higiene.


En muchos casos no se trata de una cultura del trabajo duro, sino de la simulación que hacemos para que el resto crea que trabajamos duro, principalmente quedándonos horas extra en la oficina después de concluir nuestras actividades. La próxima vez que te quedes tarde en la oficina, piensa dos veces en tu salud.

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Cartearse en los 90s https://algarabia.com/cartearse-en-los-90s/ Fri, 14 Feb 2025 18:59:36 +0000 https://algarabia.com/?p=93358 En el departamento de mi madre, donde crecí en Morelia, aún tengo varias cajas con pertenencias mías. Llevan ahí un par de décadas, así que decidí no postergar más la depuración. Además de libros, fotos y algunos juguetes entrañables, en alguna sesión de limpieza me topé con un bonche de cartas, unas 250. Las vi con nostalgia por esa época en la que mis amistades no sólo eran las que vivían en Morelia, sino aquellas que se habían mudado de ella o que conocí en el extranjero. Llegaba de la escuela y cada semana revisaba el buzón. Y es que acumular 250 cartas en seis años, equivale a recibir tres cartas al mes de mis amistades.

Bonche de cartas de Carla Pascual

Yo carteo, tú carteas

Me recosté en la cama y comencé a leerlas. Estaban escritas en papel a raya, algunas en papel rosa mexicano, verde soldado, amarillo fosforescente, azul cielo, y otras en papel decorado y hecho específicamente para cartas. Incluso tuve la fortuna de ser el destinatario de una con letra manuscrita en tinta azul en papel hueso membretado con el nombre del remitente, Lucila Gutiérrez Ladrón, y metida en su sobre que hacía juego. Era una compañera del trabajo de mi mamá, quien me escribió una carta bien sentida cuando cumplí 15 años y comencé «a ser una mujercita», según sus propias palabras. «Recuerda que la “búsqueda” no termina nunca y que tendrás que enfrentarte a retos. Solo así encontrarás tu propia y verdadera realización y con ella, la felicidad que mereces», me escribió.

Durante la secundaria, las cartas de mis amigas hablaban sobre cómo habían pasado las vacaciones y cuando no estaban de vacaciones, sobre cuánto les urgía estar de nuevo de vacaciones. Supongo que yo hacía lo mismo. Llegaron a enviarme postales de sus viajes, por ejemplo, de Hawái, Puerto Vallarta, Lisboa, Disneylandia, Italia o Veracruz. No faltaban las tarjetas del día del amor y la amistad celebrado el 14 de febrero, de cumpleaños y de Navidad.

Verónica fue amiga mía durante nuestra infancia cuando ella llegó a Morelia, luego de que su familia fue desterrada de Chile por la dictadura de Augusto Pinochet. Volvió a su país en 1985 y en sus cartas me platicaba de sus amigas, a quienes conocí cuando fui a visitarla en 1990 a Temuco, Chile. Un suceso que le impactó especialmente fue el embarazo de una de sus compañeras a los 13 años. Aunque la escuela no la expulsó, su compañera se fue.

Durante la preparatoria, mis amigas me escribían sobre los chicos que les gustaban, como Oliva, que se había mudado de Morelia a Xalapa al concluir la primaria. «Bernardo me encanta y no me hace el más mínimo caso. A otra chica también le gusta y él se ha portado grosero con ella, así que mira, hasta mejor que yo no le guste, ya me doy cuenta de cómo es él». Oliva siempre me decía que me extrañaba muchísimo y que ojalá nos reuniéramos en algunas vacaciones, cosa que no sucedió.

Salió de entre el montón la carta en papel bond en la que mi novio Leonardo se me declaró un 14 de febrero. Él dibujaba muy bien y dibujó en la carta un coche deportivo junto con la pregunta «¿Quieres ser mi novia?», a lo que le respondí que sí, supongo que en una carta muy sencilla porque yo no tengo ninguna habilidad para el dibujo. No encontré ninguna carta más de Leonardo para mí.

El correo ya llegó

Mi amiga Erika me llegó a escribir luego de que se mudó a Ciudad de México para cursar la preparatoria. Ya hacíamos nuestros pininos en la poesía y me envío varios de sus poemas. Lo más curioso fue recibir, en el mismo sobre, la carta de Eduardo, un amigo suyo que llegó a su casa en compañía de Ligia en ese momento. Me imaginé la escena:

—¿Qué haces, Erika?
—Escribo una carta a mi amiga Carla.
—Mmm, yo también quiero.
—Pero ni la conoces— replica Ligia.

Pero Eduardo se sentó a escribirme cómo Ligia había chocado su «fabulosa nave espacial» al tratar de estacionarse entre el muro y un Gran Marquis nuevecito en el estacionamiento subterráneo de un centro comercial en Polanco. Ella se limitó a escribirme en tinta roja «Hola, yo soy Ligia». Al releerlo, Eduardo me pareció un bully, pues en su carta se dedicó a narrar los choques de automóvil de sus amigas, no sólo el de Ligia. Se despidió diciendo que me escribiría la próxima vez que Erika lo hiciera, pero no tengo ninguna otra misiva de él y tampoco recuerdo haberlo conocido en mis varias visitas a Erika a Ciudad de México.

Las cartas que, de nuevo, más me sorprendieron por su riqueza fueron las que me escribió Fernando Llanos desde Florencia, Italia, cuando fue a estudiar, grabado en 1994. A veces eran un diario, pues las escribía durante varios días y sumaban tres o cuatro cuartillas. «Nos acabamos de salir a la Piazza Savonarola porque hace un clima sabrosón y es más chido escribir la cartita al aire libre; claro que me traje mi Walkman con The Cure adentro para amenizar todavía mejor». Podía escucharlo nítidamente al leerlo. También me indicaba cómo leer algunas expresiones: con tono fresa: «Mil gracias por tu carta que está mega (te lo juro)»; con tono Álex Lora: «el frío ya se está yendo a la chingada de aquí». Además, hacía dibujos en ellas o les pegaba recortes de fotografías. Disfrutaba escribirme y para mí, leer sus cartas era toda una diversión.

Carta de Fernando Llanos desde Italia a Carla Pascual

¿Regresar el trend?

Pertenezco a la generación de transición entre el mundo análogo y el digital, así que alcancé a recibir cartas escritas en computadora en 1995. En 1996, recibí unas cuantas más, pues el año previo había comenzado la licenciatura y escribí cada vez menos. Aún recuerdo haberme esforzado por escribirle a varias amigas sobre mi nueva vida en la Ciudad de México y correr hacia la oficina de correos que se ubicaba en la calle de Parroquia en la Colonia Del Valle antes del cierre y enviar las cartas. Estudiar la licenciatura fue demasiado abrumador y abandoné mi pasatiempo epistolar.

Todavía alcancé a recibir la dirección de correo electrónico de varias amigas e intercambiar algunos correos con ellas. Únicamente a Oliva la volvía ver en Ciudad de México, luego de rastrearla arduamente en las redes sociales; a Verónica la tengo en Facebook, mas no intercambiamos; y amigos que hice en mis estancias en Canadá y Francia les perdí la pista para siempre. El intercambio epistolar no fue suficiente para mantener una amistad y supongo que en la era digital mandarnos mensajes por chat o por las redes sociales, tampoco lo es.

Continuará.


Puedes encontrar a Paula Pascual en:

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El origen cerebral de la religión https://algarabia.com/el-origen-cerebral-de-la-religion-2/ https://algarabia.com/el-origen-cerebral-de-la-religion-2/#comments Tue, 21 Jan 2025 14:11:01 +0000 https://algarabia.com/?p=49983 El ser humano siempre entra en disputa —hasta consigo mismo— cada que debe tomar una elección: escoger lado izquierdo o derecho, chocolate o vainilla, Marvel o DC, o bien, ciencia o religión. Sin embargo, ¿por qué algunas personas tienen la «necesidad» de seguir los cánones de una religión y a otras no les interesa? ¿Realmente la ciencia y la religión están peleadas entre sí? ¿Científico es sinónimo de ateo?

Pruebas irrefutables

Antes de entrarle a los trancazos, definamos a nuestros contendientes: en esta esquina, la ciencia —del latín scientĭa, ‘conocimiento’—, un sistema ordenado del saber humano que estudia, investiga e interpreta los fenómenos naturales, sociales y artificiales. Ésta se revitaliza, miente y se desmiente constantemente, a modo de descifrar los cómos y los porqués del universo a través del conocido método científico, que no es más que la observación, experimentación, teorización y conclusión de todo lo que se pregunte.
Llámese lógica, geología o pedagogía, la ciencia engloba diferentes vertientes de la realidad en un único lenguaje y con una serie de leyes, teorías y principios establecidos: la interdisciplinariedad.

Ay, Dios

En la otra esquina, la religión. Tanto religiosos como especialistas siguen sin dar un significado apropiado sobre el término religión —que quizá proviene del latín religiō,‘ligar’—, aunque concuerdan en que es una combinación entre fe, dogma, revelación divina, profecía, ética y cosmovisión, arraigada por la tradición oral y escrita. Esto quiere decir que una religión no cambiará en absolutamente nada si es que perdura por los siglos de los siglos.

“No veo razón para creer que el creador de la materia tuviera algún motivo para interesarse en nuestra insigni cante especie en un rincón diminuto del universo”
Rosalind Franklin

Asimismo, la religión trata de explicar la relación de la humanidad con elementos sobrenaturales, trascendentales y espirituales; es decir, se trata de una vía para la búsqueda del conocimiento ligada a la existencia de uno o varios seres divinos. Con estas premisas se puede notar una similitud entre ambos contendientes, pues los dos buscan las verdades que la humanidad afrontó, afronta y afrontará hasta que todos nos volvamos polvo estelar o viajemos a un lugar mejor.
“Creo que el universo es gobernado por las leyes de la ciencia. Tal vez fueron decretadas por Dios, pero Dios no interviene para quebrantarlas”.
Stephen Hawking

Round 1

Los avances en el campo de la neurociencia han revelado que nuestra mente funciona con tantos compuestos que puede considerarse un «coctel cerebral», debido a la mezcla de compuestos: si hay exceso de dopamina, uno tiene esquizofrenia; si abunda la serotonina, uno está feliz; si hay un balance entre estas dos y la oxitocina, uno está enamorado; lo mismo pasa con la noradrenalina —también conocida como «la hormona del estrés»—,un neurotransmisor que incluye directamente en la amígdala cerebral, que además de encargarse de mantenernos atentos sobre todo lo que nos rodea, también se dispara en situaciones de riesgo.

Por otro lado, con una resonancia magnética —y otras técnicas especiales— es posible localizar las regiones del cerebro que se estimulan cuando se realizan diversas tareas; por ejemplo, al escuchar música se activan cinco cortezas del cerebro: auditiva, sensorial, motora, prefrontal, visual y hasta el cerebelo. Pero lo que ha generado intriga es que de la misma forma estas zonas se activan al hacer algo totalmente diferente, como practicar un deporte, leer o rezar.

Ilumínate

En 1998 se realizó un estudio entre los científicos más prominentes de la Natural Academy of Sciences, en el cual se demostró que 72% de ellos se consideraba ateo, mientras que sólo 7% se calificó como creyente de alguna religión —en el faltante 21% estaban los dudosos y los agnósticos—. Esto no quiere decir que una persona religiosa no pueda aportar a la ciencia, recordemos a personajes como Gregor Mendel, un monje agustino católico, nombrado el «padre de la Genética» gracias a sus experimentos con la planta del chícharo; o el de Isaac Newton, considerado «el mejor científico de la historia» por haber cimentado las bases de la mecánica clásica, quien además fue arrianista —creencia cristiana no trinitaria—, teólogo y alquimista.

“Creo en un Dios que se revela a sí mismo en la armonía de lo que existe, no en uno que se preocupa por las acciones de los humanos”
Albert Einstein

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¡Allá se las haya su aya! https://algarabia.com/alla-se-las-haya-su-aya/ https://algarabia.com/alla-se-las-haya-su-aya/#respond Wed, 08 Jan 2025 16:01:07 +0000 https://algarabia.com/?p=43342 Por José Said Arellano Sabag

Hace unos días me disponía a enseñarle las capitales del mundo, pero él, para evitarlo, rápidamente me preguntó la diferencia entre haya y halla, vaya y valla, y yo, sin adivinar sus verdaderas intenciones, amablemente le expuse:

vaya

Vaya, así escrito, es una interjección que sirve para manifestar que algo nos satisface: «¡Vaya, por fin me ascendieron!»; también, antes de un sustantivo y de acuerdo con la entonación que le demos, hablará bien de él: «¡Vaya chica!», o mal: «¡Vaya musiquita!». Vaya es también la forma verbal en presente perfecto, modo subjuntivo, del verbo ir, para la primera y tercera personas del singular:

«Convendría que —yo / él / ella— vaya, pues conozco / conoce mejor el tema».

valla

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Cuando escribimos valla, con ll, nos referimos a una línea de estacas o de tablas adheridas al suelo con objeto de proteger o delimitar un espacio, y actualmente también se les denomina así a las carteleras publicitarias que vemos en las construcciones o en los terrenos baldíos. En atletismo se usa para referirnos a los obstáculos y, en ese sentido, metafóricamente podemos usarla para mencionar los «obstáculos» que encontramos en la vida.

baya

Pero también tenemos la palabra baya, y ésta nos sirve para referirnos a los frutos pequeñitos y carnosos que tienen semillas rodeadas de pulpa, como las uvas, las moras, los capulines, las cerezas, etcétera, o también a algunas plantas como la matacandil.

Ahora entremos a los otros homófonos relacionados que son igualmente complicados. Nos referimos a allá, halla, haya, aya, hallá y La Haya… ¡Uf!

halla

Pues bien, halla, así escrito, es la forma verbal en presente perfecto del verbo hallar para la tercera persona del singular, en modo indicativo: «Él / ella halla la forma de zafarse todos los días»; en modo imperativo se le atribuye a la segunda persona del singular en las variantes tú y vos, para las cuales se distingue con la tilde de la última a: «¡Halla el camino!» —tú— o «¡Hallá el camino!» —vos.

allá

Allá, sin h y con acento en la segunda a, es un adverbio de lugar menos determinado que allí, por lo que admite ciertos grados de comparación que no permite este último: «El pueblo está aún más allá».
También denota lejanía: «Allá en el Rancho Grande, allá donde vivía…».

Además, nos sirve para manifestar desdén o despreocupación respecto a los problemas ajenos: «¡Allá tú!», o alejamiento del punto espacial o temporal en que se encuentra el hablante: «Voy para allá» o «Allá en tiempos de la Independencia». Por último, como frase sustantiva puede referirse al mundo de ultratumba: «Nadie sabe nada sobre el más allá».

haya

Escrita con y, haya es la forma verbal en presente del verbo haber, para la primera y la tercera personas del singular, pero en modo subjuntivo: «Es una suerte que —yo / él / ella— haya encontrado boleto, pues es el único concierto que dará en México».

Con la misma escritura, pero como expresión coloquial, haya nos sirve para denotar que alguien no quiere participar en algo o que se separa de la decisión de otra persona: «Allá se las haya, pues no me parece correcta su decisión»; y también como locución interjectiva para desear bien o mal a alguien: «¡Bien / mal haya el que sí / no escucha consejos!».
Como sustantivo, el haya es un árbol de buena madera cuyos frutos se conocen como hayucos.
Pero, junto al artículo la y con mayúscula, La Haya, se refiere al nombre de la capital administrativa de los Países Bajos, ubicada en la provincia de Holanda, de la que también es capital.

aya

Por último, sin la h, aya es un sustantivo femenino que se refiere a la persona encargada de custodiar niños o jóvenes y de cuidar su educación, o también a la nana: «Mi aya es muy estricta, pero aun así la quiero».

Después de esta larga clase de ortografía me dispuse a continuar con la geografía, pero él me lanzó la siguiente perorata, con la que puso fin a mis intentos: «Mal haya quien no halla la forma de enseñarme que La Haya es la capital de Holanda, pues ni azotándome allá con la rama del haya podrá vencer esta valla; mejor voy por unas bayas, pues ni mi aya puede hacer nada, ya que sólo repite cansada “¡allá tú!”».
¡Vaya niño!

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Virginia Woolf: la antiheroína https://algarabia.com/virginia-woolf-la-antiheroina/ https://algarabia.com/virginia-woolf-la-antiheroina/#respond Fri, 27 Dec 2024 03:18:44 +0000 https://algarabia.com/?p=22189 Por María del Pilar Montes de Oca

Se dice por ahí que «sólo los locos pueden ser felices» porque no ven la realidad tal cual es, porque viven en un mundo propio que se han construido para no lidiar con el vacío, con lo efímero y banal que es el existir de los seres humanos.
Los felices están locos porque construyen su propia mentira, porque no ven lo que realmente debe verse: la falibilidad, la debilidad y el vago devenir en la existencia misma.

«En casi toda la historia, Anónimo ha sido una mujer».

Virginia Woolf

Al lado de ellos, nos encontramos con otros: una gran masa infeliz que parece feliz porque tiene una «paz barata», que prefiere «no ver» y «no pensar»; esa que puede afiliarse a religiones, sectas, partidos políticos o a cualquier célula ideológica, para que otros piensen por ellos y así quitarse de encima la responsabilidad de su propia vida o que simplemente se quedan en la penumbra de la mediocridad abusando del recurso, llámese éste ejercicio, droga, alcohol, dinero, compras o lo que sea, para poder sobrellevar el día a día.

Sin embargo y por buenaventura, hay también otra clase de personas que hacen la noria girar, que se atreven, que se inconforman y se cuestionan todo, que son apocalípticos —a la manera de Eco— y que, la mayor parte de las veces, no son felices, o si lo son es porque han aprendido a vivir con el vacío, con lo que no está —y no estará nunca.

Una luz aquí requiere una sombra allá.

Virginia Jackson Stephen Duckworth —Woolf al casarse— es uno de esos seres; no sólo por no haberse conformado con su destino, por haber disentido y por haber osado lo que osó en su época y lugar, sino también por haber sufrido y deseado, y por ser una mujer de contrastes. Heredera de la cultura falocrática de la época victoriana, luchó incansablemente contra ese tiempo que le tocó vivir y contra una enfermedad morbosa y fatal; contra lo que su sensibilidad aguzadísima y su inteligencia suprema no podía concebir ni aceptar, y contra su circunstancia, que siempre le quitó el aire y que terminó por ahogarla.

Hija de una familia acomodada, creció rodeada de un ambiente literario y cultísimo. Su padre, Leslie Stephen, casado con Julia Jackson Duckworth, fue un crítico literario que poseía una amplia biblioteca. Cuando ella cumplió los 16 años, por fin pudo entrar sola a aquel lugar prohibido y explorar todo lo que deseaba. Así empezó a leer un ejemplar tras otro: «Ginia está devorando libros, casi con más rapidez de la que yo quisiera» —diría su padre—. Pero, de todas formas, ella sentiría durante toda su vida que su educación había sido deficiente por ser mujer, ya que Cambridge era un lugar reservado a los hombres y, por lo tanto, ellas —su hermana Vanessa y la propia Virginia— podían pasar las mañanas estudiando griego o pintura, pero las tardes las consagraban a ocupaciones propias de su «papel histórico», como servir el té o mostrarse amables con las visitas. Sin embargo, tanto Vanessa como Virginia habían heredado la independencia, la inteligencia y el gusto por el arte, la una por la pintura y la otra por las letras.

Pronto padeció la joven Virginia la primera de sus depresiones —se dice que tenía principios de esquizofrenia y que era maniacodepresiva o bipolar— tras la repentina muerte de su madre, el 5 de mayo de 1895, cuando tenía 13 años, y la de su media hermana Stella, dos años más tarde. Poco después, la muerte de su padre da pie a una segunda crisis nerviosa que incluso la incapacita: durante estas crisis no hablaba, no comía y se la pasaba en cama sufriendo una angustia y una tristeza abismales, o bien, tenía periodos maniacos en los que no paraba de moverse, hablaba incoherencias, alucinaba y no dormía.

Esta enfermedad sería el sello distintivo de Woolf, la definió, fue el hilo conductor de su vida y la razón de su muerte.

Con su hermana Vanessa —pintora que se casaría con el crítico Clive Bell— y sus dos hermanos, se estableció al poco tiempo en el barrio londinense de Bloomsbury. Su casa se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo o círculo de Bloomsbury.

En 1912, a los 30 años, se casó con el escritor Leonard Woolf, economista y también miembro del grupo, y a pesar de su bajo rango social y económico —Woolf se refirió a Leonard durante su compromiso como un «judío sin un céntimo»— la pareja compartió un lazo muy fuerte que duró 30 años.

El artista, después de todo, es un ser solitario.

La ética del grupo de Bloomsbury estaba en contra de la exclusividad sexual, y en 1922, Virginia conoció a la escritora Vita Sackville-West, con la que inició una relación que duró la mayor parte de los años 20. A ella fue dedicada una de sus obras más emblemáticas: Orlando (1928), que narra la vida del héroe homónimo de dos sexos que abarca tres siglos.

Todos y cada uno de sus libros no sólo se impregnan de sus vivencias, sino también de los acontecimientos que se suscitan en su tiempo: la aparición de la psicología, la I Guerra Mundial, la rebeldía de las vanguardias pictóricas y literarias, lo consciente y lo inconsciente, la irrupción del cine, la condición de la mujer, el librepensamiento, la habilidad de introspección, la reflexión y el análisis constante como fuente inagotable.

Algunas de sus obras

  • Al faro (1927)
  • Los años (1937)
  • Las olas (1931)
  • Orlando (1928)
  • Entre actos (1941)

A lo largo de su trabajo como novelista, sobre todo en Orlando, El cuarto de Jacob, Flush, Al faro y La señora Dalloway, así como en su libro de ensayos Una habitación propia, puede verse desarrollada la premisa que abanderó a lo largo de su vida y obra: el ser humano se encuentra siempre atrapado entre el paso del tiempo, la muerte, el devenir, la fertilidad imparable —antes de los anticonceptivos— que margina a la mujer; la guerra, los conflictos de la mente, la infancia que se convierte en destino y el sinsentido del acontecer cotidiano; en este sentido, Woolf abriría caminos antes inexplorados en la manera de narrar y de vernos a nosotros mismos.

Conoce también: La despedida de Virginia Woolf

El flujo a la inconsciencia

Después de haber leído a Freud —la primera traducción al inglés de la obra del padre del psicoanálisis se imprime en la editorial de su propiedad— desarrolla su propio método psicoanalítico para explicar las sensaciones, la memoria y la represión, el fluir de la conciencia a la manera de Joyce, que fue su coetáneo, trayendo y llevando las palabras para lograr que éstas reflejen vagamente las imágenes del inconsciente.

El día 28 de marzo de 1941, por la mañana, Virginia se encaminó al río Ouse, cerca de su casa de campo en Sussex, metió piedras a su abrigo y se sumergió en el agua y en la muerte. Era un día frío y luminoso, tenía 59 años y había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf, las dos personas más importantes de su vida.

Conoce acerca de su trabajo como novelista, de su acercamiento a Freud y de su muerte en Algarabía 71.


Referencias:

  1. Umberto Eco, Apocalípticos e integrados, Colección Fábula, México: Tusquets, 2009.
  2. v. «Bloomsbury, el grupo de un largo fin de semana», en Pago por ver… y por oír, Colección Algarabía, México: Lectorum y Otras Inquisiciones, 2007.
María del Pilar Montes de Oca Sicilia es amante de la buena literatura, de la clásica, de la que juega magistralmente con la lengua, de la que perdura y acompaña y libera, como la de Virginia Woolf, pero es, ante todo y sobre todo, una ferviente apocalíptica, que ha aprendido a vivir con la falta y el vacío y por tanto puede considerarse feliz, a ratos.

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El matrimonio bostoniano

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Comida japonesa: un lenguaje ritual de oriente https://algarabia.com/la-comida-japonesa-mas-alla-del-sushi/ https://algarabia.com/la-comida-japonesa-mas-alla-del-sushi/#respond Wed, 25 Dec 2024 20:00:16 +0000 https://nuevaimagen.algarabia.com/la-comida-japonesa-mas-alla-del-sushi/ Hablar de comida es mucho más que hablar de una necesidad biológica, porque los humanos hicimos de ella un lenguaje y, como tal, nos crea, nos construye y nos identifica. El alimento nos sacia en el sentido más natural, pero también lo hace en forma simbólica, recordemos que la palabra «alimento» comparte su raíz «alere» con «alumno» — esa raíz significa: criar, nutrir o hacer crecer— esto nos da una idea de la relación entre la nutrición del cuerpo y la de la mente.

El aprendizaje mediante la comida está presente en diferentes cocinas y la japonesa ha sabido mantener en la suya muchas enseñanzas religiosas, tradicionales y comunitarias. Además, para los japoneses hay una clara relación entre belleza y funcionalidad que no podía quedar fuera de la estética impresa en sus platillos.

Sushi, Pixabay

¿El arroz es la base de la comida japonesa?

Muriel Gomez Pradas explica en su libro La comida en japón, que el vínculo entre los japoneses y arroz, se debe a que a que los arrozales son elementos imprescindibles de su tierra, pero más allá de la geografía este cereal es considerado el alimento más puro, por lo cual es base de toda su cocina, en contraposición con la carne —cuya sangre es considerada impura — así que es preferible evitarla y casi nunca se encuentra en platillos de rituales religiosos.

Rice, Pixabay

Los sagrados alimentos

El más relevante de los rituales japoneses que liga a la religión con la comida es el matsuri, un ritual en el que los hombres pueden comunicarse con los dioses mediante la ofrenda de alimentos que se presentan de la forma más natural y fresca posible, además su preparación debe ser asequible para toda la comunidad entre la cual se comparte como finalización del rito. 

rice, Pixabay

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Comida japonesa mar y tierra

Pero el arroz no es el único elemento culinario que tiene un gran simbolismo y tradición. Con la llegada del budismo a Japón —en el siglo VI— se fomenta la clemencia y respeto a los seres vivos por lo que la carne y el pescado salieron del menú, incluso en el siglo VII se hizo legal la prohibición de su consumo, pero sólo se aplicó popularmente para los animales terrestres, ya que los platillos con pescado y otros animales marinos nunca dejaron de consumirse.

Onigiri, Pixabay

¿Te llenaste?

La dieta japonesa —además de bella, fresca, natural y balanceada — es suficiente. Otra herencia del budismo que permanece en Japón hasta estos días es que no es necesario comer hasta no poder más, lo ideal es comer solo lo necesario para ganar energía, por lo cual, tanto las porciones como la variedad de grupos alimenticios se selecciona y presenta cuidadosamente en cada platillo.

Naturalogy, Japan, Pixabay

Como puedes ver, la comida japonesa se rige por tradiciones que marcan desde la significación de los ingredientes que pueden o no ser incluidos hasta la temporada en la que los platillos pueden ser preparados y los instrumentos con los que deben ser comidos haciendo de cada reunión alrededor de la mesa un ritual de comunidad y pertenencia.

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