Antes de su llegada a México, Maximiliano de Habsburgo le escribió una carta a Benito Juárez ofreciéndole integrarlo al nuevo gobierno imperial. Reproducimos un fragmento de la categórica respuesta de Juárez.
Monterrey, N.L., 1 de marzo de 1864
Me dice Ud. que abandonando la sucesión de un trono en Europa, abandonando su familia, sus amigos, sus bienes y lo más caro
para el hombre, su patria, se ha venido Ud. y su esposa doña Carlota, a tierras lejanas y desconocidas, sólo por corresponder al llamamiento espontáneo que le hace un pueblo que cifra en Ud. la felicidad de su porvenir. […]
Yo he sufrido, francamente, una decepción; yo creía a Ud. una de esas organizaciones puras, que la ambición no alcanzaría a corromper. […]
Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios
una virtud; pero hay una cosa que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.
Soy de usted atento seguro Servidor.
Benito Juárez