Por aquellos años, Joaquín de Fiore —monje italiano, nacido en la corte de los reyes normandos de Sicilia— contó que, durante una peregrinación a Tierra Santa, sostuvo una conversión espiritual, en la que tuvo una iluminación que le dio entendimiento sin precedentes del libro de Apocalipsis.
La explicación era la siguiente: la historia consistiría en tres épocas, como la santa Trinidad. El Antiguo Testamento fue la época del Padre, el Nuevo Testamento el tiempo del Hijo, y la tercera, la del Espíritu Santo. Nadie sabe cómo hizo las cuentas pero, para él, las épocas anteriores duraron 42 generaciones cada una, entonces, la última ya estaba cerca. Así el Anticristo vendría a llevarla a un periodo de turbulencias. Casi nadie le hizo caso, pero cuando Saladino conquistó Jerusalén, todo cambió.
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