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Bozo, el payaso

Bozo, el payaso que inspiró a toda una generación de comediantes, «nació» en 1946 en EE. UU. y, por supuesto, que conoces a su primo mexicano.
Bozo, el payaso

Arquetipo de la figura del payaso, Bozo ha sido un emblema de la «felicidad» y el entretenimiento para niños desde la segunda mitad del siglo XX; aún ahora, su nombre nos remite al concepto del payaso clásico.

Fue creado en 1946 por Alan W. Livingston para una serie de «discos de lectura» infantiles producidos por la Capitol Records, disquera de la que Livingnston era presidente en ese entonces. Pinto Colvig le dio voz a las primeras grabaciones de Bozo at the Circus —Bozo en el circo—; y tuvieron tanta aceptación del público —más de un millón de copias vendidas, gracias al humor e ingenio con el que narraba las historias— que Bozo de inmediato se convirtió en la «mascota oficial» de la compañía.

Del audio a la TV

En 1949 la KTTV, un canal de televisión de Los Ángeles, California, comenzó las transmisiones de Bozo personificado por Colvig, hasta que en 1956 Larry Harmon, otro histrión famoso de la época, solicitó a la Capitol los derechos del personaje. Él lo explotaría a tal grado que el «fenómeno Bozo» se convertiría en franquicia.

De cierta forma, él fue responsable de expandir su figura por los EE. UU., pues cedió todas las licencias que le pidieron: su intención era que cada gran ciudad del país tuviera su propio Bozo. En esos años surgieron otros programas de televisión como Bozo the Clown —Bozo el Payaso— o Bozo’s Big Top.

La década de 1960 fue muy significativa, pues ya era conocido en todo el mundo; de hecho, Frank Avruch, el «Bozo» de la región de Massachusetts, fungió como embajador de la UNICEF y, por medio de actos humanitarios y shows humorísticos, demostró que el payaso era un símbolo universal de la alegría para los niños.

En 1962 viajó al Lejano Oriente por parte del Fondo, para filmar el documental Bozo’s Adventures in Asia —Las aventuras de Bozo en Asia.

La adaptación mexicana

En 1961 José Marroquín adaptó la figura para la televisión mexicana; sin embargo, en 1963, año en que perdió los derechos de transmisión, cambió su nombre por el de «Pipo» y continúo una extensa carrera humorística.

Fue entonces cuando José Manuel Vargas Martínez ganó un concurso para representar a Bozo, dándole una risa y voz características que lo convirtieron en una autoridad circense en México. Además de salir de gira por todo el país, también se presentó en Italia, Grecia, España y Canadá.

Durante décadas —cuando los payasos no resultaban aterradores—, Bozo fue el referente de «cómo debía ser un payaso». Por ello, a la fecha ha tenido más de 40 intérpretes en todo el mundo.

La parodia creada por Víctor Trujillo —Brozo— es, a decir del mismo Bozo, «su primo». Una vez fue invitado al programa La Caravana (1988), en el que ambos personajes compartieron escenario y Trujillo recibió la «aprobación» del personaje original.

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