Los Juegos Olímpicos nacieron en la Grecia Antigua y hoy son una tradición mundial donde los atletas compiten tratando de lograr nuevos récords mundiales y alcanzar un lugar en el podio. Cada cuatro años el mundo entero torna su atención a los deportes y espera que su país triunfe en el medallero general.
Pero no todo es glorificar los logros deportivos ni las hazañas que parecen inhumanas —al menos para el humano promedio—, este evento también ha sido el objetivo de múltiples y lamentables atentados como estos:
Múnich ’72
Transcurría la segunda semana de los Juegos Olímpicos de Múnich cuando el 5 de septiembre, once miembros del equipo olímpico israelí fueron tomados como rehenes por un comando del grupo terrorista Septiembre Negro una Organización para la Liberación de Palestina.
El atentado fue transmitido por televisión y más de 70 000 personas se encontraban en la Villa Olímpica atentos al suceso del momento. El motivo de la toma de rehenes era la liberación de 234 prisioneros que se encontraban en las cárceles israelíes, así como la liberación de los fundadores de la Fracción de Ejercito Rojo: Andreas Baader y Ulrike Meinhof que habían sido encarcelados en Alemania.
La tragedia
El trato entre los terroristas y el gobierno no llegó a una solución pronta, pues Israel hizo caso omiso a exigencia de la liberación de los reclusos, Alemania liberó a los fundadores de la Fracción de Ejercito Rojo, pero eso sólo era una parte de lo que se pedía para poder dejar con vida a los rehenes.
Dentro de varias horas de monitoreo en un intento fallido de rescate, los terroristas asesinaron a los once atletas y entrenadores israelíes, también fallecieron un oficial de la policía de Alemania Occidental y cinco miembros de Septiembre Negro.
Atlanta ’96
En 1996, Atlanta fue el lugar ideal para realizar los Juegos Olímpicos de Verano, el punto de reunión fue el Parque Olímpico del Centenario. El 27 de julio Richard Jewell, un guardia de seguridad, descubrió una mochila con explosivos en medio del Parque Olímpico del Centenario.
Logró desalojar a la mayoría de los espectadores, sin embargo su esfuerzo no evito que el atentado acabara en tragedia, pues la explosión de una bomba que se encontraba dentro de una mochila tipo militar fue la causante de la muerte de una espectadora y un camarógrafo, además de 111 personas heridas.
El culpable
Un fanático religioso que se encontraba en la oposición del aborto, la homosexualidad y los ideales «socialistas» y «globalistas», que —según él mismo— promovían los Juegos Olímpicos, fue el responsable de dicha masacre, su nombre: Eric Robert Rudolph.
Rudolph fue responsable de otros tres atentados explosivos cometidos posteriormente en Atlanta y Alabama: dos contra clínicas de abortos y uno contra un bar lésbico.
Dicho acontecimiento tuvo tantas vertientes dentro de su investigación y la historia fue tan sonada que ha terminado en un documental en Netflix que lleva por nombre: Manhunt: Juegos mortales.