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¿Porqué andar en bici no se olvida?

Los primeros golpes duelen, pero, a cambio, usted obtendrá una práctica que lo acompañará por el resto de su vida.

Olvidar algo no significa, necesariamente, que la información fue borrada completamente de nuestra memoria. Olvidares, más bien, la incapacidad de recuperar cierto material que todavía está guardado en algún recóndito lugar de nuestra mente. De esta manera, el acto de olvidar puede ser considerado como un aumento de los errores en que incurrimos mientras tratamos de recordar o reproducir algo que hemos aprendido previamente.

Ahora bien, todos nosotros tendemos a olvidar las cosas muy rápidamente. Imagine, por ejemplo, a un colegial que estudia un poema para recitarlo de memoria en su clase. Lo más probable es que, una hora después de que pasó el evento, sólo lo recuerde 50% y que, tras cuatro horas más, apenas retenga 20%. Y es que la única manera de recordar permanentemente la información aprendida es practicándola una y otra vez.

Tomada por snapwire para Pexels

Si nosotros insistimos en aprender algo —aunque lo olvidemos parcialmente cada vez—, poco a poco seremos capaces de recordar la información recibida sin equívocos. A partir de este momento, el material retenido nunca bajará de la línea de 100%, convirtiéndose, de esta forma, en una memoria almacenada permanentemente.

Los psicólogos creen que esta especie de «depósito permanente» se debe a un proceso llamado «sobreaprendizaje», en el que ha tenido lugar una asimilación total de la información, más allá de la perfecta recitación inicial que se pudo haber hecho de ella. Y si no, piense usted a quién se le han olvidado Las mañanitas.

¿Y qué tiene que ver esto con andar en bicicleta? Bueno, que de forma similar, la mayoría de los adultos pueden andar en bicicleta aun y cuando no se han subido a una en años, y no porque las habilidades físicas sean más fáciles de retener, sino porque han «sobreaprendido» el procedimiento, es decir, manejaron una bicicleta tantas veces durante su infancia, que no tienen ningún problema en volver a hacerlo después de años y tener éxito cada vez que lo intenten.

Así que ya lo sabe, querido lector, si por fin le han regalado esa deseada bicicleta, desquítela; los primeros golpes duelen, pero, a cambio, usted obtendrá una práctica que lo acompañará por el resto de su vida.

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