Ya está disponible el nuevo número de Algarabía Tópicos. En esta ocasión juntamos dos jugosos temas: el cine y el sexo.
Y hablamos de cómo las películas con contenido sexual forman parte de nuestra educación sentimental, aunque mucho les pese a los ultraconservadores miembros de la Liga de la Decencia.
La columna vertebral de esta nueva entrega es una cronología, exhaustiva a más no poder, del sexo en el cine. Enumeramos las películas que han sido motivo de escándalo a lo largo de la historia del cine mexicano y extranjero. Asimismo, presentamos tres ensayos inéditos que se relacionan de manera directa con el sexo en el cine: uno acerca de la censura, otro sobre el surgimiento del cine pornográfico y uno más, que describe el cine de ficheras.
Redondeamos nuestro Tópicos 4 con los sex symbols del cine desde sus inicios hasta la época actual, los directores del escándalo y las obras literarias más sexosas que fueron adaptadas al cine en cintas igualmente controvertidas. ¿Algo más? Aquí está un adelanto de la introducción, escrita por nuestra directora general, María del Pilar Montes de Oca:
Cine y sexo: ¡qué combinación!
Combinar las dos cosas que más nos gustan a muchos en una sola, no tiene precio.
Porque si ir al cine es, ya de por sí, una experiencia gratificante, enriquecedora, única e insustituible, ¡qué mejor! si incluye por ahí una o varias escenas sensuales, atrayentes, eróticas o sexuales. Esto asegura que esa película o esa escena —siempre y cuando esté bien realizada— seguro nos quitará el sueño un par de noches o más; bailará en nuesta mente por un buen rato; será proyectada una y otra vez en nuestra memoria y quedará plasmada en ella por mucho tiempo, por muchos años, y en algunas casos, por toda la vida.
Y es que muchas películas han tenido éxito o se han salvado del olvido, justo por su contenido sexual, o simplemente se han definido por éste, al punto que las recordamos sólo por eso: porque alguna vez resquebrajaron moralinas, irrumpieron en éticas, se vieron censuradas, acabaron con una tendencia o, más aún, empezaron con otra. Pensemos en El último tango en París, de Bernardo Bertolucci (1972), por poner sólo un ejemplo. Muchas otras son recordadas por una escena en particular, por una frase o por alguno que otro diálogo que le agregó significado y, con ello, le dio un nuevo giro al cine y a la conciencia y al inconsciente colectivo. Y ahí está Átame, de Pedro Almodóvar (1990).
Y es que es mucho lo que el sexo le ha dado al cine, pero mucho más lo que el cine le ha dado al sexo, porque ha sido durante más de un siglo nuestra ventana al mundo, nuestro modelo a seguir, nuestro contacto con la experiencia, nuestra guía y nuestra educación en materia sexual. Sin duda.
[…]Espero de verdad que usted, querido lector, disfrute a fondo de este especial de Sexo, censura y cine, tal y como nosotros hemos disfrutado haciéndolo.
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