Toda una estrella, pero del fraude

Entrar a la preparatoria adoptando la identidad de un niño muerto; a la Universidad de Princeton, asegurando que era un huérfano autodidacta, y robar piezas de un museo de uno de los campus de Harvard son algunas de fechorías que hizo James Arthur Hogue.
Hogue nació en octubre de 1959, en Kansas, donde pasó su juventud. Desde chico demostró sus habilidades para mentir: a los 16 años, entró a una preparatoria de Palo Alto con el nombre de Jay Mitchell Huntsman, un niño que ya había muerto. Años después, James inventó toda una historia para entrar a Princeton: dijo llamarse Alexi Indris-Santana, ser un huérfano autodidacta que había dormido afuera del Parque Nacional del Gran Cañón y hasta haber criado ovejas. Ya matriculado, el joven impostor fue miembro del equipo de atletismo y admitido en el Club Ivy.
Pero, un día, la suerte se le acabó, y un estudiante de Palo Alto lo reconoció y expuso su verdadera identidad. Como resultado, fue arrestado por defraudar a la institución educativa con miles de dólares y condenado a cárcel por unos años, a servicio comunitario y a libertad condicional. Pero ahí no acabó su historia: tiempo después, ya liberado condicionalmente, James logró entrar a trabajar como guardia de seguridad en un museo en un campus de Harvard, del cual robó piedras preciosas, las cuales sustituyó con imitaciones. Volvió a ser arrestado.
A pesar de que volvió a la cárcel, James lograba salir y desaparecer de la vista de todos. Pero, una tarde, su casa de Colorado fue registrada, y los policías hallaron miles de artículos robados de casas cercanas a donde James había trabajado.
James fue hallado en un café internet, donde fue detenido definitivamente.