Origen de los oráculos

En algunas civilizaciones antiguas se recurría a los oráculos para cuestionar a los dioses sobre el futuro, principalmente acerca del poder, la religión y la conquista de nuevos territorios.
Uno de los más antiguos y famosos fue el de Delfos —que se creía, era el centro del mundo—, ubicado en el Monte Parnaso en Grecia, fundado alrededor del siglo viii a.C. Según la leyenda, el oráculo antes pertenecía a Gaia —la Madre Tierra—, pero el dios Apolo se apoderó de él al asesinar al guardián, una serpiente divina llamada Pitón, de donde deriva el nombre de la suma sacerdotisa, Pitia.
Entonces, Apolo se convirtió en el dios predicador y designó a algunas mujeres —las pitonisas— para comunicar sus profecías. Éstas se encontraban sujetas a la interpretación tanto de los sacerdotes como de la persona que las solicitaba; quizá por ello en los muros del templo estaba grabada la frase: «Conócete a ti mismo».
Para conocer más sobre los oráculos consulta Algarabía Extra 06: los enigmas de la astrología.