La astrología se la pasa «metiendo la nariz» en el futuro de la gente, pero ¿acaso ella le ha cuestionado a las estrellas y a los astros sobre su propio porvenir? Probablemente no. Por ello, nos encargamos de preguntarle a la ciencia y esto es lo que nos respondió.
Los críticos
En la actualidad, la ciencia considera a la astrología una pseudociencia que carece de fundamentos para emitir sus predicciones a quienes se acercan a ella. Un caso célebre de esta oposición tuvo lugar en 1975, cuando la revista estadounidense Humanist publicó las «Objeciones a la astrología».
Se trataba de un manifiesto en contra de la astrología firmado por 186 destacados científicos —entre ellos, 18 ganadores del premio Nobel— que cuestionaba por qué cada vez más personas se acercan a la astrología y por qué insisten en preguntar a las estrellas sobre su futuro. Asimismo, renegaba de los astrólogos, a quienes tachaba de charlatanes, así como de sus horóscopos y cartas astrales que, a su parecer, sólo contribuían a fortalecer la irracionalidad y el oscurantismo.
El mediador
El psicólogo y estadístico francés Michel Gauquelin (1928-1991) descubrió que existía una configuración planetaria asociada a las profesiones destinadas para las personas que nacían bajo la influencia de determinados astros, y a partir de ella desarrolló una categorización:
Categorías de Gauquelin
Luna | escritores, políticos |
Venus | escritores |
Marte | atletas, militares |
Júpiter | actores, militares, escritores |
Saturno | médicos, científicos |
A partir de su análisis, Gauquelin obtuvo resultados estadísticamente significativos con un bajo margen de error, incluso para la ciencia experimental. A pesar de que su estudio no tenía fallas metodológicas, no fue aceptado gustosamente por los astrólogos. Además de que no contemplaba a los signos zodiacales, su nueva categorización planteaba la existencia de 18 casas —y no doce, como indica la tradición astrológica—. Gauquelin se había distanciado tanto de las bases de la astrología y de sus interpretaciones, que prefirió nombrar a esta nueva disciplina «neoastrología».
Los ofendidos
Debido a que los astrólogos se niegan a aceptar demostraciones rigurosas que validen sus prácticas, los científicos han podido refutar los principios de la astrología, pues no existen pruebas que ratifiquen su valor.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el pensamiento simbólico de la astrología no se ajusta al racionalismo de la ciencia, por lo que su lucha no es un problema de pruebas, sino de sistemas de creencias con objetivos distintos. Con o sin la ayuda de la psicología, la estadística, las matemáticas y otras ciencias, el futuro de la astrología estará asegurado siempre que haya alguien que desee «leer» su porvenir en los astros.
La astrología fue la precursora de la psicología en la Antigüedad. Los aspectos simbólicos del zodiaco fueron retomados en la teoría de los arquetipos de Carl Gustav Jung.
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