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Alan Smithee es el peor director de la historia, ¿mito o verdad?

Todo indica que seguiremos escuchando de este personaje.

La historia nos indica que Alan Smithee, en sus casi 50 años de carrera, ha sido un cineasta tan prolífico como desastroso.

Sus créditos como director incluyen más de 100 producciones entre películas, cortometrajes, series de televisión y videos musicales, la mayoría de escasa calidad y objeto de devastadoras críticas.

¿Por qué alguien dedicaría tanto tiempo a producir fracasos cinematográficos como Catchfire (1990), The Birds II: Land’s End y Hellraiser: Bloodline (1996)?

La respuesta es que Smithee jamás existió: su nombre —a veces escrito como «Allen Smithee»— es un seudónimo creado y usado por los miembros del Sindicato de Directores de América —DGA, por sus siglas en inglés— para firmar películas con cuyos resultados no han estado conformes.

La primera obra adjudicada a Smithee fue Death of a gunfighter (1969) —otras fuentes mencionan Iron Cowboy (1968)—; a partir de ahí, decenas de directores, al sentirse descontentos —y a veces horrorizados— con las limitaciones y cortes que los estudios han impuesto a su trabajo, se han visto prácticamente obligados a ocultarse bajo este nombre para «no manchar su reputación».

Todo apunta a que este «director» seguirá siendo tan socorrido mientras existan cineastas que, en aras de la ética profesional —o su propio ego—, prefieran deslindarse de sus trabajos fallidos.

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