«Recuerdo a Gilgamesh, un héroe —así lo llamaban los homínidos— de un lugar llamado Babilonia, que mató a “algo que parecía un reptil gigante llamado Kumaba” en el bosque de cedros; ese algo parecido a un reptil no era otra cosa que un dragón.
Lo sé bien, porque soy uno de ellos. Mi nombre es Draco Varanus Komodoensis. No el último, pero sí el único con memoria y lengua de aquella estirpe que los humanos llamaron dragones…»
En un principio, los dragones fuimos devoradores de dioses y causadores de eclipses. Quisimos liberar a los hombres de sus creencias, convertirlos en seres libres, pero nuestro poder sobre ellos era limitado: nunca han querido la libertad.
Que hubo sacrificios y búsqueda de princesas, no lo puedo negar, pero nosotros no lo hicimos por hambre, porque lo último que deseamos los dragones es comer de esa carne amarga. Más bien, fue por darles gusto.
Me explico: los humanos tienen cierta inclinación al sacrificio y la autoflagelación, así que ellos mismos fueron quienes nos ofrecieron princesas, vírgenes y niños.
Al principio, los ocultábamos en cuevas o montañas, pero los humanos, en su loca obsesión, comenzaron a sacrificarlos ellos mismos, así que muchas veces ya nos entregaban los cuerpos sin vida. Esto causó malestar en muchos y así comenzaron a cazarnos. El miedo se convirtió en odio y lo demás es historia.
Los dragones no comemos carne; comemos cenizas, de ahí que arrojemos fuego. Quemábamos sembradíos, ganado, incluso árboles, y de los residuos nos alimentábamos.
¿Y por qué fuimos asociados con el mal? Muy sencillo: algunos hombres aprovecharon el miedo que infundíamos y comenzaron a manipular a sus congéneres. Así, estos sacrificios en nuestro nombre, hicieron mella en los homínidos, que ya no querían ser sacrificados ni humillados por los «demonios voladores».
Así comenzó la cacería, así nacieron los héroes, así volvieron a sus dioses, así volvieron a la sumisión. Y así nos fueron acabando.
También hubo quien nos encerró en un sueño de fantasía, en historias de princesas secuestradas y príncipes que las rescataban de la torre más alta, custodiada por un temible dragón.
Porque a los humanos siempre les ha resultado más fácil creer en algo inexistente que pueda atacarlos o sorprenderlos, que enfrentarse a su tediosa vida cotidiana; de ahí las historias de criaturas enormes que pueden destruir, no sólo una aldea completa, sino ese irremediable día a día obtuso y sin futuro; eso era infinitamente mejor que… nada.
El hombre de la Edad Media sigue en el inconsciente colectivo del hombre moderno.
No es una casualidad que los dragones seamos las únicas criaturas mitológicas que aparecen prácticamente en todas las culturas originarias del mundo, pues nos han relacionado con el bien, el mal, el poder, e incluso con la fortuna y la desgracia.
Por una extraña coincidencia, en Oriente siempre nos han vinculado con el bien, la fortuna y la buenaventura; por el contrario, en Occidente siempre fuimos malos, devoradores incontrolables, señales inconfundibles de la desgracia, el caos y la de rucción.
Pero también hemos sido símbolo de grandeza, de imperio. Fuerza inagotable de ingenio, magia y poder. Riqueza incalculable, poder, poder. Poder.
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Clasificación de dragones de todo el mundo
- Dragón europeo
- Gárgolas
- Dragón de las nieves
- Dragón de los lagos
- Dragón enano
- Basilisco
- Lung o dragón chino
- Yongo dragón coreano
- Dragón tibetano
- Cuélebre
- Dragón africano
- Hidra
- Amphithere mexicano
Salón de la fama de los dragones
Si bien el dragón es un ser de fantasía, también, dentro de este mundo podemos hablar de dragones de ficción. Aunque suene terriblemente audaz o, mejor dicho, incoherente, aquí nos atrevemos a jugar con ese imposible.
Ante la abundancia de ejemplos en el folklore, la literatura, las religiones del mundo y hasta el cine y la tv, presentamos a los dracos más famosos o representativos del universo efímero del dragón:
- Nessie [Loch Ness, Escocia; folklore] Quien diga que no es un dragón, que lo compruebe.
- Ladón [Grecia; mitología] Dragón de cien cabezas que guardaba el jardín de las Hespérides y las manzanas de oro de Hera.
- Mayland [China; mitología] Es un Lung chino o imperial, rey de todos los dragones.
- Quetzalcóatl [Valle de México, mitología] La serpiente emplumada, el dragón de hermosas plumas. Última aparición: 1552, México Tenochtitlan.
- Dragón de San Jorge [Europa y Asia menor; leyenda cristiana] En el siglo ix surge una leyenda en la que el santo cristiano Jorge de Capadocia combate y vence a un dragón.
- Fafnir o Fafner [Escandinavia; mitología] Otrora un gigante, es convertido en dragón y asesinado por Sigfrido, pues su sangre lo protege de la muerte. Fue inmortalizado en la tetralogía operística El anillo del nibelungo (1848-1874) de Richard Wagner.
- Godzilla [Japón; cine] Es un dragón sin alas, sin escamas y que no escupe fuego; hizo su debut en la película Gojira (1954).
- Smaug [Reino Unido; literatura] Antagonista en la novela fantástica El hobbit (1937), de J. R. R. Tolkien, posee el tesoro de la Montaña Solitaria, lo que lo hace el más rico de todos los seres fantásticos —según la lista Forbes Fictional 15 de 2012.
- Maléfica [EE. UU.; cine] Este dragón no es otra sino la bruja del cuento, usando su último recurso para vencer al príncipe Felipe en La bella durmiente (1959).
- Madame Mim [EE. UU.; cine] La bruja se convierte en el único dragón púrpura de la historia, en La espada en la piedra (1963).
- Spot [EE. UU.; televisión] Dragón que vivía bajo las escaleras en la casa de La familia Munster (1964-1966).
- Chibigón —Betan, en japonés— [Japón; televisión] Dragón hecho de tela escocesa que aparecía en la serie Señorita Cometa (1967).
Por lo pronto los dejamos con este mapa de los dragones en el mundo.
Ilustración de portada: Niv Mizzet, Dracogenius, Todd Lockwood, © Wizards of the Coast, LLC.