El documental, bien podría decirse, nació desde que los hermanos Lumière se encargaron de «proyectar la realidad» de las personas, sin embargo, no fue hasta el siglo XX que el documental comenzó a tomar forma, en aquella época el sistema de sonido se integró a la película, entonces el discurso de estas imágenes daría paso al cine documental.
Más tarde, en 1960, la segunda renovación del documental se dio gracias a tres condiciones: el gradual interés por darles voz a los personajes, y desplazar las miradas hacia ellos; el creciente papel de los medios de comunicación en la vida cotidiana, la cual no sólo comenzó a difundir imágenes de la vida cotidiana, también construyó un lenguaje que más adelante adoptaría el documental, éste tomaría algunas técnicas periodísticas y, finalmente, los avances tecnológicos que facilitaron considerar las múltiples visiones de la realidad.
Durante 1940 a 1960, las guerras fueron un aliciente para mostrar, por medio de la propaganda, los discursos predominantes en cada sociedad.
Por supuesto, esas condiciones, hoy se consolidan más que nunca. Nos encontramos en una época en la que el documental ha encontrado mejores condiciones para mostrarnos diversos temas, ya sean de índole social, científico, cultural o político. Cualquier tema puede ser abordado mientras tenga un objetivo preciso de comunicación: presentarnos una parte sustancial de lo real, probablemente la menos considerada o desde otra perspectiva, apegada lo más posible a la objetividad.
Y en ese afán por no dar nada por hecho ni descuidar puntos de vista, el cine es sustancial.
Perspectivas rebasadas
Por supuesto, el documental ha encontrado otra manera de hacer cine y como tal se empeña en reconstruir otros mundos, incluso, un sólo tema de nuestra realidad puede tener múltiples apreciaciones.
Teóricos del cine afirman que nos encontramos en la era del «postdocumental».
Significa que los formatos tradicionales como los informes periodísticos, programas de investigación, el video-arte, el falso documental, el docudrama, etcétera, se han mezclado para dar paso a esta «afección posmoderna», llamada postdocumental. Sin embargo no son los formatos ni el proceso cinematográfico lo que inquieta a los expertos de la materia, preocupa la ética del documentalista al mostrarnos una realidad que parece traída de un mundo ficticio, pues en su labor por emparentar el lenguaje artístico con el documental, las fronteras entre la ficción y la realidad se trastocan.
Otras de las peculiaridades que definen al cine documental en la actualidad son:
- Imágenes de archivo para tener el pasado como referencia y le da mayor peso al discurso.
- Planos y movimientos de cámara como recurso estético y retórico para presentar el tema del documental.
- El uso del «cine domestico»: grabaciones como el medio para mostrarnos el realismo cotidiano.
- El tratamiento del sonido: una de las particularidades más importantes del cine, en este género es un recurso para matizar y dar énfasis a las escenas –argumentos de la postura que definen el documental.
- Tendencia a denunciar problemas sociales: hoy los documentales no sólo pretenden informar, son expresiones con injerencia en la realidad.
- El interés por mostrar personas alejadas de los medios masivos de comunicación.
- Una fuerte posición ideológica del realizador. El discurso que lo conforma podría basarse en un ensayo.
El cine documental de la actualidad destaca por cuestionar la realidad representada.
La construcción narrativa de su realizador combina: la postura estética –el cómo muestra la realidad–; la postura ética –el qué es lo que está mostrando–; y una postura retórica –la coherencia y elocuencia en su narrativa–. Aquí y ahora se ha vuelto el momento propicio para dar el espacio que merece el cine documental.
Próximamente se celebrará el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México, ahora llamado DocsMX, en su décima primera edición, se proyectarán 92 documentales, miradas de todas las partes del mundo ofrecerán temas divididos en 12 secciones: Around the Cities, Breaking Docs, Cinepoème, Doctubre Mx, Docuthriller, Fragmentos, Hecho en México, Más rápido, más alto, más fuerte; México ópera prima, Nuestra América, Otro mundo es posible y Retratos.
Aquí te presentamos cinco documentales imprescindibles que tienes que ver:
Las raíces permanecen
(Camboya, Canadá, 2015)
Andrew Marchand-Boddy y Jean Sébastian Francoeur nos presentan la historia de FONKi, quien regresa a su natal Camboya para pintar el mural de sus familiares muertos en el genocidio. En ese trayecto, vemos a una moderna Camboya en las que aún las raíces permanecen.
Disidentes digitales
(Alemania, 2015)
Cyril Tuschi nos muestra la lucha de algunos disidentes de la era digital, como Edward Snowden o Julian Assange, quienes por luchar por la trasparencia y la privacidad hoy viven encarcelados o en el exilio. Tuschi nos muestra a aquellos a quienes, algunos han considerado héroes, mientras otros los tratan de traidores.
Cannabis en Uruguay
(Uruguay, 2015)
Nos cuenta el proceso que vivió Uruguay, desde sus circunstancias políticas, sociales y culturales, para legalizar el mercado de la marihuana. El 10 de diciembre de 2013, se convirtió en el primer país del mundo en legalizar el mercado y producción, una propuesta innovadora en todo el mundo. Federika Odriozola, nos cuenta cuál fue el camino y quienes participaron en esta política.
El Paso
(México, Estados Unidos, 2015)
Everardo González nos cuenta historias de reporteros invisibles que hoy viven en un limbo migratorio después de ser censurados, amenazados y perseguidos. Es también un documental sobre la crisis de la libertad de expresión en México.
Ayotzinapa 26
(2015)
Amnistía Internacional reunió 26 cortometrajes de artistas conceptuales, cineastas, e ilustradores de México, Argentina, Francia, Brasil y Bélgica. En ellos no sólo se exige la verdad y justicia de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, también de 27 mil personas desaparecidas en todo el país. Los documentales son miradas diferentes que se centran en las mismas injusticias.