La Serie Mundial de Pequeñas Ligas se celebran en Williamsport, Pensilvania, y se trata del evento infantil de beisbol más importante en Estados Unidos y en el mundo. El 23 de agosto de 1997 surgió un cántico, hecho por la fanaticada mexicana, que con el marcador adverso y ya con muy pocas opciones para revertir la derrota comenzaron a gritar: «¡Sí-se-puede!». Inadvertidamente, años más tarde se convirtió en el máximo grito de guerra deportivo de México.
Esos chamacos, de veras
El mismo día pero de 1957, la representación mexicana fue el equipo de Los Industriales de Monterrey quienes terminaron campeones y ganaron el título. La obtención del mismo se dio con un juego perfecto —sin hit ni carreras recibidas— del pitcher Ángel Macías, que hasta hoy, en toda la historia del evento, nunca se ha repetido.
Y si bien han habido muchas representaciones mexicanas en el certamen, fue en la de 1997 cuando el Linda Vista de Guadalupe, Nuevo León, logró el tercer campeonato para México en el certamen —1957, 1958 y 1997—. El equipo enfrentó a Arabia Saudita, Japón y Canadá en la primera ronda, ganándole a Japón la final internacional. De esta forma, el Linda Vista consiguió su pase a la final contra el campeón estadounidense, el equipo de Mission Viejo, California.
Se voltearon las papas
En la final, el equipo mexicano perdía en la última entrada 4 carreras por 1, y con el pitcher estadounidense lanzando un juego sin hit. El bateador mexicano Gabriel Álvarez conectó un cuadrangular, con dos hombres en base, logrando conseguir 3 carreras para empatar el marcador y dar vida a la novena regiomontana.
El momento era de los mexicanos, la caseta de la parcialidad mexicana estaba en éxtasis y los aficionados contagiados por la euforia, comenzaron a alentar a los nuestros gritando:
«¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede!».
El juego continuó con base por bolas y un robo de base, colocando en la 2a base la carrera del triunfo. Padres de familia y aficionados continuaron motivando a los regios con el cántico, finalmente Pablo Torres conectó el primer lanzamiento de hit al jardín central, logrando impulsar a Javier de Isla a home y con eso, lograr la victoria para la causa tricolor.
Legado
El cántico que surgió ese día en Williamsport, motivado por los pequeños campeones de Monterrey, ha trascendido el beisbol infantil y se utiliza en todos los deportes y competencias como Olimpiadas o Mundiales deportivos, donde participan jugadores y atletas mexicanos.