Quizá perderse contemplando un atardecer, sea uno de los momentos más catárticos de nuestro día. No importa el lugar en donde te encuentres, admirar una puesta de sol, es algo que puede llegar a conmovernos en lo más profundo de nuestro ser. Sin embargo, hay personas a las que los atardeceres no les ayudan con la introspección o la reflexión; al contrario, este momento del día puede producir daños considerables en la salud. ¡Quédate con nosotros! y descubre el síndrome del ocaso, un padecimiento psicológico que está ligado con el Alzheimer, la demencia o la depresión estacional.
¿Qué es el síndrome del ocaso?
El síndrome del ocaso, es un padecimiento psicológico-conductual presentado por personas que padecen Alzheimer o alguna demencia derivada de la edad —aunque no se generaliza a todos los casos—. Al llegar la tarde o la noche, las personas que sufren de este síndrome, pueden presentar cuadros de ansiedad, volverse violentos, sentirse angustiados o inquietos sin ningún motivo aparente.
Este síndrome, se encuentra directamente ligado con los ritmos circadianos y con la melatonina — hormona que regula los ciclos de día y noche o los ciclos de sueño y vigilia—. De acuerdo con el ISCL “Los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, tienen dañadas zonas del cerebro que controlan los ritmos circadianos, además de contar con bajos niveles de melatonina” aunado a la paulatina pérdida de luz natural, el cansancio que presenta el paciente, las perturbaciones sonoras o la falta de una correcta estimulación; pueden dar como resultado, la presencia del síndrome del ocaso.
Si el individuo que padece Alzheimer, demencia o depresión no se encuentra en un ambiente con las condiciones óptimas, los síntomas del síndrome del ocaso pueden acrecentarse considerablemente. Esto provocaría cuadros más severos de irritabilidad, trastornos profundos del del sueño o el paciente puede presentar un mayor grado de violencia hacia sus pares.
Otros factores que contribuyen a la presencia de este síndrome
De acuerdo con el Instituto de Salud de Castilla y León y a la Asociación de Alzheimer; estos son algunos factores que pueden contribuir en la aparición de este padecimiento:
Agotamiento —mental y físico— derivado del esfuerzo que hace el paciente por adaptarse a un ambiente nuevo y confuso. Asimismo, al verse afectados los ritmos circadianos, el descanso no es óptimo, desencadenando un ciclo de agotamiento continuo.
Alteraciones en los ritmos circadianos —reloj biológico—, causando confusiones biológicas entre el día y la noche.
La desorientación causada por una incapacidad de no poder separar los sueños de la realidad a la hora de dormir.
Al reducir la iluminación de los espacios en donde se encuentra el paciente, se provoca una malinterpretación del entorno debido al juego de sombras e individuos. Esto hecho puede producir malestar, temor e inseguridad.
Otro factor a tomar en consideración, son los comportamientos físicos, emocionales o no verbales de las personas al rededor del paciente. La presencia de estrés o ansiedad por parte de otros individuos, puede provocar una transferencia involuntaria al paciente de estos síntomas.
¿Existe algún tratamiento para el síndrome del ocaso?
Si bien este síndrome ataca a personas que padecen Alzheimer o algún tipo de demencia, su estadía no es para siempre. Normalmente, el síndrome del ocaso se presenta en las etapas o estadios intermedios —tanto del Alzheimer como de alguna demencia— y suele desaparecer en las etapas o estadios finales de dichas enfermedades.
Aquí van algunas acciones, que se pueden llevar a cabo con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas que presentan este síndrome:
Mejorar la iluminación: Al tener una buena iluminación, los pacientes que presentan este síndrome pueden sentirse mejor. Como se tienen bien iluminados los espacios, las personas no perciben un cambio tan drástico de luz, por lo que pueden seguir con sus actividades sin presentar cuadros de ansiedad severa, miedo o desconfianza.
Restricciones físicas: Las restricciones físicas por las tardes, pueden mediar como un detonante para diversas alteraciones en el paciente. Lo ideal es mantener un espacio controlado a la hora de la tarde-noche sin restringir del todo a la persona, en sus desplazamientos diarios.
Reducir los ruidos: Si la venida del ocaso y el cambio de horario pueden alterar los ritmos circadianos, los ruidos fuertes por la noche, también. Lo apropiado es mantener un ambiente de silencio o reducido de cualquier aparato que produzca sonido con la finalidad de que el paciente no vea interrumpidas sus horas de sueño.
Tratamiento médico: Seguir un tratamiento médico adecuado de la mano de un doctor especializado en estos casos.
¿Y tú, ya habías escuchado acerca de este síndrome?