El diseño hostil —también conocido como arquitectura hostil—, es una ramificación en tendencia del urbanismo, diseño o arquitectura, que busca reapropiarse del espacio público. Sin embargo, detrás de la innovación o la ergonomía del mobiliario citadino, se encuentra una funcionalidad soterrada y oscura: la segregación y la exclusión. ¡Quédate con nosotros! y descubre un hecho sin precedentes, que está generando debates sobre nuestra interacción con el espacio social.
¿Qué es el diseño hostil?
El diseño hostil, es una planificación e intervención por parte del Estado, que busca la reinterpretación del espacio público y el uso correcto del mismo. Mediante técnicas arquitectónicas y de diseño urbano, se presume la construcción de una ciudad de innovación. Sin embargo, estos espacios también se piensan para la no invasión, la exclusión o el uso indebido de bancas, bajo puentes, jardineras, espacios de recreación, etc.
Si miramos de forma superficial, podríamos pensar que la determinación de intervenir los espacios por donde solemos movernos, es una iniciativa adecuada. ¿Cuál es el problema de reinventar la ciudad con estos diseños que prometen descanso, estética e innovación? El problema es, que el diseño urbano disfraza las formas en las que nos excluyen de nuestro entorno. ¿Hasta que punto la ciudad es nuestra? De forma indirecta, se delimita el espacio en que los individuos pueden desarrollarse.
El problema más allá del problema
Al intervenir el espacio que supuestamente es público, con este tipo de edificaciones, el Estado convierte estas obras en una contradicción. ¿El espacio público es tan público como algún organismo así lo decida? Es decir, que lo público, se vuelve una ilusión que está determinada por la delimitación del espacio que podemos habitar —de manera simbólica— y del cual se presume público pero se repele a la población de su uso.
La proliferación de estos espacios, coadyuva a la movilización y exclusión principalmente, de los sectores marginales de nuestra población. Personas en situación de calle, se ven afectadas diariamente por estas intervenciones, las cuales, tienen exactamente el propósito de apartar el uso como medios de permanencia o asentamiento temporal. ¿Invertir en mobiliario que excluya a la población marginada en lugar de crear espacios de reinserción y de reintegración?
Si bien, la generación de un cambio en el espacio social muchas veces puede impactar de forma positiva, también lo puede hacer de formas muy negativas. La construcción de estos espacios no erradica el problema, al contrario, mediante su negación —como figura retórica— se reafirma su existencia. No porque se excluya a la población, la población dejará de existir dentro del espacio, solo se verá forzada a desplazarse a un nuevo lugar.
Busquemos soluciones reales que ayuden a mejorar nuestro entorno y la calidad de vida de las poblaciones que lo habitan. ¿Tú qué piensas? ¿Estás de acuerdo con la construcción de estos espacios?