Ya vamos pa’ los tres años de pandemia provocada por SARS-CoV-2, COVID-19, coronavirus, como le quiera decir, pero si algo tiene la Historia es darnos la posibilidad de comparar eventos del pasado para no repetir los mismos errores en el futuro —aunque todo indica que nunca aprendemos, pero bueno.
En la siguiente lista se recuperan algunos de esos intensos episodios pandémicos, que no son sino la prueba de que una y otra vez hemos salido adelante. Como decía Pancho Villa a sus «Dorados» cuando se disponían a atacar montados en sus caballos: «¡Ánimo, cabrones, que adelante está más feo!». ¡Ánimo!, pues.
De la Edad Antigua…
- Peste Antonina (entre los años 166-185)
Aún se debate si esta pandemia, originada en Roma, fue ocasionada por viruela o sarampión; su análisis parte del puntual testimonio que dejó el médico Galeno. Lo que fuera que la haya provocado, fue traído desde el Oriente por las tropas romanas que llegaron a la ciudad, luego de asediar Seleucia, al oeste del río Tigris. Se cree que el emperador Lucio Vero, corregente con Marco Aurelio, murió a causa de este violento brote —junto a otras 5 u 8 millones de personas.
- Peste bubónica o de Justiniano (entre 542-752)
Fue una de las pandemias más desastrosas conocidas por la Humanidad. Fue particularmente agresiva en los puertos del Mediterráneo —en especial al Imperio Bizantino—, y gracias a su «origen» mercantil se expandió a Europa, Asia y África. Epidemiólogos e investigadores han coincidido en ubicar su origen en China. Se estima que 25 a 50 millones de personas murieron a causa de esta peste.
- Peste negra (1346-1352)
Esta pandemia fue la segunda oleada de la conocida peste de Justiniano, provocada en esta ocasión por una variante de la bacteria original. Según los historiadores, el origen de la peste debería hallarse en Asia, después en Mesina, Italia, y de ahí transportada por marinos al resto del continente europeo. Su distribución en Europa fue irregular, pues mientras en ciudades como Florencia con trabajos sobrevivió un quinto de sus habitantes, mientras que al este de Alemania apenas algunas personas se vieron afectadas. Esta segunda ola se llevó por lo menos 25 millones de almas.
…hasta nuestros días
- Gripe española (1918-1919)
No era precisamente «española», pero así se le conoció porque España fue el único país europeo que la reconoció; ello se debe a que en medio de la I Guerra Mundial, ningún país beligerante —España era neutral— quiso aceptar que un mal afectaba hasta a la muerte a sus soldados, para no dar pie a que fueron atacados. El número de muertes ronda entre las 20 y 50 millones, y de todas las grandes pandemias, ésta todavía tiene ecos de vigencia en las generaciones más grandes.
- VIH (1981-presente)
Su extraño comportamiento retardó su identificación por completo; se sabe que su aparición fue repentina, de ahí el desconcierto que provocó entre la sociedad y la comunidad científica de todo el mundo. Habría que aceptar que su abordaje y reconocimiento como una enfermedad más, se vio empañado por los prejuicios y discriminación que aún en nuestros días sufre la comunidad LGBTTTIQ+, población a la que se le relacionó con la enfermedad, a pesar de afectar a todas las personas, indistintamente de su género y orientación sexual. Si bien su identificación, tratamiento y control ha mostrado significativos avances, aún hay países sin controles efectivos del virus. Por lo menos 35 millones de personas han sucumbido a este virus pero la esperanza no muere, si no lea sobre la futura vacuna que se está desarrollando.
Estos no son días comunes, pero, tampoco han sido los únicos. Nuestros antepasados también vivieron momentos difíciles, pero salieron adelante, como queda claro en este breve recuento. Las pandemias fueron, andando el tiempo, una oportunidad para apuntalar nuestra confianza en la ciencia y en la capacidad de la humanidad para desarrollar los instrumentos necesarios —vacunas, medicamentos, etcétera— para estar más preparados ante lo que venga. Así que ánimo, esto también pasará.