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Alejandra Pizarnik: poeta a pesar de la tragedia

por Rocío Tenorio
Alejandra Pizarnik

La obra transgresora de Alejandra Pizarnik, tiene raíces literarias en el romanticismo1, pero también en el surrealismo latinoamericano y está poblada de oxímoros, —figura literaria que abre una dimensión diferente cada vez que, con dos conceptos opuestos, crea un nuevo significado— lo cual la ayudó a hacer de la poesía su verdadera casa en el centro de nuestro satélite.

«Simplemente no soy de este mundo… Yo habito con frenesí la luna»

Alejandra Pizarnik

¿Por qué Alejandra Pizarnik necesitaba un mundo diferente?

Alejandra nació el 29 de abril de 1936 en Argentina, sus padres habían escapado de Eslovaquia debido a la persecución judía. Entre su obra no hay ninguna autobiografía, sólo están sus diarios, editados y publicados después de su muerte. 

En ellos es difícil entender de forma adecuada los tiempos en los que se describen los acontecimientos, ella misma declara que está condenada a escribir poemas sin contexto vomitados y extirpados pues se siente incapaz de abordar el nivel de narrativa necesario para escribir novelas2.

«Vuelve la obsesiva —o siniestra— necesidad de escribir una novela ¿Y por qué no la escribo entonces? Seguramente porque me siento culpable de no estar en el mundo»

Alejandra Pizarnik

Aún a pesar de ello podemos recuperar algunas características de su crecimiento. Cuando era niña, tuvo problemas de alteraciones hormonales, acné, tartamudeo e insomnio, incluso llegó a tomar pastillas para evitar el apetito. En un esfuerzo por rememorar algún evento feliz de esa época concluye con la frase: Solo hay angustias y “sucesos lamentables, sobre todo lamentablemente sexuales”.

Siendo adolescente y adulta tuvo algunos problemas con su apariencia, no sentía que fuera muy atractiva —aunque lo fue durante toda su vida— y creía que su extraña forma de hablar la diferenciaba, negativamente, de los otros. 

No hay muchos registros de su voz, pero puedes escucharla en esta lectura en voz alta, verás que sí la diferencia de todas las voces, no es común encontrar tal maravilla: 

El amor imposible también caracterizó su historia, entre otras grandes frustraciones: ella jamás logró adaptarse a un trabajo, tuvo carencias económicas y no logró estudiar ni escribir como ella deseaba, aun cuando planeaba proyectos a futuro, siempre llegaba a un punto en que se convencía de no poder lograrlo. En ese momento de su vida vió la enfermedad y el sueño como una escapatoria:

«Lo que necesito es una enfermedad, es reposo, es aislamiento, es dulzura y silencio»

Alejandra Pizarnik

En 1965 —a los 28 años— inició un proceso psiquiátrico, al inicio sus sensaciones al respecto fueron neutrales, pero con el tiempo comenzó a sentir rechazo, frustración y sensación de estancamiento tanto en la vida como en la terapia. Este segundo momento cerró con varios procesos de internado por exceso de consumo de drogas y lo peor, Alejandra Pizarnik fue abandonada por la poesía, las letras ya no fueron refugio. 

Durante sus internamientos en el hospital psiquiátrico El Pirovano, Alejandra Pizarnik tuvo varios intentos suicidas, siempre acompañados de notas en las que su necesidad de afecto y conexión con el otro fueron cada vez más visibles:

“Las palabras son más terribles de lo que sospechaba. Mi necesidad de ternura es una larga caravana. En cuanto al escribir, sé que escribo bien y eso es todo. Pero no me sirve para que me quieran.”

Alejandra Pizarnik

¿Por qué el mundo no supo apreciar a Alejandra Pizarnik?

Alejandra Pizarnik no necesitaba salir del mundo, el mundo era el que no la merecía, no la arropó ni la cuidó como ella lo necesitaba. Desde el exilio de sus padres y su niñez rota, el mundo la fue abandonando hasta dejar que se perdiera en la muerte el 25 de septiembre de 1972. 

El mundo tiene una deuda con ella, no le dió lo que necesitaba para que pudiera sacar de sí la obra que hubiera sido, una hermosa novela. 


1 Escenografías suicidas de Alejandra Pizarnik: hacia la elipsis, Catalina Quesada Gómez, Universität Bern. 

2 Un análisis fenomenológico y narrativo de los «Diarios» de la escritora Alejandra Pizarnik, Dante Durero y Xilenia Carreras, Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, Universidad Autónoma de Barcelona.

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