Al nombran a los máximos exponentes del cine, es imposible no mencionar al cineasta japonés, Akira Kurosawa, claro que, hay otros nombres que resaltan en gremio –Federico Fellini, Alfred Hitochcock, Martín Scorsese–, pero nadie le quita el puesto al maestro legendario japonés, que inspiró a realizadores de todo el mundo.
Akira Kurosawa y su incursión en el cine
Kurosawa vivó influenciado por el cine occidental, consolidó su carrera con cintas que reflejaron sus procesos de inspiración, desde peleas samuráis, sueños quiméricos y cuestionamientos de la verdad, en los que sus narrativas las seleccionó cuidadosamente.
Sus primeros trabajos se marcaron por la época de posguerra y la aspiración a un nacionalismo japonés. Gracias a su hermano mayor Heigo, entró al mundo del séptimo arte. Su primer acercamiento fue como ayudante de dirección en la Photo Chemical Laboratories en 1936; ahí conoció al cineasta Kajiro Yamamoto, quien lo admitió como guionista.
En esos años el cine japonés tenía una inclinación por presentar una idea romantizada de Japón, por lo que, Kurosawa se adentró a crear guiones, que reflejaron la época de su país desde un enfoque tierno, pero diversos de ellos los censuraron por la excesiva exaltación de los valores nacionalistas.
No fue hasta 1943 cuando llegó su primer trabajo de dirección con el filme Sanshiro Sugata. Inspirado en la novela del escritor Tsuneo Tomita. La historia deja ver a un aprendiz del judo, quien es puesto a prueba para formarse; sus escenas muestran un claro acercamiento al cineasta John Ford.
Desde ese momento, destacó su interés por retratar los aprendizajes obtenidos de grandes maestros: una relación maestro-alumno.
Estilo característico en las obras de Akira Kurosawa
En 1944 con la cinta The Most Beautiful, el director decidió impregnar su estilo con planos cortos a partir de la búsqueda por realizar un docudrama. En el filme, la trama se desarrolla en torno a varias mujeres, quienes, a pesar de sus dolencias vividas en la guerra, trabajan en una fábrica.
La mayoría de su filmografía se caracteriza por montajes agiles. Además, se reconoce como pionero en utilizar teleobjetivos, que manejó para colocar la cámara lejos de la acción con lo que logró crear escenas memorables de batallas, un ejemplo de ello, Los Siete Samuráis.
La banda sonora de Kurosawa destacó por ser una parte esencial de sus narrativas; la melodía sumó instrumentos y sonidos relevantes en la construcción de las historias. Sus tres primeros largometrajes, La leyenda del gran judo, La más bella y La nueva leyenda del gran judo contaron con la participación del compositor Seiichi Suzuki, que aportó partituras con aire clásico.
Rashmon, película más reconocida del cineasta
En 1950, el director experimentó un cine totalmente diferente a lo que había realizado con anterioridad. Rashmon, cinta con una narrativa innovadora para sus años; causó una revolución dentro del gremio y se consolidó ganadora del Premio Oscar a Mejor Película Extranjera.
En ella resalta los sentimientos experimentados por sus personajes y explora una estructura de triada: tres espacios, tres temporalidades y tres personajes. Además, invita a la reflexión sobre todas las caras posibles de la verdad.
Rashmon rompe con la creencia de asimilar a todo lo que vemos como un hecho verídico. Kurosawa realizó un proceso de guion sumamente importante para lograr interrogantes con los propios personajes, quienes cuentan la historia desde sus propias perspectivas.
Los últimos años de Kurosawa
El cineasta consiguió retirarse del cine de propaganda y en sus demás trabajos experimentó solamente con la el guion y la perfecta composición fotografía, sin dejar su influencia occidental, con algunas combinaciones de sus orígenes orientales.
El Shakespeare del cine contemporáneo, como lo catalogó el director Steven Spielberg, murió el 6 de septiembre de 1998 a los 88 años de edad. Su legado en la pantalla grande y detrás de su cámara aún inspiran a grandes cineastas, para realizar filmes con su esencia.