Buscar en internet «bioética» nos obliga a leer artículos de páginas de escuelas de medicina y química, seguramente por el vocablo bio, sin embargo, dicha rama de investigación trae consigo estudios filosóficos, sociales, culturales y antropológicos.
La bioética es un esfuerzo por mediar a la ciencia con las humanidades, pues se encarga del estudio ético y moral a partir del cual el ser humano se relaciona con la vida. Su objetivo es evitar las violaciones de los derechos humanos, afectaciones en el cambio climático y respeto al libre albedrío, entre otras problemáticas.
Más allá de crear o implementar nuevas herramientas científicas o soluciones tecnológicas que ayuden a la vida humana, la bioética señala que las ciencias deben de tener como punto de partida el respeto y bienestar en general de la vida misma.
Para entender un poquito mejor el tema y saber a qué va todo esto, podemos enlistar algunos de los temas actuales en los que podemos encontrar la bioética; como la interrupción del embarazo, la eutanasia, el uso de armas químicas y nucleares y el uso de animales para experimentar con ellos. ¿Por qué es necesaria la bioética en estos temas? porque no todo aquello que es científicamente posible, es necesariamente éticamente admisible, es decir, no todo lo que proviene del avance científico trae consigo ventajas a la vida social, sino que termina por afectar o generar un conflicto dentro de la humanidad.
La importancia de dicha rama ética proviene del dilema de lo moral y éticamente correcto, pues es bien sabido que lo «bueno y lo malo» siempre serán tema de discusión, ya que lo que es «bueno» para algunos, no lo es para otros, y viceversa.
Los cuatro principios fundamentales de la bioética
Dejando de lado la moral individual, en 1979 los bioeticistas Tom Beauchamp y James Franklin Childress crean cuatro principios fundamentales de la bioética que ayudan a una mejor aceptación; dichos principios son creados únicamente en lo que, a raíz de lo ético, genera un bienestar social:
La autonomía: capacidad que tiene cualquier persona de deliberar y tomar sus propias decisiones.
La no maleficencia: no hacer daño de ningún tipo: no matar, no provocar dolor o sufrimiento.
La beneficencia: obligación moral de actuar en beneficio de los demás, es decir, “hacer el bien”.
La justicia: igualdad y equidad en la distribución de cargas y beneficios.
Prácticamente, la bioética nace como respuesta ante los conflictos generados por la carrera a velocidad luz que trae consigo el avance de la ciencia y la tecnología, ya que muchos de dichos avances han generado consecuencias trágicas en la historia de la humanidad, por lo que se trata de poner como principio fundamental el bienestar, en cualquier sentido, de cualquier ser vivo. ¿Muy hippie?, quizá sí, pero también resulta muy necesario.
Por Sofía García