Yo tenía una amiga que era muy distraída y le cambiaba el nombre a todo; oía lo que quería un anuncio que decía “salón de fiestas. Reservaciones Al…”, pero ella entendió: “Salón de reventones”, y dijo para sí misma: “La manera de hablar de los jóvenes está cada vez peor”.
Un día, en una fiesta, presentó a sus amigas del Colegio Salesiano, dos señoritas recatadas de cara empolvada con chapetes rojos de ascendencia francesa, como: Le presento a las señoritas Bustillo”, a lo que una de ellas, Gertrudis, replicó molesta: «¡Pechêux, doña Elena, Pechêux, por favor!». Y otro amigo de la familia como : Le presento al señor Moreno, a lo que él, con un poco de mejor sentido del humor, contestó: “Señor Prieto, Elenita no me blanquee, no me blanquee”.