Pequeñuelos, ando de visita en esta nublada ciudad donde muchos amantes de la música están indignados porque les han derribado un ídolo. Los hermanitos Hilary y Piers du Pré acaban de presentar su libro, donde cuentan con pelos y señales la vida de su hermana, la talentosísima violonchelista Jacqueline du Pré, que murió en 1987 a consecuencia de una terrible enfermedad.
Londres, Inglaterra, octubre de 1997
Lo que más le está calando a la gente —y que a mí me interesa por lo jugoso del chisme— es la descripción que hacen los autores del carácter de su hermana: depresiva, egocéntrica, histérica y caprichosa. Por supuesto no se me pasa por alto esa especie de ménage à trois entre las dos hermanas y ¡el marido de una de ellas!
Dejen les explico con más claridad. En el año 1971, Jackie du Pré era una violonchelista reconocida en muchas partes del mundo por el talento y la pasión que imprimía en su arte. Estaba casada con el pianista y director de orquesta Daniel Barenboim. Todo en su vida parecía ir de maravilla hasta que empezó a sentir molestias en sus manos, como que le faltaba movilidad. El diagnóstico fue devastador: la esclerosis múltiple iría paralizando poco a poco su cuerpo hasta llevarla a la muerte.
Claro que Jackie se deprimió terriblemente, así que decidió irse una temporada a casa de su hermana Hilary, quien, viéndola triste y falta de cariño, aceptó que tuviera relaciones sexuales con su esposo Christopher Finzi, a quien de cariño le decían Kiffer.
¿Pero es que estas hermanas se querían tanto que compartían hasta al marido? Muchos opinan que no, piensan que Hilary —que era flautista, pero no tan talentosa como Jackie— siempre le tuvo envidia a su hermana por su genialidad y su éxito, y que la venganza es un plato que se come frío, así que, resentida, esperó hasta que se murió Jacqueline para desacreditarla ante todos y que la otra no se pudiera defender. Maquiavélico, ¿verdad?
Jackie du Pré dio su último concierto en 1973 y murió en 1987, a los 42 años. Tal vez su temperamento era demasiado apasionado y la llevaba a estados de ánimo extremos, pero era también parte de su genialidad y no opaca que haya sido una de las artistas más talentosas de sus tiempos. He dicho y ya está.
Au revoir!