Cuando Joseph Merrick (1862-1890) estaba aún en el vientre de su madre, ésta fue empujada a las patas de un elefante y se llevó tremendo susto. Así se explicaba Merrick su condición cuando ya todos le decían «el Hombre Elefante».
Inglaterra, siglo XIX
A los 15 años, tenía una protuberancia sobre la boca en forma de trompa, la cual pesaba casi un kilogramo.
El resto de su anatomía —a excepción de un brazo y los genitales— estaba deformada. Muchos médicos lo estudiaron en vida y continuaron analizando su cuerpo después de su muerte. Joseph fue diagnosticado con elefantiasis, provocada por la neurofibromatosis, una enfermedad que en la actualidad se conoce como Síndrome de Proteus, el cual padecen muy pocas personas en el mundo.
A los 27 años, Merrick fue encontrado muerto en su cama. Al parecer, el peso de su enorme cabeza provocó que se desnucara. Su vida no fue fácil: sufrió humillaciones, golpizas y soledad; fue exhibido en ferias y circos como el fenómeno que era y, sin embargo, mantuvo su dignidad, además de que afirman que su carácter fue siempre dulce e inocente.