Las abuelitas y la gente de campo lo sabían bien: para un empacho —o sea, una indigestión—, el pan puerco; para el susto, un bolillito que recoja la hiel; y nada de comer pan con agua, porque se generan lombrices. Y nosotros, muy modernos —supuestamente apoyados en la ciencia—, también creemos saber otras tantas «verdades»; pero, ¿qué tan ciertas son las creencias difundidas sobre la comida? Aquí echamos por tierra algunos de los mitos alimentarios más comunes.
Mito: Algunos aceites contienen colesterol y otros no
Ningún aceite contiene colesterol porque éstos, a diferencia de la manteca, son extraídos de vegetales. La margarina, por otro lado, contiene aceites vegetales, hidrogenados también, llamados «ácidos grasos trans», que cuando son consumidos en exceso, tienen efectos tóxicos y nocivos para la salud, pero no contienen colesterol porque también son de origen vegetal. Los aceites aportan 900 calorías cada 100 centímetros cúbicos, por ello es importante medir la cantidad que se utiliza en las comidas; asimismo, se recomienda consumirlos crudos, y tener en casa una botella de aceite de oliva y otra de girasol, soya o maíz para alternarlos y así aprovechar los beneficios de cada aceite.
Mito: Las frutas y los vegetales frescos son más saludables que congelados o enlatados
Esto no es necesariamente cierto: a menudo las frutas y los vegetales frescos son congelados o enlatados apenas después de ser cosechados, por lo que retienen la mayoría de sus nutrientes; sin embargo, sí pueden perder gran parte de sus propiedades nutritivas si pasan mucho tiempo en las tiendas o en el refrigerador, incluso pueden alojar larvas de insectos si no han sido procesados bajo métodos de radiación.
Conoce otros mitos sobre la comida como la relación de las proteínas con la masa muscular y los alimentos que se dice, ayudan a bajar de peso en Algarabía 96, especial de comida.
