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Al comenzar la II Guerra Mundial en 1939, el gobierno británico era consciente de que, puesto que se avecinaban tiempos difíciles, debía dirigirse a su pueblo para lograr su participación y mantener el espíritu en alto.

Al comenzar la ii Guerra Mundial en 1939, el gobierno británico era consciente de que, puesto que se avecinaban tiempos difíciles, debía dirigirse a su pueblo para lograr su participación y mantener el espíritu en alto.
Para tal efecto se ideó una campaña muy austera, pero efectiva, que planeaba difundirse en dos etapas: la primera sería de inmediato, y la segunda, sólo en caso de una gran catástrofe: un bombardeo o la invasión del enemigo. Como sabemos, esta segunda etapa nunca fue necesaria.
Para ningún británico era nuevo aquello de la «economía de guerra», y mucho menos que la participación del pueblo era necesaria para lograr la victoria. Esto inspiró las frases que ostentaba la primera etapa de la campaña que el Ministerio de Información comisionó a un despacho o diseñador que a la fecha es desconocido.

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Se sabe que para la primera etapa se diseñaron dos carteles, y sólo uno para la segunda, y a pesar de que ésta quedaría reservada para una contingencia, se imprimieron dos y medio millones de piezas de cada uno. Dichos carteles debían ser sencillos, atractivos y emblemáticos, entregar su mensaje claramente, y ser tan memorables que ninguna acción del enemigo pudiera diluir su contenido. Para lograr un estilo consistente en las dos etapas de la campaña, se usaría una tipografía legible y elegante y, como única imagen, la corona del rey Jorge vi.
La producción se realizó en los talleres de His Majesty’s Stationery Office y, con la finalidad de reducir el costo, se utilizó un papel muy barato y se imprimió a una sola tinta. Al final, el resultado fue un trío de carteles visualmente poderosos, atractivos y atemporales —cualidades que, según Massimo Vignelli,1 son propias de todo «buen diseño».
La primera etapa de la campaña consistía en los carteles verdes y azules que fueron distribuidos por todos los rincones de la Gran Bretaña durante el mes de septiembre de 1939, y se colocaron en ventanas, quioscos, muros, estaciones, postes, transporte público y cuanta superficie estuviese a la vista de la población. El cartel rojo de la segunda fase quedó almacenado, en espera de un caso de emergencia.


A pesar de que Inglaterra sufrió constantes bombardeos durante cinco años, el Ministerio de Información nunca consideró necesario difundir la última etapa de la campaña. Así que, al término de la guerra, los carteles fueron destruidos; todos, excepto unas contadas piezas que habían servido como pruebas de impresión.
Conoce cómo fue descubierta esta antigua y olvidada campaña, ahora de moda, en Algarabía 94: Londres historia & vanguardia.


1 Diseñador italiano, creador la identidad de American Airlines, United Colors of Benetton, y la señalización del Metro de Nueva York.

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