Éste es el nombre que recibe un supuesto fenómeno, hecho público por primera vez en 1995, que revela las «sincronías» entre el álbum The dark side of th moon (1973), de Pink Floyd, y el filme el mago de oz(1939), de Victor Fleming.
Quienes sostienen la existencia de estas sincronías afirman que, si se reproduce dicho álbum a partir del tercer rugido del león de la MGM de los créditos de la película, se observarán coincidencias entre el ritmo, las letras, el cambio temático de las canciones y los sucesos de la película.
Aunque cada uno de los miembros de la legendaria banda de rock inglesa ha negado haber basado o inspirado su música en películas —aducen, por ejemplo, que en aquellos días era casi imposible reproducir una película dentro de un estudio de grabación—, a lo largo del tiempo han surgido nuevos «hallazgos» de coincidencias de sus álbumes o canciones: por ejemplo, entre el álbum Ummagumma(1969), y la película Gigi (1958) —una supuesta «pista» es que la banda sonora de Gigi aparece en la portada del Ummagumma—; lo mismo en la última secuencia de 2001: odisea del espacio (1968) —para la cual, por cierto, el director Stanley Kubrick invitó a los ingleses a componer la banda sonora— y la composición de 23 minutos «Echoes», contenida en el álbum Meddle (1972).
A la más reciente de estas sincronías se le ha llamado «Another Brick in the wall-e», y afirma que dicha producción de Pixar de 2008 empata perfectamente con el álbum conceptual The Wall (1979).