Este pensador mexicano dotó a la nación de un sistema educativo y un marco cultural novedosos en las circunstancias revolucionarias que se suscitaban, llamado José Vasconcelos. Sus logros y esfuerzos le dieron reconocimiento como el «Maestro de la juventud», por su pensamiento unificador de Hispanoamérica en una gran patria.
José María Albino Vasconcelos Calderón impulsó el proyecto político y de educación que buscaba cambiar el rumbo de México durante una etapa de incipiente urbanización e industrialización del país, pues tenía como objetivo combatir la ignorancia como un mal derivado de un sistema educativo desorganizado y deficiente.
Vasconcelos era originario de Oaxaca, nació el 27 de febrero de 1882, Su padre fue agente aduanal, por lo que vivió poco tiempo en su ciudad natal, durante un tiempo vivió en Coahuila y posteriormente viajó por diversas ciudades del país.
Pertenecía a una familia de clase media, así que tuvo la oportunidad de asistir a varias escuelas durante su peregrinar. Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria —que era baluarte del positivismo— en la Ciudad de México y después en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en donde se graduó como abogado en 1905.
Desde temprana edad, Vasconcelos definió sus ideales; era discípulo de Justo Sierra y, aunque trabajó un tiempo al servicio del gobierno de Porfirio Díaz, también se integró al grupo «Ateneo de la Juventud», una asociación de personajes ilustres que buscaban erradicar la concepción que se tenía sobre la cultura, para convertirla en esencia de la educación y el desarrollo del país. Desde ese momento se declaró contra la dictadura que vivía sus últimos días, y se comprometió con el movimiento insurgente de Francisco I. Madero.
Al finalizar el movimiento maderista con el fusilamiento de su representante a un costado del Palacio de Lecumberri, Vasconcelos figuró como representante de este proyecto revolucionario en Washington y Londres. Tras el triunfo de la rebelión derivada del Plan de Agua Prieta, fue nombrado Rector de la Universidad Nacional de México en 1920, lo cual le permitió organizar y dar coherencia a la educación en sus distintos niveles, así como bosquejar la estructura de lo que sería su próximo proyecto al frente de la Secretaría de Educación Pública.
El educador de un país
Si bien José Vasconcelos fue incluido a la esfera política a partir de que se involucrara en la arena pública contra la dictadura de Díaz, ya desde antes había desarrollado su carrera filosófica con ensayos y reflexiones que elaboró a partir de lecturas embriagantes de las obras de Nietzsche y Schopenhauer.
Su aporte a la educación del país también contempla sus numerosos textos creados mientras se desempeñaba como Ministro de Educación entre 1920 y 1924, mientras Álvaro Obregón ocupaba la presidencia.
Vasconcelos organizó la Secretaría a su mando en tres departamentos: Escolar, de Bellas Artes, y de Bibliotecas y Archivos. También impulsó la educación popular, creó bibliotecas, agotó un amplio programa de publicaciones y ofreció los espacios de la dependencia para entusiasmar el trabajo trascendental de los muralistas, con el fin de simbolizar allí la ley de los tres estados: el material, intelectual y estético —una síntesis de lo que él postula como la «Raza Cósmica»—.
«Vasconcelos personificaba entonces las aspiraciones educativas de la Revolución: reunía condiciones excepcionales para inaugurar esa era de verdadero y grandioso renacimiento espiritual de México»
Daniel Cosío Villegas.
En 1924, luego de renunciar a su cargo en la sep, contendió por la gubernatura del estado de Oaxaca, pero fue derrotado y decidió exiliarse en Europa. Cuatro años más tarde regresó a México para continuar con su carrera política y buscar la presidencia de México por el Partido Nacional Antireeleccionista. Luego de perder en esa contienda —muchos aseguraban que existió fraude electoral— proclamó una rebelión armada en 1929 que no tuvo éxito.
Gracias a su entramado filosófico y político que lo llevaron a una postura nacionalista, impulsó la enseñanza directa de parte de los que saben algo a favor de los que no saben nada, para encaminar la transformación social hacia el aumentó en la capacidad productiva e intelectual de hombres libres.