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Se dice, se debe decir

Un asunto del que no se debe dudar en insistir es el de la no acentuación de monosílabos.

Entre «demasiado» y «mucho» hay un mar de diferencia. Se puede decir que uno «comió demasiado» cuando arrepentido, luego de un atascón descomunal, el estómago reclama y la conciencia reconoce que, dados los dolorosísimos síntomas por el rechazo de semejantes cantidades de alimento, hubiera sido muy razonable no haber tragado tanto ni haber abusado con tal inconsciencia de la salsa picante.

Pero si se «come mucho», no existe exceso en la acción, ni tampoco se implica esa saludable y en ocasiones hasta vital necesidad de interrumpir la acción de comer antes de lo acostumbrado. Es decir, «comer mucho» no implica, necesariamente, una indigestión; «comer demasiado, sí.»

De tal forma que si algún ser querido le dice: «te amo demasiado», aunque sus intenciones sean realmente buenas, en verdad está expresando un exceso en su sentir; es decir, una pesadez o indigestión del corazón, que lo colocan al borde de un colapso digestivo o, más exactamente, de aceptación sentimental. Así, «amar demasiado», lejos de halagar al destinatario, lo insulta y degrada, y se podría parafrasear como: «para lo que eres, ya te quiero bastante», pues la solución al exceso de sentimiento, como al exceso de alimentos, suele ser el desecho o eliminación, en parte o por completo, de aquello que causa el malestar, aun antes de poder ser digerido.

  • Existe un problema de expresión muy común que se relaciona con carencias más bien matemáticas. Y es que saber contar, por lo visto, no es facultad de todos. Se puede pedir una vez que te hagan un favor; si la persona aludida no te entiende o, incluso, se niega, puedes volver a pedírselo o repetir tu solicitud, pero nunca «volver a repetir», pues esta frase encierra en verdad una necia insistencia insana que denota o bien debilidad, o bien graves problemas de cálculo.
  • Un asunto del que no se debe dudar en insistir es el de la no acentuación de monosílabos. Si Juan las dió, no debe llevar acento, por más que le haya costado trabajo. Si fuí yo o fué a , menos.

    y Diós no llevan acento, por más fe en Dios que se tenga.

Las únicas excepciones a estas reglas son las palabras monosílabas con acento diacrítico.


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