Todo ser humano, en algún momento de su vida, percibe sonidos provenientes del interior de uno de sus oídos, de ambos o de la cabeza en general. Éstos tienen un nombre médico: tinnitus —del latín, que significa «ruido metálico, tintineo»— y, aunque solemos llamarles zumbidos, en realidad varían en su forma, por lo que pueden ser silbidos, susurros, chirridos, siseos, rugidos, gorjeos y otros, como el ruido del mar, de una bocina o de un timbre.
Se cree que un zumbido ocurre cuando las áreas del cerebro que se involucran en la audición aumentan su actividad de manera espontánea, lo cual se asocia con casi todos los desórdenes del sistema auditivo.
El tinnitus puede ser fugaz, intermitente o continuo, pero muchas veces llega a afectar la calidad de vida de quien lo padece. Puede deberse a enfermedades diversas o ser tan sólo el reflejo de alguna irregularidad en cualquier punto del aparato auditivo, desde el conducto auditivo externo hasta el cerebro, pues no es una enfermedad en sí, sino el síntoma de otra.
Aunque muchos los hemos sufrido alguna vez, cuando los zumbidos se vuelven constantes pasan de ser algo no problemático a una cuestión en la que hay que poner especial atención. Es importante considerar que la forma más común de tinnitus proviene de los daños al oído interno causados por la exposición a volúmenes altos.
Otras causas incluyen el uso cotidiano de medicamentos como la aspirina, la quinina y los antibióticos aminoglucósidos, así como la quimioterapia para el cáncer y otros agentes ototóxicos,1 como las infecciones y las lesiones en la cabeza.
Además, algunos estudios de imagenología muestran un aumento de actividad en el sistema límbico —asociado con el proceso de las emociones— en los cerebros de quienes sufren de tinnitus, lo que muchas veces deriva en trastornos emocionales, depresión e insomnio, que son resultado del estrés generado por la incapacidad de oír claramente.
“Si el zumbido es agudo, se produjo en el oído interno, pero si es grave, surgió del oído medio o externo“.
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1 Que tienen un efecto tóxico en el órgano del equilibrio o la audición, en el oído interno o en el nervio vestibulococlear. N. del E.
Minerva Ancholdo es locutora y maestra de ceremonias profesional, por lo que, desde hace varios años, acude cotidianamente con un foniatra terapeuta del lenguaje que le ayuda a modular sus tonos de voz y que le ha explicado, generosamente, a qué se deben sus ahora esporádicos —gracias a él— tinnitus.
