En los últimos años hemos escuchado mucho hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, TDAH, un tema muy sonado en las escuelas hoy día y que en ciertas partes de la población ha causado curiosidad, mientras que en otras es motivo de incomodidad o escepticismo. Pero ¿qué es realmente el TDAH?, ¿existe?, ¿todos los que en algún momento hemos sido distraídos lo tenemos?
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El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico congénito que se caracteriza por tres síntomas nucleares, inatención, hiperactividad e impulsividad. La atención es una función mental que involucra una serie de procesos en diferentes partes del cerebro. Selecciona datos filtrando estímulos irrelevantes, inhibe distractores, procesa información, nos permite planificar, comprender y aprender, manejar la memoria a corto y largo plazo, desarrollar autocontrol, tolerancia a la frustración y controlar nuestras emociones. Pero ¿cuándo pudimos darnos cuenta de que existía este trastorno?
Un trastorno con síntomas similares al hoy llamado TDAH apareció por primera vez en la American Psychiatric Association ―APA― en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ―DSM― en 1968. Pero durante la época de los 70s, la investigación académica y médica comenzó a enfocarse en los síntomas de inatención del TDAH como comportamiento. Las Doctoras Virginia Douglas y Susan Campbell determinaron que la falta de atención, de soñar despierto y la falta de concentración estaban relacionados con la impulsividad verbal, física y cognitiva, para el año 1980 en la versión del DSM se incluye al TDAH en dos formas, con y sin hiperactividad.
Para finales de este mismo año, la APA cambia el nombre de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad a TDAH definiéndolo en tres tipos: predominantemente inatento, hiperactivo-impulsivo y combinado, siendo hoy en día de acuerdo con la Asociación Médica Americana ―AMA― el trastorno de la conducta más ampliamente investigado.
Pon atención
Sin embargo, no todas las personas distraídas padecen TDAH, pues al ser un trastorno es una alteración de la conducta que se presenta de manera permanente y que de acuerdo con cada persona que la padece puede manifestarse de diferentes maneras. Existen 3 tipos de atención, la que nos permite elegir la información importante de la que no lo es ―atención selectiva―, la que nos permite mantenernos atentos por un tiempo razonable o prolongado ―atención sostenida― y la que nos permite dividir la conciencia para realizar varias tareas a la vez ―atención dividida.
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Ahora bien, las personas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad no tienen problemas para poner atención a los estímulos, sino para sostenerla durante un periodo largo de tiempo ya que la desvían con mucha facilidad y rapidez a cosas que les resultas de mayor interés o son más estimulantes para el cerebro.
Durante la niñez
Como el TDAH se manifiesta a través de la conducta, es posible con frecuencia dudar de su existencia o confundir sus síntomas, pues el comportamiento de los niños varía de acuerdo con la edad, los estímulos, el estado de ánimo, el nivel de estrés, la interacción social, factores relacionados al desarrollo y otros agentes que no dan indicadores tan precisos para su diagnóstico. De tal modo que éste debe realizarlo el especialista por un período de tiempo que comprenda 6 meses como mínimo durante los cuales el paciente presentó estas características de manera constante, en lugares y momentos distintos.
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El diagnóstico puede darse en cualquier etapa de la vida, sin embargo, es más frecuente cuando la demanda escolar aumenta entre los 8 y 12 años de edad. En los bebés por ejemplo existen algunos indicadores como la falta de sueño, poco o excesivo apetito, mucha inquietud que aumenta con la edad, los bebés con TDAH tienen accidentes con frecuencia y se vuelve indispensable cuidarlos todo el tiempo. Al llegar a la edad escolar son mucho más inquietos que sus compañeros, brincan de una actividad a otra, no concluyen sus tareas, se muestran desordenados con sus pertenencias, las pierden con frecuencia y pueden ser impulsivos al hablar, es decir, dicen cosas sin pensarlas, del mismo modo en que pueden ser impulsivos con sus movimientos.
Ya de grande
¿Y qué pasa en la edad adulta? Al ser un trastorno, éste no desaparecerá con el tiempo, pero sí se presentará de diferente manera que en la infancia. La inatención persistirá y la hiperactividad en la mayoría de los casos disminuye; pero del mismo modo que en los niños, para su diagnóstico se requiere tiempo y precisión de un especialista. Muchos adultos tienen Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad sin saberlo y presentan síntomas de inatención como dificultad para concluir sus tareas, desorganización en sus pertenencias y actividades, aparentes olvidos frecuentes, retrasos al entregar sus trabajos y distracciones constantes que les hacen perder mucho tiempo durante el día.
Los adultos con TDAH tienen comúnmente más accidentes automovilísticos o son propensos a adquirir adicciones a la comida, el café, alcohol o uso de drogas. Uno de los aspectos más preocupantes en los adultos con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es la impulsividad ya que vuelve más complicadas las relaciones sociales y de pareja en muchas de las ocasiones.
El lado positivo
Las personas con TDAH sin importar la edad que tengan desarrollan mentes brillantes, es frecuente encontrar niños diagnosticados y con excelentes calificaciones académicas, son tenaces y observadores, del mismo modo que magníficos artistas gracias al desarrollo de la sensibilidad sensorial y emocional con la que cuentan. Existen grandes figuras que han canalizado la hiperactividad en el deporte como Michael Phelps o Michael Jordan, así como Albert Einstein o Leonardo da Vinci en la ciencia y el arte. Si bien el TDAH existe gracias a la falta de dopamina y noradrenalina, dos neurotransmisores esenciales para poner en función a la capacidad de atención, el cerebro permite que algunas habilidades se desarrollen a plenitud compensando de alguna manera a la vida de quien lo porta.
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Tendríamos que decir que durante la infancia un niño correctamente diagnosticado y atendido será un adulto con competencias necesarias para continuar su vida de una manera más tranquila y podríamos suponer que quienes nunca supieron que lo tienen han encontrado algunas herramientas en otras capacidades.
Es por eso que, al manifestarse a través de la conducta, las personas en general no pueden determinar si las reacciones del niño o adulto se deben a cuestiones de mala educación, falta de límites o a un trastorno como el TDAH. Cabe destacar que existen conductas que no están relacionadas a este trastorno como las faltas de respeto, los golpes, el uso de groserías o palabras altisonantes, el robo, las mentiras, etc. Por el contrario, las personas con TDAH funcionan mejor cuando están en un ambiente con límites claros debido a que esto les permite desenvolverse con seguridad y tranquilidad, su capacidad de atención se centrará por más tiempo y estimulará su tenacidad.
De este modo, podemos entender que al Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es tan necesario comprenderlo como a las familias que lo viven cada día.