«Mente sana en cuerpo sano», ¿alguna vez has escuchado esta frase? Originalmente del latín, «Mens sana in corpore sano», es una cita proveniente de la Sátira X escrita por el poeta romano Décimo Junio Juvenal. El significado de esta oración está relacionado con la búsqueda de un equilibrio entre la mente y el cuerpo, con la finalidad de encontrar el deseado bienestar.
Digamos que es importante alimentar ambos, uno se nutre del otro, de nosotros depende qué tan bien queramos estar físicamente y qué tan brillantes deseemos que sean nuestros pensamientos.
Es muy importante no dejar de lado ninguno de los dos, y para convencerte, aquí te mostramos a grandes pensadores que, además de aportar importantes descubrimientos, disfrutaban ejercitarse, ya que… Las actividades físicas estimulan regiones sensoriales del cerebro que mejoran la fluidez de las ideas.
Charles Darwin (1809 – 1882)
El científico autor de El Origen de las Especies, solía salir a caminar todas las mañanas a las afueras de su hogar en Kent, Inglaterra, acompañado de su perro, porque consideraba que eso le ayudaba a tener la mente fresca. ¿Aún crees que sacar a pasear a tu perro sólo beneficia a tu amigo de cuatro patas?
Marie Curie (1867 – 1934)
Pionera en el campo de la radioactividad y ganadora de dos premios Nobel —uno en Física, junto con su marido Pierre en 1903, y otro individual de Química en 1911— tenía otra pasión además de la ciencia: el ciclismo. Se dice que ella y su esposo utilizaron el dinero que uno de sus primos les dio como regalo de bodas para comprarse unas bicicletas. Era tanto su amor por estar sobre dos ruedas, que siempre que podían, las usaban como medio de transporte, incluso emprendieron viajes en el interior de Francia.
Alan Turing (1912 – 1954)
Considerado como uno de los precursores de la informática moderna, visionario de la inteligencia artificial, creador de la máquina de Turing —que realizaba operaciones y tareas programadas— y desencriptador del Código Enigma, usado para la comunicación nazi, era un amante británico de las ciencias que también disfrutaba mucho realizar una de las pruebas más retadoras del atletismo: el maratón. Era tan bueno en este deporte, que estuvo a punto de participar en los Juegos Olímpicos de 1948. Para Turing, el atletismo era una vía de escape a la presión a la que se veía sometido en su trabajo, pues lo consideraba un medio que beneficiaba a su mente aclarando sus ideas.
Santiago Ramón y Cajal (1852 – 1934)
El premio Nobel de Medicina en 1906 fue un fanático del culturismo. Todo comenzó cuando en su juventud, el español perdió unas «vencidas» con un amigo, estímulo suficiente para decidir ganar músculo. Así comenzó a ejercitarse en un gimnasio en donde los entrenamientos rindieron frutos exitosamente, ya que pronto su cuerpo se volvió corpulento, definido y con una excelente condición física. En sus propias palabras: «Era ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de 112 centímetros y, al andar, mostraba esa inelegancia y contoneo rítmico característico del Hércules de Feria». Sin duda una mente brillante con un cuerpo musculoso, fuerte y sano. ¡No más «vencidas» perdidas!
Albert Einstein (1879 – 1955)
Uno de los científicos más importantes en la historia y de los más conocidos por sus notables investigaciones, tenía como pasatiempo caminar. Para Einstein, ir y volver a pie desde su casa a la Universidad de Princeton, EE.UU, era una actividad sagrada. En total recorría 5 kilómetros que le permitían despejar su mente. Al igual que Darwin, caminar le permitía sentirse fresco y es que esta actividad mejora la memoria, estimula la creatividad y ayuda en la resolución de problemas.
Estos son sólo algunos de los grandes personajes que sabían que, para tener una mente sana, también es importante cuidar el cuerpo. Desde caminar hasta ejercitarse profesionalmente, cualquier rutina de ejercicio es buena para que las ideas fluyan mejor, así que incrementa tu creatividad y actívate.
Sigue ejercitando tu mente con Algarabía:
