Algunos de estos libros perdidos fueron citados por notables personajes del pasado, mientras que otros son más un mito que una realidad. La mayoría de ellos fueron devorados por el fuego, destruidos tras un asedio u olvidados por siglos; sin embargo, alguna vez llegaron a ser parte esencial del conocimiento del Mundo Antiguo.
Margites (ca. siglo VII a. C.), Homero
Era una parodia de la Odisea que trataba sobre un hombre llamado Margites, quien, en palabras de Platón: «Sabía muchas cosas, pero todas las sabía mal». Aunque todavía se cuestiona si Homero fue una persona o un pueblo entero el que escribió los poemas épicos la Odisea y la Ilíada, se cree que además fue autor de Margites.
Obras perdidas (siglo V a. C.), Sófocles
La mayoría de sus obras fueron tragedias, aunque también escribió el tratado Sobre el coro. De sus 130 obras, sólo se conservan siete, mismo número de obras que sobreviven de Esquilo, quien escribió más de ochenta.
Segunda parte de la Poética ( siglo IV a. C.), Aristóteles
La Poética de Aristóteles —fundamental para el desarrollo de la civilización occidental— es un trabajo centrado en la estética y hace un profundo análisis de la tragedia. Aunque algunos creen que el Tractatus Coislinianus resume las ideas del segundo libro de Aristóteles, no hay suficiente evidencia que sustente esa teoría.
Sobre hacer esferas ( siglo III a. C.), Arquímedes
El mecanismo de Anticitera fue una computadora analógica que se montaba en los barcos de la antigüedad y permitía predecir las posiciones de los astros con increíble exactitud para su época. Se cree que las bases para crear este artefacto, adelantado por más de mil años a su época, las escribió Arquímedes en este manuscrito que se perdió cuando fue asesinado durante el asedio de Siracusa.
Cardenio (ca. 1613), William Shakespeare y John Fletcher
Basada en un personaje que aparece en los primeros capítulos de Don Quijote de la Mancha, esta obra teatral habría cambiado el curso de la literatura comparativa, sin embargo, sólo existe mención de dos representaciones por la compañía teatral King’s Men, a la que ambos autores pertenecían.