El oído es un órgano del cuerpo humano muy sensible y avanzado. Su función es transmitir los sonidos al cerebro a través de sus distintas partes: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Por tanto, su tarea principal es detectar, transmitir y convertir los sonidos en impulsos eléctricos.
Para tener una buena audición se deben tener algunos cuidados, así como detectar los principales factores que puedan causar pérdida auditiva. Algunos de éstos son:
– Tráfico constante
– Escuchar música con alto volumen
– Vivir cerca de aeropuertos
– Diabetes e hipertensión
Estos problemas de audición han estado presente desde tiempos muy antiguos, sin embargo, se ha trabajado con diferentes tipos de audífonos, a lo largo de la historia, para poder solucionar este problema.
A finales del siglo XIX los audífonos consistían en un micrófono independiente, un amplificador, molestos auriculares y una gran batería que sólo duraba un par de horas. El dispositivo funcionaba mejor colocado encima de una mesa, por lo que su uso era pesado y complicado.
Más tarde, en 1902, los audífonos se diseñaron algo más ligeros; el amplificador y las baterías debían colgarse alrededor del cuello y el micrófono se tenía que llevar en la mano. Otro inconveniente era que el tamaño del micrófono iba variando según la gravedad de la pérdida auditiva del paciente. Así, una persona con pérdida profunda se veía obligada a llevar un gran micrófono con ella, lo que resultaba incómodo.
La gran revolución en el diseño de audífonos llegó en 1947, año en el que se inventó el transistor y se pudieron sustituir las válvulas por aparatos mejores y más pequeños. Esta nueva familia de dispositivos, que al principio se tenían que transportar, fue evolucionando hasta modelos más pequeños que iban colocados directamente encima o detrás del oído.
Fue a partir de la década de los 60 donde aparecieron los primeros audífonos situados en el interior del canal auditivo. Poco a poco, los audífonos fueron sometiéndose a procesos de mejora, hasta llegar a modelos parecidos a los que conocemos actualmente.
Algunas curiosidades del oído:
-El oído interno tiene conexión directa con el cerebro, así que si se daña el oído, se pueden perder facultades como el equilibrio.
-El oído medio está conectado a la garganta con un tubo llamado trompa de Eustaquio. Este tubo es el responsable de equilibrar la presión del cuerpo y la presión atmosférica. Así que si comes algo frío, probablemente pierdas la voz durante un momento.
–La primera causa de pérdida de audición es la exposición a sonidos excesivamente fuertes —la audición puede dañarse de forma permanente incluso después de un sólo incidente de exposición o ruido muy alto—.
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