¡Qué maravilla poder tener a la mano un impreso, chiquito, larguito, liviano, en el que poder leer amable, amena y vistosamente sobre muchos temas! ¡Qué maravilla de revista! ¡Qué maravilla de temas! Y lo digo en serio, porque «¿quién alaba a los burros de Alonso?, pues Alonso». Y como yo hago Algarabía y la leo y me gusta mucho, pues les vengo a hablar de las maravillitas que trae este número 153.
Tan variadito con la portada de la Mujer Maravilla, que es el epítome de la mujer que, de por sí, es maravillosa.
Pero hablamos también de las cómodas pantuflas —que no pantunflas—; del maravilloso expresionismo en el arte europeo, de Albert Camus como periodista, de Espartaco, de Kipling, del gran iluminado Giordano Bruno, y como si esto fuera poco, nos maravillamos también con el Motín del Bounty: con las exóticas costumbres alimenticias de ciertas culturas; con los datos sobre la migración en México y uno de los mitos más comunes de los migrantes en los ee.uu.; con la Isla Ellis, esa aduana del sueño americano; con el vuelvo en «v» de las aves; con el tamaño de las lenguas del mundo y con el Actors Studio.
Además nos adentramos en los maravillosos ecosistemas del planeta de la mano del buen Arturo Gallegos, nuestro científico de banqueta; en el devenir y la razón por la cual existen hijos de puta; en el canto del signo de don Alí Chumacero; en los dramáticos números de los refugiados en el mundo; en la horrorífica y aceda tortura del escafismo, y en un extracto de nuestro ya longseller: Diccionario de insultos, que nos enseña a insultar con propiedad.
Aquí está, y como diría mi tía Victoria: «¿digan si no nos quedó maravillosa?».
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