Muchos son los nombres que vienen a la mente cuando se piensa en los rockeros con las anécdotas de locuras más memorables sobre el escenario. Sin embargo, sólo hay uno cuyo nivel de irreverencia lo llevó a ser arrestado sobre la tarima durante un show: Jim Morrison.
I’m not talking about no revolution!
I’m not talking about no demonstration!
I’m talking about gettin’ out in the streets!
I’m talking about having some fun!
1 de marzo de 1969, Miami, Florida. Aquellas fueron algunas de las palabras con las que el «Rey Lagarto» enardecería una presentación que, por sus desmanes ⎯obscenidades, exhibicionismo y todo tipo de «faltas a la moral norteamericana»⎯ sería una de las más recordadas hasta nuestros días.
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El accidente. Son memorables también los accidentes sobre el escenario que, originados por decisiones poco meditadas dejaron cicatrices de todo tipo a sus protagonistas. Un buen ejemplo de aquellos que se recuerdan más por lo cómico que por lo trágico ocurrió en 1992, cuando Krist Novoselic decidiera lanzar su bajo al aire sólo para que la gravedad terminara devolviéndolo… a su cara.
But remember: guitar players are a dime a dozen.
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El sacrificio. A finales de los años 60, Pete Townshend ⎯guitarrista de The Who⎯ dejó boquiabiertos a público y medios al convertir en ritual la destrucción de sus guitarras eléctricas al final de cada show ⎯hoy es sabido que la primera vez que lo hizo fue por accidente.
Jimmy Hendrix es, sin embargo, el principal representante cuando de este tipo de «sacrificios» se trata.
The time I burned my guitar it was like a sacrifice.
You sacrifice the things you love… and I love my guitar.
Tocó la guitarra con los dientes, sobre su espalda; hizo malabares con ella, y terminó por destruirla para convertir este ritual en un clásico del rock y en su sello personal.
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El error. A Ozzy le lanzaron al escenario un murciélago, y él, pensando que era de plástico, le arrancó la cabeza con los dientes.
20 de enero de 1982. Por la terrible confusión, Ozzy Osborne tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital para ser vacunado contra la rabia y confirmar que el haber mordido al desafortunado murciélago no tuviera consecuencias mayores a las inevitables náuseas.
I got rabies shots for biting the head off a bat but that’s ok…
the bat had to get «Ozzy shots».