Tanto el plato como el término que lo designa tienen un origen prehispánico. Cabe mencionar que los pozoles han llevado algo más que cabeza, pata y cola de cerdo: a Moctezuma le servían un pozolli con el muslo de un joven guerrero enemigo —recién capturado y sacrificado, por supuesto—. Y cocinarlo, apenas hace unos lustros, era todo un reto.
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