Llamé a una amiga para pactar un encuentro. Una vez al teléfono, mientras compartía la ilusión de mi futura compra, noté cierto desencanto en la voz de Martha. Estaba ausente, tal vez molesta…
Terminé la plática y luego de refundirle en la oreja un fuerte «¿qué te pasa?», me dijo: «Es que no se dice “quiero unos zapatos café”, sino “quiero unos zapatos cafés”».
Aquella no era la ocasión para explicar el rollo de la concordancia, pues lo que menos quería era ir sola a comprar mis zapatos; pero ahora sí, un capítulo dedicado a Martha, y para todos, algunas reglitas referidas a la concordancia entre los adjetivos y los sustantivos que denotan la idea de color.
1. Lo primero que hay que apuntar es que la idea de color no sólo puede expresarse a través de adjetivos, que originaria y exclusivamente indican tal idea, sino también por medio de sustantivos:
2. Si la idea de color se expresa con adjetivos, éstos siempre concuerdan con el sustantivo:
3. El adjetivo de color no se pluraliza si aparece modificado por un matiz de ese color:
Aquí las tonalidades de los colores —como marino y carmesí— mantienen invariable al adjetivo.
4. Si la idea de color se expresa por medio de un sustantivo, éste conserva su categoría y no concuerda con el sustantivo, ya que se trata de una contracción.
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