«Serán seis dos veces tres, por muy mal que hagas las sumas» así enunció una perogrullada el autor del Siglo de Oro español, Francisco de Quevedo, que por muy talentoso, no deja de ser una obviedad.
Pocas veces una palabra se jacta de tener un inventor, pero en este caso Francisco de Quevedo tiene adjudicada la invención de «perogrullada» en su libro Los sueños de 1622. La palabra refiere desde hace siglos a una expresión indudable, simple y obvia que provoca un: –¡No!, ¿me lo juras?–de quien la escucha.
Entre dichos y hechos
La palabra viene del refrán «Verdad de perogrullo», más popular en España que en México, pero que trascendió modestamente a nuestro país en algunos periódicos para definir frases hechas por ciertos políticos elocuentes.
«Verdad de perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño»
El refrán apareció en la literatura castellana mucho antes que los escritos de Quevedo. Algunos autores creen que proviene de un personaje literario llamado Pero Grullo, que aparece en el relato Profecía, de 1460, escrito por un autor cuyo seudónimo es «El Evangelista».
En la historia, Pero Grullo aporta la siguiente manifestación de sabiduría:
«El primero día de enero que vendrá será primero día del año, que todo el mundo no lo estorbará, si con tiempo no se remedia. Este día amanecerá al alba.
Vendrá una niebla tan grande y tan oscura que cubrirá el cielo, y no habrá hombre, por ciego que sea, que vea las estrellas á medio día.»
El profeta Pero Grullo
Doscientos años después el personaje de Pero Grullo ya era bastante. Incluso en la segunda parte de la obra cúspide de la literatura española, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra, lo refiere como un profeta que decía «verdades que de puro claras era necedad el afirmarlas»1 Cervantes y Saavedra, Miguel de, El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Aguado, 1839, versión digital en Google Books, p. 36.
Tiempo después Francisco de Quevedo retomó a este sabio personaje en su «Visita de los chistes», de la obra ya referida Los sueños, donde Pero Grullo se presenta como un gran profeta y enuncia las siguientes perogrulladas:
«Volárase con las plumas,
andarase con los pies;
serán seis, dos veces tres,
por muy mal que hagas las suma.»
Sin embargo, hay quien defiende a Pero Grullo. José María Iribarren en El Porqué de los dichos explica que perogrullo proviene de «gorullo», que significa uno del montón. Define a las perogrulladas no como verdades obvias sino afirmaciones posiblemente dichas por todos, es decir, del montón.
Las perogrulladas son ejemplo de los regalos que muchas veces nos da el lenguaje. Esas frases tan obvias que resultan graciosas, producto de una mente despistada. Los paralelismos en nuestro país pueden ser los pleonasmos, expresiones redundantes que nos provocan una carcajada.
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