Haydeé Mercedes Sosa –que en un principio iba a ser Marta—nació un 9 de julio de 1935 en San Miguel de Tucumán, Argentina. Desde muy pequeña cantaba todo el tiempo en su cuarto, en la regadera, en la cocina, en la escuela…
Justo cuando cumplió 15 años, la maestra que impartía la ultima clase del día faltó y Mercedes, junto con sus amigas, aprovecharon para ir a la estación de radio de su ciudad: lv12. Curiosamente en ese momento se estaba llevando a cabo un certamen para cantantes que desearan demostrar su talento, así que sus amigas la convencieron de que lo intentara, pero como no debía hacerlo porque sabía que su padre se enfadaría mucho con ella, se registró con el nombre de Gladys Osorio.
«Vengo a recibir el mejor premio, el aplauso del público.»
El concurso finalizó en cuanto ella terminó de cantar «Triste estoy» de Margarita Palacios. La virtud en su voz la llevó a ganar el concurso y hasta consiguió un contrato para que cantara los domingos. Una tarde, en esa actividad voluntaria por cantar donde fuera, su padre la escuchó y averiguó que su hija había ganado aquél certamen por su prodigiosa voz; él no se molestó por ello, sino porque se había cambiado el nombre por temor a que él la reprendiera. A partir de ese momento Mercedes recibió todo el apoyo y consentimiento de su padre para que ella comenzara formalmente su carrera como cantante.
Ambientes hostiles
En 1957 tuvo que emigrar a Mendoza debido a su matrimonio con el también músico Oscar Matus. «La Negra» siempre se distinguió por enaltecer la música folklórica de su pueblo, de su país. A principios de los años 60 decidió formar parte del Movimiento del Nuevo Cancionero, junto a Armando Tejada Gómez, Manuel Oscar Matus y Tito Francia, el cual tendrá el objetivo de resaltar la vida cotidiana de cada argentino.
Más tarde su esposo fundó su propio sello discográfico, debutando con el disco de Mercedes: Canciones con fundamento (1965). Fue difícil promocionar su trabajo y hacerlo llegar a todo el país, pero lo logró gracias a Jorge Cafrune y su participación en Festival Nacional de Folklore de Cosquín. En ese mismo año Matus la abandonó con su hijo Fabián, y eso le significó un fuerte golpe emocional a Sosa, pero eso no la detuvo.
Los años siguientes le supusieron un gran éxito a su carrera ya que grabó disco tras disco, llegando a conquistar a varios países de Europa y a Estados Unidos. Sin embargo, hacia finales de esa década empezaron los problemas de censura en la radio, y muchas de sus canciones sufrieron de estas acciones empleadas por la dictadura militar de ese entonces en Argentina.
«La Negra» se rebeló manteniendo su labor de expresión sin temor, superando épocas violentas y difíciles.
Mercedes Sosa mantuvo la esencia composiciones sin ser ajena a la situación que vivía su país, ante esta situación lanzó álbumes como: Homenaje a Violeta Parra (1971), Hasta la victoria (1972) y Traigo un pueblo en mi voz (1973).
Sin embargo, todo se complicó aun más con otro golpe militar al gobierno de María Estela Martínez de Perón. Antes este hecho el régimen político fue severo y se prohibió escuchar las canciones de «La Negra», e incluso le prohibieron que cantara, mas en ella no surtió efecto la amenaza y continuó con su labor musical.
En 1979 la rebeldía que abanderaba tuvo una pausa temporal, pues el hostigamiento y las intimidaciones por parte de las autoridades la obligaron al exilio. La anécdota cuenta que la detuvieron ese año en la ciudad de La Plata, junto con todo el público que había asistido a verla cantar, por lo que optó por irse a vivir a París, para un año más tarde radicar en Madrid.
Cuando la dictadura comenzaba a ver su fin –al adentrarse en la Guerra de las Malvinas—Sosa regresó en 1982 para dar una larga cadena de conciertos en el Teatro Opera de Buenos Aires, en donde ganó muchos seguidores jóvenes.
Es importante decir que Sosa siempre dio voz a otros cantantes, poetas y artistas, tanto argentinos como latinoamericanos, en varias de sus composiciones.
Mercedes –o «La Marta», como era conocida en su casa—fue parte de la euforia que se vivió en 1984 y 1985, cuando terminó la dura época dictatorial y los argentinos recuperaban la democracia. Ante este hecho, Sosa dio a conocer dos trabajos relevantes en su carrera: ¿Será posible el sur? y Corazón americano, en los cuales logra combinar ritmos folklóricos con bellos cantos latinoamericanos.
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En 1991, por ejemplo, volvió a presentarse en un estadio abierto –luego de diez años sin hacerlo— y se acompañó de grandes del momento, como Fito Páez, Julia Zenko, Nito Mestre, Piero, Celeste Carballo, los Illya Kuryaki, León Gieco, Charly García, entre otros. A principios de 1992 –en el Salón Dorado del Honorable Concejo Deliberante— fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; y más tarde recibió Disco de Platino por el álbum Gestos de amor (1995).
«El ser humano está lleno de prejuicios y preconceptos, y la falta de libertad no sólo se siente en la libertad colectiva, sino en la libertad mental de cada persona».
Los años pasaron y ella seguía produciendo, presentándose y recorriendo el mundo con su música que enaltecía las costumbres y tradiciones de todo el país argentino.
Iniciando año 2009 ya presentaba algunos problemas de salud pero ella seguía como si nada terminando un material titulado Cantora –el cual fue merecedor de un Grammy Latino—. El 4 de octubre de ese año falleció esta artista, que si bien comenzó su carrera con un nombre falso, terminó convirtiéndose en la cantora que dio voz a Latinoamérica.