«El cuentachiles de tu novio no quiso cooperar», este tipo de frases, con la palabra cuentachiles, es común en nuestro país; y es que esta fusión de verbo y sustantivo resulta en un complemento coloquial muy utilizado en México para nombrar esos seres que escatiman todo lo que deben dar.
Un cuentachiles es lo mismo que cicatero, mezquino, tacaño, ruin, miserable o, como lo diría mi tía Chole: «Es bien codo». El Diccionario de mejicanismos nos explica que este detestable adjetivo se refiere a un «cominero, refitolero», es decir, «al hombre que se entremete en las menudencias de su casa que son propias de mujeres» —en Cuba, un cuentachiles es mejor conocido como cazuelero—.
O sea que, además, se mete con las decisiones que seguramente ya tomó su esposa, su hija, su hermana, su madre o su abuela. Y, por si fuera poco, también es conocido como chismoso. ¡No es posible! Esta clase de individuo es de lo peor.
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