También conocidos como «derviches giróvagos», se les llama así a los hombres que practican las danzas mevlevíes —de mevlana, ‘nuestro maestro’—, en las cuales bailan y giran sobre su propio eje —simbolizan el «baile de los planetas»— a distintos ritmos; se trata de una ceremonia en la que, por medio de un trance extático, se representa una experiencia de fe que los ayuda a llegar a la inspiración y al encuentro con lo divino.
Historia
Los derviches forman parte de los musulmanes religiosos llamados sufíes —por sufismo, una de las denominaciones de los temas místicos del Islam—, y su fundador fue el guía espiritual y poeta persa Jalal al-Din Muhammad Rumi.
De manera general y para entender mejor cómo ven la vida, tomaremos prestada una analogía que la compara con una rueda de bicicleta: la parte exterior representa las normas que rigen la conducta moral y religiosa —la sharia—; los radios son los caminos que llevan hacia Alá —las tarikats—; y el centro es donde se encuentra la Verdad o Realidad —el Haqq—, es decir, donde está Alá en el corazón de cada ser humano.
Además de la música y la danza, otra manera en que los sulfíes buscan llegar a la unión mística con Alá es por medio de los cuentos.
Un, dos, tres, cuatro
El ritual giróvago comenzó a practicarse después del siglo XIII, pero a partir de 1925, cuando Turquía ya se había vuelto una república laica independiente, se prohibieron las cofradías de los derviches. No fue sino hasta finales de 1953 que se pudo llegar a un acuerdo para que se recuperara la danza mevleví, pero sólo se consiguió que se representara como una atracción turística.
Durante la ceremonia, los derviches danzan y repiten todas las formas del nombre de Alá. Especialmente se usa la frase «la illa ha illa ‘Ilah», cuya pronunciación y cadencia ayudan a alcanzar el estado místico que se busca.
Como en todo ritual, existen varias reglas a seguir; por ejemplo, los sufíes iniciados deben buscar a un sheij —un maestro—. Encontrarlo y ser aceptado por él es considerado un gran regalo y también implica una enorme responsabilidad. La relación entre el sheij y el discípulo se considera uno de los lazos más sagrados en el sufismo.
Cada 17 de diciembre —aniversario de la muerte de al-Rumi— se hacen giras internacionales de derviches y, aunque el sentido de esta danza haya cambiado mucho con los años, se cree que aún existen órdenes de derviches que, de manera secreta, siguen la tradición original.
Video de la UNESCO sobre la tradición mevleví:
Derviches en Estambul: