Zepelín Hindenburg

Luego de dos días y medio de viaje, el zepelín alemán LZ 129 Hindenburg por fin llegaba a América. Era el 6 de mayo de 1937 y docenas de personas y periodistas se aglomeraban en la Estación Aérea de Lakehurst, Nueva Jersey, ee.uu., para recibir a los pasajeros procedentes de Europa.

La maniobra de atranque del zepelín no era sencilla, pues la tripulación debía arrojar cuerdas a tierra para que un grupo de trabajadores las atara a un mástil de amarre. Justo después de lanzar las cuerdas, a las 7:25 am, se observó una pequeña llamarada en la popa. En cuestión de segundos el fuego envolvió la parte trasera del dirigible y lo consumió por completo.
El fuego consumió el zepelín en 34 segundos. Fallecieron 36 personas.
La aeronave partió de Frankfurt, Alemania, el 3 de mayo de 1937. Al mando del capitán Max Pruss, el dirigible ya había realizado 10 viajes de Europa a ee.uu., en 1936, transportando un total de 1 002 pasajeros. El 3 de mayo fue su primer viaje del año, con un total de 97 personas a bordo.

Construido en 1935 por la empresa alemana Luftschiffbau Zepelín, era el zepelín más grande y lujoso de su época. Medía 245 metros de largo, más que tres Boeing 747 juntos, y 41 metros de diámetro, y una altura de 16 pisos.
El zepelín parecía un buen medio de transporte para cruzar el océano Atlántico. En un principio se diseñó para funcionar con helio; sin embargo, ee.uu. controlaba el mercado de este gas y los germanos tuvieron que usar hidrógeno, que es inflamable.

El dirigible alcanzaba una velocidad de hasta 130 km por hora. Cruzaba el Atlántico en dos días y medio —los barcos tardaban una semana—.
No se sabe a ciencia cierta qué causó el fuego. En su momento surgieron muchas teorías, que van desde un trueno que causó un chispazo cerca, hasta una conspiración para sabotear este medio de transporte. En últimas fechas se habla de una válvula defectuosa que dejó escapar un poco de gas, el cual ardió con la estática provocada por la tormenta que en ese momento había.
Este video fue tomado el día de la tragedia